Parte 4 Hey Lucky, necesito hablar

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Como toda persona tengo días buenos y días malos. Me considero bastante estable así que mayormente son días buenos. Inevitablemente llega algún momento de todos esos días en los que sin razón estoy de bajón y sin ganas de nada. No se puede evitar, no busco evitarlo, es normal y necesario. En días así suelo aislarme o por el contrario buscar alguna conversación que me aparte de la realidad. Hoy he tenido uno de esos días así que he salido a que me de un poco el aire, a ver si el sol o el viento me despertaban, a ver si el ruido me despistaba, a ver si la gente me causaba algún interés. Para mi desgracia nada de eso pasaba hasta que me senté en un banco y al cabo de un rato apareció Lucky por allí. Nos conocemos de toda la vida así que no hicieron falta palabras para que se diera cuenta de que no estaba de buen humor. Se sentó a mi lado y no dijo nada, echó la cabeza hacia atrás y se quedó mirando al cielo. Entonces Lucky se me hizo mas humano y sentí que podría hablarle tranquilamente de todo porque el seguramente también habría pasado por eso.

+Lucky, tengo uno de esos días malos en los que la buena gana no despierta contigo, ¿tu también tienes días así?
-Gente como tu y yo solemos tenerlos. Pensamos mucho y nos esforzamos en darle forma a los pensamientos y a veces la forma que toman nos atormenta y persigue. No todos nuestros pensamientos van a abrir alguna puerta o van a tener un feliz desenlace.
+Ya veo, ¿acaso no es eso triste? Hacemos el trabajo de pensar y desmontar las cosas en pensamientos para entenderlas y hacer que otros las entiendan también, y no es suficiente con que a veces esas personas no nos entiendan si no que a veces esos pensamientos nos van a atormentar.
-No me parece triste, es nuestro trabajo, yo disfruto pensando, quizá no es el final que esperabas pero ha sido un tiempo que ha tenido valor y utilidad.
+Dime Lucky, ¿crees en el amor?
-Es una pregunta difícil. ¿Cómo puedo decirte si creo en algo que no he experimentado? Todas las cosas en las que pienso se basan en algo ya sean datos, experiencias, ideas... Pero el amor es distinto, es indescriptible y diferente para cada ser. Si el amor que yo experimento es diferente al de todos los demás ¿cómo voy a enterarme de si estoy enamorado?
+Entiendo tu punto de vista...
-¿Acaso es esto por amor? O mas bien dicho desamor.
+No, es la ausencia de algo lo que me incomoda. Siento vacío. Un vacío que no puedo llenar pero que sé que al día siguiente desparecerá igual. Un vacío sin nombre que no sabe lo que quiere. Es una sensación muy molesta querer algo y no saber qué es.
-Hmmm, ya veo, pero entonces ¿por qué amor? Es una de las sensaciones más complejas y difíciles, no es algo fácil de manejar.
+Porque, al igual que tú, no he experimentado el amor. He sentido miedo, angustia, ansiedad, soledad, tristeza y muchas cosas negativas y por otro lado he estado eufórico, impaciente, feliz, alegre y rebosante de energía. He pasado por el miedo y por la valentía y por un montón de emociones que no pensé que llegaría a sentir. Pero el amor... El amor dicen que no sabes si te hará bien o mal y que aunque la primera vez te haga bien la segunda puede hacerte mal. Es imprevisible y por eso creo que podría llenarme.
-Oh pero te equivocas. Aún estando enamorado hay días de bajón, días sin ganas, días en los que necesitamos soledad y pensar. Días en los que ni la persona que más queremos nos puede hacer sentir bien.

Encendí un cigarro y exhalé una nube de humo que puso fin a esa conversación. No habíamos llegado a nada pero esa era la cuestión, había que entender que a veces no se puede hacer nada, hay que resignarse y seguir. Realmente, hablar con él me había hecho sentir bien. Hablar con Lucky era como pensar. Era liberarse y al mismo tiempo saber los limites, era volar sin control pero siguiendo la ruta trazada. Me parece normal que me haya hecho amigo suyo. La cosa es que acabamos la conversación y decidí hacer algo que nunca antes había hecho, le ofrecí un cigarro a Lucky. Me miró, miró mi mano y me sorprendió.

-Ya que estás déjame el mechero también.

No lo podía creer, Lucky estaba fumando. Mi cara debió decirlo todo y Lucky se dio cuenta pero era inevitable, estaba presenciando algo que posiblemente nadie más había visto. No necesitaba explicación porque sabía que Lucky hacia lo que él sentía que quería hacer y aun así empezó a hablar entre calada y calada.

"El problema con la gente...es que juzga. Tú por muy amigo mío que seas tampoco has podido escapar de ello, tras intentar analizar mi conducta has pensado que sería muy inédito que yo fumase pero aquí estamos. Fumar es algo que me da paz y tranquilidad, es un botón de pausa. No puedes disfrutar un cigarro con prisa, tienes que pararte, darle aire, darte aire. Te da un margen de tiempo en el que te separas de todo y puedes pensar libre y tranquilamente, por eso fumo. Que no me veas hacerlo no significa que no lo haga. Fumar no me hace ni mejor ni peor persona, ni hace que mis notas bajen, ni hace que mi rendimiento sea peor, ni me hace más macarra ni nada de eso. Es una decisión que he tomado y con la que voy a seguir." Lucky se despidió de mi con un abrazo y con el cigarro en la boca se alejó siguiendo su camino. Volví a casa y no me había dado cuenta pero era ya de noche, el día había pasado rápido y había recuperado un poco de mi buen ánimo. A las 12:00 de la noche salí al balcón y me encendí un cigarro.
+Necesito pararme a pensar en el día de hoy, este cigarro va por ti Lucky.

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