II

55 2 2
                                    

7:15 pm. Jane estaba sola fuera del centro de autoacceso. Estaba oscureciendo, y es que eso del cambio de horario no ayudaba e nada. Por alguna extraña razón el guardia de seguridad no recorrió la escuela ese día. Bajó y recorrió la escuela.
No había nadie. Se dispuso a salir de la escuela cuando la llamaron.

          -¿Ya te vas?- se dio la vuelta para verlo
          -Es que no vi a nadie y...- La interrumpió
          -¿Llevas mucho tiempo esperando?
          -No... Es decir, un poco
          -Ven- dio una vista alrededor de la escuela y  la encaminó al salón citado anteriormente
          -Pasale- dijo abriendo la puerta con sus llaves
          -Perdón pero... ¿No dijo que habría más gente aquí?
          -Yo no dije eso- protestó en forma de excusa
          -Bueno, yo creí que...
          -Ah tu creíste- interrumpió para sacar de su mochila una de sus listas
          -¿5° BTAP?
          -Si
          -Apellido
          -Keys
          -¿Jane?
          -Si...
          -Saca tu cuaderno por favor

Y eso hizo. Tomó su cuaderno y saco una pluma para escribir conforme a las instrucciones del maestro.
Pero pasaron 10 minutos ¡Y NADA! Solo andaba caminando de un lugar a otro sin hablar, hasta que miro su mano y al parecer le dio curiosidad la venda que Jane andaba.

           -¿Que te paso?
           -Quebre un plato y me corte- El profesor tomo la mano de Jane y comenzó a examinarla, retiró la venda y fijo la mirada en la herida
           -¿Te duele?
           -AHHHHHH!!- Grito Jane con dolor cuando su maestro presionó la herida. Este de inmediato la soltó y la chica cubrió su mano.

El profesor la miró haciendo una mueca de susto
           -Chillona- exclamó -¿Así eres de llorona siempre?
           -Maestro ya no hay nadie, puede dejar sus chistes para cuando quiera ponerme en ridículo frente a la clase, además, creí que estaba aquí por mis calificaciones- Jane se levantó de su asiento y comenzó a guardar sus cosas dentro de la mochila que llevaba. Sin esperarlo sintió algo tras ella.
Su maestro estaba acariciando su cabello. Un escalofrío la recorrió.
La abrazó por detrás de golpe y susurró en su oído -Creí que yo te gustaba.

Jane sentía que el aire le faltaba, sentía a su maestro respirar en su oído y estuvo a punto de desvanecerse. Fue girada bruscamente por el mayor y quedo mirándolo.
 
             -Niega que me amas- No podía, Jane sentía la enorme necesidad de juntar sus labios con los de el hombre. Se acercó, tal vez por su credulidad no quiso detenerse, hasta que cayó en conciencia de lo que estaba pasando. Pobre Jane.
             -No podemos hacer esto
             -¿Por que? No hay nadie aquí, estamos solos
             -Aun soy menor de edad, y usted es...
             -¿Viejo?- interrumpió y comenzó a reír -Aceptalo, estas enamorada de mi- se acercó de tal manera en la que no permitió a la chica hablar.

Sus labios se fundían en un inesperado y prohibido beso, lento, suave como el pétalo de una rosa, que pronto paso a tornarse salvaje.
El hombre aprisiono la mejilla izquierda de Jane con su mano, y se mantuvieron así unos segundos hasta que el mayor tomo las piernas de Jane e hizo que ella se abrazara de el con ellas. Con la chica entre sus brazos, se dirigió hasta la sala de lectura, donde dos sofás esperaban a que su acto ilegal se consumara.

Recostó a la chica sobre uno de los sofás, mientras se desprendía de su camisa de manga corta dejando al descubierto su abdomen bien trabajado. Se quitó el cinto y procedió a despojar a la menor de sus ropas.

Le sacó la blusa, el pantalón, y paró cuando le quitó el brasier. Jane tenía miedo, más sus deseos le impedían protestar.

Aun con su pantalón puesto, Jane podía ver su ereccion
              -No seas tímida- Jane lo miró -Anda, juega si quieres
Jane puso una de sus manos sobre el erecto pene del hombre con quien suponía perdería su virginidad, y por alguna razón, sus impulsos la llevaron a posar su otra mano en el borde de sus pantalones y bajarlos. Sin darse cuenta bajo también su ropa interior y sus ojos se abrieron como platos.
             -¿Que tanto miras?
             -Es muy grande
             -No te callas nada verdad?
             -Usted mismo lo dijo... Me gusta
             -No me hables de usted Jane, dime Ernesto.
   
