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En su interior estaba seguro que lo de kiki no tenía que ver con ella, pero no le termina de agradar que ella fuera a hablar con su novio. No si podía herirlo de esa manera, no si era él mismo que la había dañado y no Taemin.
- Veo que no tardaste mucho en venir – ella continua sentada y dejando que las dependientas del lugar se encargaran de sus uñas – ¿la perra esa te puso al tanto de todo?
- ¿Qué es lo que quieres? – cuestiona omitiendo esos ridículos insultos, sin importar que hubiera gente, si así le gustaba a ella que le mira sin esa sonrisa que acababa de despintarse.
- Chicas ahora vuelvo.
Y salieron de aquel grande spa donde ella solía pasarse casi todas las mañanas de su vida.
- ¿Y?
Ella estalla con esa estúpida pregunta, porque aún no puede creer que él la haya dejado por otro hombre, por alguien que se asemejaba tanto a ese mejor amigo que tanto protegía todo el tiempo, a ese Kim Kibum que tanta mala espina le daba.
Detestaba ese tipo de gente, de los que su abuelo y su padre tanto hablaban de forma despectiva. Y porque eso no debía ser de esa forma. Así no era la naturaleza, así no estaba dictaminado en su religión ni en la forma en la que fue educada. Porque una cosa era verlos en televisión y otra cosa muy diferente era verlos ahí en la vida real.
Además, no podía ser posible que la dejaran, no si creció en un lugar donde le decían que sus cuentos de hadas siempre se harían realidad, porque para eso trabajaban tanto sus padres, para que tuviera siempre todo lo que quisiera.
- Él no te merece, es hombre, jamás te dará los hijos que tanto quieres – era un tema que sorprende a Minho, porque estando con él, ni siquiera parecía algo relevante. Jamás había pasado por su mente.
- Tú tampoco lo hubieras hecho – era porque ella amaba su figura y su talla cero, amaba que todos esos vestidos de marca internacional le quedaran como si hubieran sido diseñados sólo para ella. Porque, sobre todo, siempre hacía muecas de desagrado cuando veían niños, porque siempre decía que se embarazaría cuando tuviera más de cincuenta y no tuviera nada que perder – no entiendo tu reclamo, ni que tú quisieras hijos, ni que me amaras de verdad.
Ella calló, no supo responder a esa afirmación.
Haber recibido la llamada de Yuri, contándole sobre el anuncio público de la relación de Minho y Taemin, hizo que hiciera maletas y se fuera de su país esa misma noche. Había sido demasiado estúpida como para creer que Minho volvería porque sí, peor aún con sus amenazas.
Porque no le había dado ni una sola razón para que se quedase a su lado. ¿O sí? Y en todo ese tiempo que estuvo fuera de su país no pudo pensar en una sola razón lo suficientemente fuerte como para que Minho estuviera a su lado, ni siquiera pensar en el amor que tenían era suficiente, porque incluso llegó a pensar que ya no tenían nada, justo como Minho lo dijo esa noche de su compromiso suspendido.
Sólo que en ese viaje, su mente viajaba por sus memorias del pasado, cuando lo conoció.
Su padre entraba a su habitación mirándole serio, incluso con algo de molestia, porque a ella no se le antojaba conocer el lugar dónde se tejían sueños y se hacían realidad las fantasías, en imágenes vistosas y con caras que sólo se podrían encontrar en los sueños.