-Hasme el amor
Y esas fueron las últimas palabras que la chica pronunció en ese momento. Y fue como si las hiciera pasar por un conjuro mágico que invitaba a la lluvia a aparecer.
El hombre beso los labios de la chica.-Aquí no Keys, alguien podría vernos... O escucharnos- la chica miro a su alrededor y luego volvió la vista hacia su profesor, quien de inmediato captó el mensaje
-Tienes razón, no hay nadie. Pero tendríamos más comodidad en una cama que en el asiento traseroLa chica lo abrazo de nuevo para volver a abrir los labios. Esta vez se abrazo a su torso
-A donde quieras yo voy
-Te ves muy tierna así- la chica levantó la mirada y dejando de lado la incomodidad del auto recargo la cabeza en sus piernas
-Keys, levántate, vas a lastimartePero no se movía. Noto el bulto en sus pantalones y se ruborizo, el maestro comenzó a conducir.
La chica posicionó una de sus manos sobre el bulto del maestro, masajeandolo suavemente. Sintió una sacudida brusca, y es que el maestro ya estaba muy excitado como para estar en sus cinco sentidos al conducir-Maldita sea Keys nos vas a matar
La chica se detuvo. Se enderezó finalmente y así transcurrió todo el camino.
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No estaban muy lejos del departamento del maestro, y afortunadamente llegaron en pocos minutos. Pero la lluvia no paraba de caer y cada vez era más la fuerza del agua contra la tierra
-No podemos salir así Ernesto- La chica frotaba sus manos contra sus brazos abrazándose debido al frío que llenaba su cuerpo de dolor
-Solo tenemos que cruzar la calle KeysLa joven miro hacia una ventana, tratando de divisar la distancia que tendrían que recorrer
-Hagamoslo- dijo aun con duda
-En cuanto te abra la puerta corremos a la entrada ¿entendiste?- ordenó
-Bien
El maestro salio del auto y rodeó lo más rápido que pudo hasta llegar al otro lado, abrió la puerta del asiento del copiloto y Jane casi sale disparada. Pero sintió como el hombre la detuvo y la giró
-Ven Keys
-Tengo mucho frío- dijo empapandose con la lluvia
-Ven conmigo- el maestro la acercó a el y en el acto, las intimidades de los dos chocaron levemente, provocando un roce que hizo a Jane soltar un gemido suave.
El hombre besó los labios de la chica, hundiendo sus manos en los glúteos de ella
-Ernesto... P-porfavor- dijo Jane tiritando, su nariz comenzó a ponerse roja y su cuerpo ya estaba temblando
-Vamos adentro- Ernesto tomo a la chica entre sus brazos y la cargo hasta su departamento.
Una vez adentro la recostó en un sofá y corrió a buscar una toalla. Comenzó a secar su cuerpo, con un poco de brusquedad por no saber como tratar a alguien enfermo... Y frágil
La chica se quejaba de vez en cuando a causa del poco cuidado de su maestro
-Te lastimo ¿Cierto?
-Dime cuando no lo has hecho ya- respondió fragilmente Jane. El hombre la miró, Jane tenía miedo de hacerlo enojar de nuevo, y en un acto brusco se abalanzó hacia el y lo beso.
-El hecho de que seas débil no quiere decir que no vaya a follarte.
Tomó a la chica entre sus brazos nuevamente y la llevo hasta la cama.
La recostó con delicadeza por su estado, y la despojó de todas sus prendas bruscamente. Cuando la chica trato de quitarle la camisa, el la detuvo.
-No Keys, hoy vas a ser mi muñeca de trapo- ¿Pero como se atrevió a decirle eso si la chica siempre fue su muñeca? Jane no dejaba de temblar por el frío -Va a pasar Keys yo te mantendré calienteSubió hacia la chica, teniendo cuidado de no lastimarla. Acarició su rostro y noto un color rosado en sus mejillas. Se quitó la ropa. Quedo hincado frente a ella. Desnudo, mirándola.
La mirada de la chica lo recorrió con ternura, y a la vez con deseo.
El maestro abrazo de nuevo a Jane y la sentó en la orilla de la cama. La destendio, jalando el edredón para cubrir a la chica con el, la acostó nuevamente en la cama y se posicionó a su lado.
Jane volvió a abrazarlo, escondiendo su cabeza en el cuello del maestro para dejar unos besos húmedos que provocaron una erección más grande en el miembro del mayor.
-Jane... Keys, no hagas eso cariño
-¿Por que no?- pregunto la chica inocente
-Por que provocas esto- El hombre tomo la mano de Jane y la condujo hasta su pene. La chica mordió su labio inferior y el maestro en un movimiento rápido colocó a Jane debajo de el.
-Eres tan dulce Jane...