Day3

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demon hunter apprentice!Jean and robot!Marco are newlyweds. Marco is kissing a frog to break a spell.

Después de su lección diaria, Jean volvía a casa. La práctica le había dejado un notable rasguño en su hombro izquierdo, el cual quedaba al aire por el corte en la tela. La sangre ya estaba seca, y nunca le preocupó la herida. Eran señales de que estaba luchando.

Cuando estuvo delante de la casa, sonrió. Abrió las puertas mientras una llama de alegría se le contagiaba. ¿Tal vez era por su hogar...? ¿O por la persona con la que lo compartía?

—¿Marco...? —susurró más para sí mismo que para otra persona. Sobre todo porque no había visto a nadie aún.

La sonrisa se marcaba en su rostro cada vez más. La casa era de un solo piso, pero en un buen terreno. Las habitaciones eran lo suficiente extensas, al igual que el jardín. Pero estaba vacío. Estaba sin Marco.

—¡Marco! —exclamó al salir al jardín. Los altos árboles parecían una gran valla, separando su hogar del resto. Las flores de colores que a Marco le encanta regar los findes de semana parecían crear formas en el terreno. Y allí, en medio de todo, estando de pie e ignorando la existencia de aquellos bancos, se encontraba Marco.

El chillido del aprendiz pareció asustarle, y algo cayó al suelo. Jean, al acercarse casi corriendo, notó el nerviosismo de Marco. ¿Qué hacía una rana en el jardín?

Cogió su mano. No era como el tacto humano, pero le encantaba. ¿Acaso todos estamos obligados a limitarnos a amar humanos?

La mirada de Marco seguía a la rana.

—¿Pasa algo?

La pregunta del castaño hizo que el robot, único en su forma de sentir, se golpeara a sí mismo.

—¿Los cuentos se pueden cumplir...? —las pecas se le iluminaron, mirando al suelo, tal vez arrepintiéndose por creer en meras historias hechas por humanos.

La mano de Jean apretó más la del pecoso. Se sentó en el banco, y cuando Marco copió su acción, Jean sujetó sus piernas y las colocó encima de él. Ahora Marco estaba sentado entre el banco y Jean, obligándose a mirarlo.

—¿Sabes ese cuento en el que besan a una rana y pasan cosas mágicas...? —miraba inocentemente sus propios gestos al hablar. Jean asintió, llevándose un suspiro de Marco.— Yo... de verdad quería ser humano...

Soltó la mano de Jean para esconder su rostro, pero no sirvió de nada. Le quitaron su escondite improvisado.

—Marco... me casé contigo porque te amo tal y como eres, no necesitas cambiar para nada —los ojos del pecoso parecían sorprendidos—. Si realmente quieres cambiar, que sea por ti, pero debes saber que no hace falta.

Marco no supo cómo responder. Su marido siempre daba la primera impresión de salir a discutir sin problemas, pero tenía un lado demasiado suave.

"Una gran persona."

A pesar de todos sus pensamientos, Marco no pudo articular palabra alguna, y se acercó más a su marido para abrazarlo. Éste lo sujetó y lo atrajo aún más.

Se separaron despacio, se podría decir que con delicadeza, y Jean besó sus labios de forma fugaz.

Entonces Marco lo vio y su tranquilidad se fue.

—¡¿Y esa herida?!

Jeanmarco Month; 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora