52. ¡Rumbo a Lisboa! Un aliado inesperado

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Sin duda alguna, Víctor no había empezado el nuevo año con buen pie. Recibió el esperado 2004 con fiebre y escalofríos a cada momento, y cuando empezaba a recuperarse, recordó todas las tareas atrasadas que tenía que entregar antes de acabar las vacaciones navideñas.

Comenzó con las de Matemáticas. Fracciones, concretamente. Con suerte no tendría que pensar mucho, era todo mecánico. Pero cada dos por tres, se daba cuenta de que su mente se abstraía. A veces pasaba una buena media hora mirando una esquina, o viendo las nubes pasar.

Al parecer su sistema inmunológico debía librar una fiera batalla contra lo que le estaba invadiendo. ¿Una gripe? ¿Una mera crisis alérgica? Esperaba que se fuese pronto.

Gimiendo perezosamente encima de su cuaderno, tuvo una idea. Se levantó con motivación, y fue hacia la cocina con la bata bien ceñida al cuerpo. Abrió la alacena, y rebuscó con las manos.

— ¡Mamá! ¿No hay chocolate por aquí?

— ¿Ya quieres merendar? — respondió ella desde el salón —. ¡Si son las cinco!

— ¡Es que tengo un antojo! No sé, me lo pide el cuerpo o algo... ¿me saldrá una tableta de chocolate tatuada en el brazo si no lo como?

— ¿Pero qué dices...? Sí, en la barriga te va a salir la tableta, anda... ni que estuvieras embarazado.

— Jop. Pues yo tengo hambre.

Decepcionado, se sentó de nuevo en su cuarto, y empezó a darse en la barbilla con el lápiz.

"Esto... Neptunemon. ¿Me ayudas con la tarea? Es una pregunta extraña, pero... no me encuentro bien. Y ya de paso me dices por qué no me hablas desde lo del otro día..."

Silencio.

— ¿Se puede saber qué te pasa? — se quejó Víctor, ahora en en voz alta —. Por favor, ¡échame un cable al menos! Estabas un poco raro y... sólo quería saber si estabas bien. ¿O es que te he faltado al respeto?

En ese momento su padre abrió la puerta, con gesto de extrañeza. Vïctor se puso a tararear nerviosamente, haciendo como que cantaba.

— Te dejaste la maquinita en el sofá anoche... creo que tienes mensajes. ¿Cómo va esa tarea?

— Ehhh... voy tirando — ante la imprecisa respuesta, Pepe soltó un bufido y le lanzó el D-Terminal al aire —. Tú y tus cosas. No te pongas a mirar las musarañas, ¿eh?

— ¡OK, OK! Tengo esto controlado...

Esperó a que se fuera, y lo abrió con cuidado.

Nuevos mensajes de: Eli (eli.sierra.3@coolpost.com)

Eli: ¿Qué tal estás?

Eli: Espero que mejor que en nochevieja... se te veía agotado.

Eli: Ha pasado algo extrañísimo. No sé qué pensar, pero... parece que alguien sabe quiénes somos en este mundo.

Eli: ¿Te hace un viaje a Portugal?

Víctor: portugal,

Eli: Sí, Portugal.

Víctor: pero porqué

Víctor: por qué*

Eli: Por lo visto quieren ayudarnos. Un tal João dice que es un niño elegido y que su padre dirige una empresa muy importante.

Víctor: no sé... y si es como el ESI?

Eli: Precisamente.

Víctor: ????

Digimon Extend III: El regreso del rey de la UmbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora