*
*
*
En medio de la risa que quebraba ese silencio, tuvo que admitir que Lee Taemin le gustaba tanto, hasta que le dijera que lo primero que quiso cuando lo vio fue acostarse con él.
Por lo visto, no fue el único. Y no se sentía ofendido, porque Taemin lo había logrado. Y a él le había gustado tanto.
No era amor, era esa atracción que hizo que pensaran que todo podría cambiar, que sus vidas no eran sólo un momento de costumbre aburrida, que no se trataba de ser alguien más, que no se trataba de lo que se llevaba encima, sino que se trataba de cuando eran sólo los dos; sin nada encima, sin nada más que ofrecerse que a sí mismos.
No fue amor a primera vista, precisamente. Eso estaba claro. Sin embargo, pudieron ver que podría haber algo más allá de esa atracción.
- Pero tú, Minho – Taemin estaba quebrándose – me hiciste creer que era mejor de lo que alguna vez creí que podría ser – baja la mirada y suspira porque no quiere llorar en medio de su confesión – hiciste que me aceptara y amara – hasta ese instante que él lo veía con tanta claridad – por eso me sentí morir cuando supe lo de ella...
- Taemin – y de algo gracioso pasó a ser algo tan serio que Minho apenas respiraba lo necesario.
- Pero tú no me dejaste ir – su mirada brillante anuncia que estaba a nada de soltarse a llorar – y por eso, sólo por eso, preferí aprender lo que se siente al quemarse con tu amor, que no sentir nada...
Porque en aquellos días llenos de desesperación en su interior, en lo más profundo, deseó que Minho estuviese a su lado, a cualquier precio. Debía admitir que estuvo, incluso, dispuesto a ser parte de un engaño y una vida llena de mentiras, sólo por sentirse bien un poco más.
Sin embargo, no fue necesario que pecara por él, que se destruyera por él, porque le demostró que era mucho más importante el estar juntos que vivir una vida aburrida y llena de apariencias, en la que creyeron que no podría haber algo mejor.
Minho lo comprendía, no como quisiera, porque esas últimas palabras eran como un enigma que deseaba Taemin le explicara, pero al ver sus ojos con lágrimas agolpándose, supo que sólo debía sentir su significado y no intentar comprender.
Él tenía esa extraña capacidad de demostrar tanto sus emociones que le envidia, porque quisiera poder llorar de la misma forma. Sólo que Taemin le enseñó, en ese corto periodo de tiempo, que al menos entre sus brazos y con sus caricias podría ser sólo Minho, que podría ser un ser lleno de emociones y poder demostrarlo, aunque no a su nivel.
- Porque tú lo vales... Minho... - y su corazón lo comprendió todo. Sabe a lo que se refiere y eso hace que se enamore mucho más de él. Como si más, todavía, fuera posible. ¿Lo era?
Taemin termina con la distancia y besa suavemente sus labios, como queriendo transmitirle un poco de todo ese amor que empezaba a sentir lo llenaba todo, casi haciéndole explotar. Hasta le hizo llorar de felicidad mientras le besaba.
- Sí – dice entre besos, separándose un poco, mirando sus hermosos ojos grandes, mientras pegaba su frente a la suya.
Sólo quiso algo de calor, algo que le hiciera sentir vivo, algo que se hundiera en su interior recordándole que estaba vivo. Pero resultó ser amor lo que necesitaba.
Resultó ser amor. Y ahora sentía que el sol brillaba en su corazón.
Abren las puertas de esa casa, entran besándose, dispuestos a compartir un poco más de ese amor que se desbordaba en oleadas salvajes de calor y de deseo de sentirse un poco más cerca, hasta confundirse el uno con el otro.