Cap 2

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Heechul

Lo primero que pensó Kangin fue relegar la responsabilidad al segundo mayor del grupo. Por supuesto que Heechul debería tener todo controlado, especialmente por ese don de mando que le caracterizaba.

–Muy bien. Como soy el nuevo líder…

–Hasta que Teukie-hyung vuelva – se apresuró a aclarar Kyuhyun, aún no muy convencido, pero Heechul continuó como si nada.

–Como soy el segundo mayor de edad, simplemente lo digo porque, por favor, miren este rostro tan terso ¿Les parece de un hyung de todos ustedes? Ok, no, obviamente. En fin. En qué estaba… ¡Ah, sí! Seré su nuevo líder temporal… ¿Alguna duda?

Después de unos segundos, Ryeowook levantó tímidamente la mano.

–Dime, Wookie.

–Hoy día le toca cocinar a Teukie-hyung, pero él no está…

–Solucionado. El almuerzo lo cocinan Donghae y Hyuk – dijo sin meditarlo dos veces.

–¡¿Por qué nosotros?! – cuestionaron ambos, mientras que KangIn tenía ese mal presentimiento.

–Porque yo lo digo y va a misa – Heechul se levantó del sillón – Avísenme cuándo es la cena. No dejen entrar a Shindong a la cocina porque tengo mucha hambre y no quiero tener que comer mitad de ración por su culpa. ¡Ah! Y lo más importante, Sungmin – dijo señalándolo con el dedo – no quiero un pastel que destile glucosa por cada orificio que pueda tener, así que el postre de hoy se ordenará a la pastelería y … mmm pongan la cuenta a nombre de Siwon. Y si no les creen que son amigos suyos, digan una plegaria por teléfono y asunto resuelto.

KangIn, sintiendo que debía hacer algo, fue directamente donde Heechul, el cual se retocaba frente al espejo de la habitación principal.

–Creo que deberías pensarlo antes de tomar decisiones así – le decía KangIn.

–Hey, sé lo que hago. Por algo soy el encargado – aclaró Heechul, mientras practicaba sus expresiones más coquetas frente al espejo – ¿Crees que se me ve bien el turquesa? Qué rayos. Todo me va bien.

–¡Dios santo! No quiero imaginar lo que vaya a pasar después – exclamó exasperado por el completo desinterés de su compañero por lo que pasaba en la casa, excepto por todo lo que incluía verse a sí mismo.

Cuando KangIn y Heechul salieron del cuarto para ver cómo iba todo, la puerta de la cocina estaba cerrada. Lo que hacían DongHae y EunHyuk ahí dentro seguía siendo un misterio, mientras que Hangeng estaba cruzado de brazos en la sala, temiendo por el futuro de su cocina. Por otra parte, Sungmin se la había pasado discutiendo con Yesung sobre el tipo de postre que pedirían, y ya llevaban media hora en el mismo debate.


–Si vas a pedir eso, mejor pídeles que te manden un kilo de harina sin preparar – le respondió el rosadito.


–Hey, disculpa por no querer incluir diabetes entre las posibles muertes de mi futuro no muy lejano – le respondió Yesung con todo su sarcasmo.


–Qué tal si… – Ryeowook trató de ponerle fin a la discusión, pero nadie le escuchó.

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