57. Operación Eris

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— 21 de enero de 2004 —

Entrada 4

Buenas, diario. Aquí estoy otra vez. Y no sé cómo.

Ha pasado medio año desde que empezó esta aventura. Aún no me lo creo. Es como si cualquier día fuese a despertarme en verano, preparándome para ir a La Sauceda con mis amigos. Cuando vi ayer el cartel de la fiesta del Año Nuevo chino que se va a celebrar allí, lo pensé.

¿Y si todo es un sueño? Pero no. Todo es muy real. La intranquilidad es real, las batallas, el cansancio, el desgaste, todo esto es muy real.

Han pasado dos semanas desde que volvimos a clase, y me siento como si tuviera 60 años. Me encuentro con Ángela y me habla de la serie nueva que han puesto, o del examen del tema 6 que tenemos el viernes, y en mi cabeza estoy pensando cómo convencer a los Digimon espíritus de la naturaleza de que seguir a Goupemon no es buena idea. Cómo hacer ver a los dragones y los marinos que el odio que se tienen el uno al otro no es más que una farsa creada por un solo ser.

Y lo más raro de todo, es que ni me doy cuenta. Lo llevo con normalidad, estoy acostumbrada. Desde luego lo pasé mucho peor en las vacaciones, no hay color. Estoy aprendiendo a organizarme y viendo muchos errores que he cometido en el pasado. Me siento más fuerte, pero también más cansada.

Todos estamos cansados. Las notas de Lucas han caído al vacío por completo, y creo que sé por qué. No sabemos nada de Dianamon desde su visita al castillo. Deberíamos estar contentos porque Goupemon no ha enviado ni un solo ataque al mundo real desde que destruimos Discordia, pero no.

En estos días hemos estado luchando en el mundo digital... en varias partes... en todas hay guerras. El mundo digital entero es un completo caos. El equipo me pide que le dé direcciones, y no sé qué decirles. Se nos va de las manos, y para colmo la puerta digital está completamente cerrada fuera de nuestra península. Concretamente, las puertas más activas están aquí en Sanlúcar, en Finisterre y... de nuevo, en La Sauceda. O eso dice Martim.

Por más que lo intentamos, no podemos contactar con otros niños elegidos del mundo, imagino que gracias a Blightmon. Es raro, porque últimamente ya no siento que nadie me vigile. Esa sensación en mi habitación... ya no está.

El bueno de Pablo ahora nos ayuda a controlar el tema de los Digimon perdidos que llegan a nuestro mundo, sí, pero no quiere que Sofía venga con nosotros, y ella no quiere que Monmon venga si no es con ella. Sinceramente, no sé de qué bando ponerme... es verdad que ella es muy pequeña, pero para algo nos tiene a todos nosotros, y a él, y cuantos más seamos mejor. ¿No?

Al menos Nagamon ha pasado a la acción. Está haciéndolo genial tratando de mover "todo el tema de sanidad" en la Isla File. ¿Sabéis que casi todos los digihuevos que nacen ahora son de SkullCupimon? ¿Y sabéis que cada vez hay menos Digimon andando por las ciudades de la isla? Sí, seguro que eso no es motivo para alarmarse. Para nada. Y Nagamon no está haciendo esto para ocupar su mente y no pensar en el pasado, claro que no.

Me gustaría haber conocido el mundo digital cuando era pacífico. Conozco a muchos Digimon maravillosos que merecen algo mejor. Y lo tienen es esto. Un mundo apagado, que ya no se siente igual.

Es sólo entrar a visitarlo, y notas que algo no es lo mismo. Hay algo... maligno. Algo venenoso. En el aire, en la tierra, en todo. No sé si soy la única que lo nota, pero algo no está bien. Incluso un nuevo continente ha salido del mar, al este de la Isla File. Es un lugar extraño y oscuro, y allí nunca brilla el sol. Monmon cree que podría estar conectado con el área oscura.

La mejor noticia que hemos tenido últimamente es que Martim ha conseguido acabar un programa que podría invertir la onda de los Espacios Liminales. Pero de poco nos sirve si no hay ataques a la Tierra. Me duele decirles a mis amigos que lo próximo que nos queda es esperar. Nadie quiere esperar. ¡Pues claro que nadie quiere!

Digimon Extend III: El regreso del rey de la UmbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora