Unos brazos estaban alrededor suyo. Abrió los ojos sorprendido por la calidad de estos, esto ¿realmente estaba pasando?
Dojoon lo había abrazado.
Después de un año lo había hecho.
Un maldito año después.
Hajoon lo empujó sabiendo que si lo dejaba más se lastimaría.
—Lo siento tanto —lloró Dojoon. Sostienendo su mano entre la suya.
—No —dijo Hajoon, dió un paso atrás y dejó que la mano de Dojoon le soltara.
—Perdóname por favor Hajoonnie — caminó a él pero el más bajo continuó alejándose.
—No —volvió a repetir con dolor— es mi culpa, no tienes que hacerlo.
—No es la tuya —tragó saliva— si yo no hubiese…
— Si no me hubiera enamorado.— Comenzó Hajoon limpiando con la manga de su suéter las lágrimas que empapaban sus mejillas.
Dojoon le miró dolido.
Él había causado todo eso.
— No digas eso— lo atrajo a sí, sin importarle que Hajoon intentara empujarlo con la poca fuerza que tenía.— No te culpes— pidió.
— Déjame— le empujó de nuevo— no me toques. Aléjate.
— Hajoonie— pidió con los ojos rojos. Estaba dolido de la manera en la que se estaba comportando.
Hajoon negó tallando su brazo, estaba a punto de salir corriendo a donde fuera que sus pies le llevaran. Tenía miedo, estaba pensando la mejor solución para no hacer el ambiente entre el grupo pesado y roto. No quería causar más problemas, por eso había tomado la decisión de salirse del grupo.
Qué aportaría siguendo allí cuando veía como poco a poco todo en su vida comenzaba a desmoronarse frente a sus ojos.
Y su pilar; Dojoon.
La ayuda que habría sido tener un pilar de apoyo.
El chico le había ayudado siempre, había estado allí cuando su padre se había marchado, cuando tuvo que salir de su casa para ir a la ciudad y ayudar a su madre.
Hajoon se dejó caer de rodillas, el pecho le dolía demasiado, como jamás hubo experimentado. Apretujó su cabeza entre sus manos, sus cabellos caían sobre su frente sus cuerpo comenzó a temblar.
Esto estaba mal.
El castaño se acercó a su amigo y lo atrajo en sus brazos, besó su cabello revuelto con cariño y dejó que se tranquilizara.
Tantas noches había esperado esto, que llegara y le extendiera los brazos para hacerlo sentir bien, que nada estaba mal. Que todo podía mejorar.
Pero nunca pasó.
Jaehyung había sido quien se había preocupado por él, no Dojoon.
— Lo lamento— dijo en un susurro— en verdad lo siento.
Hajoon levantó la mirada, los ojos obscuros de Dojoon le miraron también. Estaban rojos por llorar, sentía las manos tibias del castaño acariciando su espalda, dibujando cosas sin sentido en ellas. Se sentía a gusto, como si estuviese en casa.
— ¿Porque?— preguntó después de interminables segundos— Porque vienes ahora, cuando digo que tengo que irme uh?— sus ojos brillaron con enojo— No me tengas lástima.
— No!— gritó Dojoon— no te tengo lástima— Su pecho dolía, era su culpa que la confianza se hubiese roto. Lo atrajo de nuevo a su pecho llorando a su lado. Tenía tanto tiempo que no estaba entre sus brazos que se odiaba por haberlo rechazado.
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