El hombre bajo las bragas de Jane lentamente haciéndole cosquillas con sus caricias, en ese momento Jane se sintió morir.
El maestro comenzó a frotar sus dedos contra la entrada de Jane.
             -Estas tan estrecha- La pobre chica estaba tan complacida que no pudo evitar gemir por lo bajo. Introdujo uno de sus dedos y comenzó a jugar con ella.
              -Usted es tan sucio
              -Te gusta- introdujo un segundo dedo, Jane comenzó a moverse, dándole a entender al hombre frente a ella que quería mas
              -Ya estas muy mojada

Se posicionó sobre la chica aprisionandola con su cuerpo, comenzó a besarle el cuello y la chica acariciaba su espalda. El mayor llevo una mano hasta uno de sus senos y comenzó a ejercer presión cual niño jugando con su juguete favorito. Pero Jane no se sentía así. Su conciencia sabia que debía parar y que eso estaba mal, más sin embargo sus deseos eran incontrolables.

La chica que ahora parecía más una marioneta siendo manipulada por un hombre experto en esa arte, gimió al sentir la electa hombría del profesor rosar contra su entrada.

El hombre tomo las piernas de la joven y las abrió para acomodarlas y proseguir a frotar su miembro contra la mojada y excitada entrada de Jane, quien a su vez miraba al mayor con deseo y lujuria, el hombre se percató de la expresión de la chica y lentamente introdujo su pene en ella.

Comenzó por la glande, y después se adentro más. Jane hizo una expresion de dolor, en cambio el hombre de 37 años disfrutaba la sensación que le propina a el acto. Se quedo un momento adentro para no lastimarla, y después de unos minutos comenzó a mover la cadera sacando y metiendo su dura ereccion lentamente. La chica gemia bajo a los actos de su profesor.

             -Sigue, sigue gimiendo Jane. Gime para mi, solo para mi

La chica comenzaba a subir el volumen, su exitado maestro la embestía cada vez con más fuerza, despertando todos sus sentidos.
Se acariciaban, se besaban y se miraban con deseo.
 
             -Eres tan tierna- y es que la pobre chica lo estaba disfrutando demasiado -Te ves tan inocente así, sometida como la niña que eres... Eres mía Jane, dilo- Demandó el profesor, jadeando por sus movimientos bruscos
              -So-soy... Soy... Tuya- la chica cegada por el placer pudo articular finalmente
              -A partir de ahora tienes prohibido mirar, pensar o hablar con otro hombre que no sea yo, por que yo soy tu dueño... ¿Me entendiste?
              -Si- la chica cerro los ojos y su maestro prosiguió con sus asuntos.
Y así pasaron los minutos, los dos tenían sus miradas puestas en el contrario.

El profesor Ernesto tomo las caderas de Jane, haciendo chocar sus partes cada vez más fuerte y rápido.

La pobre chica comenzó a gritar... Estaba a punto de llegar al orgasmo tan anhelado por el profesor.
Y así fue, con el gran miembro del profesor dentro de ella, Jane se corrió.

El hombre beso sus labios y la chica gimió lo más alto que pudo, llenando de placer los oídos del hombre.
Éste siguió embistiendola por unos segundos, para después salir de ella y dejar salir todo su Semen sobre su estómago.

Ambos tenían la respiración agitada, el hombre se levanto del sofá y se retiró, cosa que a Jane le sorprendió y la hizo exaltarse, pero recuperó la tranquilidad al ver como su maestro regresaba con un paquete de toallas húmedas.
Y la limpio con delicadeza, pasando sus manos lentamente por los lugares donde ya había retirado su Semen.

La vistió de nuevo, como si fuera la más querida de sus hijas, después el se colocó sus ropas mientras Jane lo miraba con una expresión de estúpida. Si, realmente debía estar loca para estar así de enamorada de su profesor.

******************************************

          -Es aquí- menciono la joven para que el hombre estacionara su auto frente a su casa -Gracias por traerme
          -De nada- la chica se acercó y beso los labios del hombre -Si alguna vez llegas a mirar, pensar o a hablarle a otro hombre, te juro que te vas a arrepentir.

Mi lienzo exquisitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora