En la casa de los Garza aún no se había levantado nadie. Eran las siete de la mañana, y toda la familia estaba sumida en un profundo sueño. Todos excepto Lucas. Cuando sabes que ese mismo día vas a librar una batalla para decidir el destino de dos mundos y podrías no volver nunca, es normal tener ciertos problemas para dormir. Al final cayó rendido, pero no duró mucho. A las ocho y media ya llegaba su madre para despertarle.
— Venga Lucas, arriba que se te hace tarde. ¿Hiciste la mochila anoche?
— Mamá... no...
— Aaah, si tienes tiempo de salvar el mundo por la noche tienes tiempo de ir a...
— Máma. Hoy no voy clase... ¿vale? — le dijo sin volverse hacia ella, con suma seriedad —. Necesito descansar. Por favor.
— ¿Descansar? Hijo, no sé cuánto tiempo vamos a poder cubrirte... entiendo que esto es importante, pero... — Rosa suspiró con pena, y sentó con él —. Perdona. Se me olvida una y otra vez, ¿sabes? Es todo tan... surrealista. Pensar que te dejo ir una y otra vez para hacer esas cosas con los Digimon. ¿Tienes... otra misión de esas?
— Sí. Pero... no te preocupes. Volveré en cuanto pueda — respondió, quitarle una tonelada de importancia al asunto para no alterarla —. Ya estoy acostumbrado a esta rutina. Con suerte... con mucha suerte, pronto no tendré que saltarme clases. Podré tener... una vida normal. Normal... sí, creo que eso estaría bien.
Los padres de Víctor se extrañaron porque su hijo no se despertaba solo, con su costumbre de dormir con las persianas abiertas. Pero aún más extraño era que, por primera vez en mucho tiempo, dormía agarrado fuertemente a su peluche de Spyro. No lo hacía desde los ocho años.
Eli, en cambio, era todo lo contrario. Se había empeñado en ir a clase, y su padre sabía que no había descansado bien.
— ¿Pero qué prisa tienes? Eli, si hace un par de horas que te oímos venir de una misión de las tuyas... hazte un favor, descansa por un día.
— ¡Si estoy bien, de verdad! — le contestó, intentando abrir la puerta de la casa hacia el lado equivocado —. Ay, no se abre... ¿eh?
— Estás bien ahora, hija. Pero me da a mí que tú hoy no llegas al recreo...
A la una de la tarde, Óscar llegó a su casa deseando contar su día de trabajo.
— ¡Iván, no te lo vas a creer! Hoy me ha tocado narrar un documental sobre la época barroca en Sevilla. Es una experiencia graciosa... pero eso no es lo raro. Cuando les dije a mis compañeros que yo trabajaba en la radio...
— ¿Qué, otra vez te han confundido con Carlos Herrera? — Iván apareció ante él con un trapo atado a la frente, pasándole la fregona al salón —. Jolín, si tampoco os parecéis tanto...
— Hijo, ¿qué haces? ¿D-De verdad te has puesto a limpiar el salón tú solo?
— ¡No! El salón y la cocina también. Ahora mismo iba a ordenar mi habitación... no pises ahí, que está mojado.
Óscar dejó su abrigo y su pañuelo colgados en el perchero, y estuvo un momento en silencio.
— Oye, Iván... la misión de hoy... no es una misión normal, ¿verdad?
— Mmm... no entiendo a qué te refieres — disimuló, exprimiendo la fregona con nerviosismo.
— Es la primera vez que me pides saltarte las clases, y no has parado quieto en toda la mañana. Llevas meses yendo al mundo digital para Dios sabe qué cosas ocurran allí... y por primera vez, la primera, te veo nervioso.
Iván dejó la fregona a un lado, y se quitó el trapo de la frente, derrotado.
— Vamos a hacerlo. Vamos a enfrentarnos a Goupemon. Y no puedo evitar pensar que hoy... es todo o nada. No puedo parar de pensar. Y me cuesta fingir que estoy bien. Estoy bastante nervioso... ya tengo el mismo nivel de poder que mis amigos, pero no tengo la misma experiencia.
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Digimon Extend III: El regreso del rey de la Umbra
FanfictionHan pasado dos meses desde el inesperado regreso de Goupemon, y la batalla sigue en una extraña calma. El dios de las sombras no parece hacer ningún movimiento, y se desconoce su nuevo paradero. Eli, Lucas y Víctor continúan con sus vidas mientras...