Capítulo Cuatro: Ausencia

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The Second Mutation

Capítulo Cuatro: Ausencia

Charles estaba tan agotado que apenas se tranquilizó, prefirió meterse directo en la cama sin ducharse y quedó dormido rápidamente.

Despertó temprano en la mañana por los golpes que daba Hank a su puerta. El joven había visto partir a Moira en medio de la noche y auguraba que la plática no había acabado en buenos términos. Entró portando una charola con un desayuno saludable y nutritivo que Charles agradeció.

-Vi ayer que Moira se fue después de la medianoche – fue directo al grano -. ¿Cómo te encuentras, Charles?

-Discutimos y con lo que piensa de mi estado no podemos seguir juntos.

Hank lo miró compasivo. Imaginaba lo que su amigo tenía que estar sufriendo.

-Pero debo seguir adelante – continuó Charles con determinación y dejó fluir su angustia -. Pensé que ella podría acompañarme. Es que esto es difícil.

-Estoy convencido de que Raven te apoyará como yo – trató de consolarlo -. Claro que te entendería si te niegas a contárselo aun.

-No, pienso que lo mejor es decírselo – decidió Charles -. Confío en ella tanto como en ti. En cuanto a los jóvenes, sí considero conveniente que aguardemos un tiempo más.

Hank asintió.

-Conociéndola, apenas lo sepa marchará a la ciudad para equipar la nursery hoy mismo.

Charles sonrió y enseguida se puso serio.

-Lo de Moira fue un error. En el fondo me siento culpable, siento que la usé para olvidar a Erik.

-De ninguna manera, Charles – negó Hank enfático -. Nadie usó a nadie. Los dos sabían lo que estaban haciendo aun antes de empezar la relación. Le dejaste en claro desde el primer momento que no podías olvidarlo.

Charles decidió abrirse. Hank había sido su confidente por veinte años.

-Moira me dijo una verdad que no puedo negar. Este embarazo no es natural y puede que no consiga llevarlo a término – y con tristeza se acarició el vientre.

Hank se acomodó las gafas.

-Es cierto en cuanto a que no es natural, o, yo usaría el término normal – reconoció un tanto nervioso -. Pero la ciencia no se equivoca y si tu organismo evolucionó para gestar una criatura, no hay motivos para dudar de que puedas hacerlo.

-¿Qué tal si mi organismo no evolucionó como pensamos? – cuestionó Charles, dejando relucir sus miedos -. ¿Qué tal si lo que pienso que es un bebé formándose sea en realidad un parásito y...?

-¡Charles! – exclamó Hank asustado -. Por favor, lo que te haya dicho Moira, lo que te haya hecho pensar no es la verdad. Tiene celos de Erik. Apostó a tu relación y piensa que el bebé le arruinó los planes. No es una mala persona, solo se siente despechada pero no puedes creerle. Escucha, el test fue contundente, los exámenes que te hice también. No hay motivos para dudar: estás gestando un hijo porque tu cuerpo se adaptó y puede hacerlo.

Charles se sintió tocado por sus palabras y trató de recuperar la compostura.

-Tienes razón, Hank – aceptó más tranquilo -. Gracias por el desayuno. Lo terminaré, me vestiré y bajaré para que se lo contemos juntos a Raven.

-De acuerdo – sonrió Hank -. Sabes que estás rodeado de amigos.

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Raven se alegró más de lo que Hank había pensado por el bebé aunque a duras penas disimuló la bronca que le producía la ausencia de Erik. Charles percibió sus emociones pero guardó silencio. También él se sentía apesadumbrado por la actitud de su amante, entendía que hubiera decidido partir pero llevar el casco puesto todo el tiempo le indicaba que no quería tener ningún contacto.

The Second Mutation (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora