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El tiempo parecía alterarse muy seguido. Por las noches y la madrugada pasaba tan rápido que no se sentía capaz de dormir si él estaba ahí entre sus brazos. Y durante el día cuando estaba lejos de él, el tiempo parecía tedioso y algo largo, como si pasara lánguidamente, tentando a su paciencia que últimamente parecía desaparecer con facilidad.
¿Así se sentirían todos los que se enamoraban alocadamente? Parecía la primera vez que estaba enamorándose de esa forma.
Su celular moviéndose insistentemente en el bolsillo de su saco le llama la atención. Lo sujeta y ve en el identificador el nombre de Taemin.
- ¿Hola? – contesta aguantándose esa felicidad que sentía cada que él llamaba así de forma inesperada.
Con él todo era inesperado; sus mensajes, sus llamadas, lo que le decía, un besito volador del cual solía informarle para que no se le olvidara recibirlo cuando estaba en el trabajo.
- Min – y esa nueva forma de llamarle estaba volviéndole loco – vuelve.
¿Era normal extrañarlo tanto?
Y acababa de salir de casa. Dejándolo descansando.
Sólo suspira enamorado, porque si, estaba muy enamorado, y estar enamorado lo tenía estúpido.
- Acabo de salir amor, volveré pronto – ruega y él ríe travieso al otro lado de la línea – traeré comida, mucha comida que te gusta.
- Tengo hambre de ti, hyung...
Tres meses de relación y siente que morirá allí mismo. Sus ocurrencias y esa forma algo alocada de ser le traían en un vaivén en el que apenas podía mantener su equilibrio mental. Durante ese tiempo pudo ver que Taemin no era así sólo los primeros días, sino que era así, podría decirse, siempre.
Aunque si había comprobado que no le gustaba el futbol y que menos le acompañaría al estadio a ver algún partido, pero al menos le soportaba las películas de acción y cuando él iba de compras, lo que no sucedía muy seguido, esos días se tornaban en días maratónicos de ir de aquí para allá, de buscar colores inexistentes con modelos que sólo existían en su mente.
Pero al menos podían ver juntos las películas y tener largas charlas de todo y de nada, porque de un tema de futbol podían terminar hablando de música y comida, incluso algo de política de su país. Claro, y también hacían el amor muy seguido.
- Y yo de ti – una risita que escucha y le hace sonreír porque sí.
- Entonces vuelve – ríen otra vez y Taemin ronronea al otro lado de la línea, como sabiendo que así lo atraería más. Como si su perfume no fuera suficiente.
- Lo haré, pero debo pasear primero a kiki y juju.
Ve a los dos chuchos bonitos ir jugueteando como ya acostumbraban esos últimos meses; cuando él solía ir a comprar alimentos el fin de semana, para quedarse entre los brazos de su amor por ambos días. Se abastecían de todo para poder vaguear juntos todo el día; un día de paseo y otro de estar juntos bajo sus sabanas, enredados. Aunque no siempre sucedía de esa forma.
- Están locos – comenta al ver a juju mordisquearle las orejitas a kiki que renegaba, que ese día parecía estar de un humor diferente, porque no devolvía las mordidas como solía hacer. Tenía la mirada diferente y caminaba como si no tuviera muchas ganas.