Capítulo Ocho: Revelación

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The Second Mutation

Capítulo Ocho: Revelación

-Tú – murmuró Charles sin poder creerlo -. Tú estuviste detrás de esto todo el tiempo. Eres líder de esta secta. Tuviste acceso a mi cuerpo, a mi hijo, conocías todo de mi embarazo. Podías controlarme, podías llevar registro – se mordió los labios -. Es increíble. Preparabas a mi bebé para la transferencia.

-Te equivocas, Charles – corrigió Gabrielle Haller con expresión adusta -. No toqué a tu hijo más allá de los controles necesarios. No lo prepararé para nada. Solo lo atendí como a la criatura de cualquier paciente.

Ella se ubicó junto al telépata y comenzó a palparle el vientre. Asqueado, Charles se retorció bajo su toque. Cuando terminó el examen, Haller se volvió hacia los demás.

-El niño continúa sedado – miró al padre -. Utilicé una dosis fuerte para dormirte, por eso tu hijo no despierta aun. Pero lo hará pronto.

-¿Cómo me drogaste? – demandó Charles.

-Por medio del aire acondicionado del consultorio. Puse en la ventilación un somnífero nasal y yo me inyecté una droga para contrarrestar su efecto. También se la di a los que me ayudaron a sacarte de aquí – al decir esto, observó a dos miembros encapuchados, que asintieron.

-¿Cómo pudieron sacarme de esa clínica?

-Verás, Charles. En Sabah Nur nos prometió riquezas y poder a sus seguidores y en esa clínica trabajan personas más devotas a él que sus propios Cuatro Jinetes.

Charles se sintió un estúpido. Era el psíquico más poderoso y había caído en las redes de la secta sin darse cuenta. Es más, se podría decir que en su ignorancia se había entregado y entregado a su hijo directamente. Entonces, notó que aunque se hallaba rodeado de gente, no podía leer a nadie. Claro, En Sabah Nur estaba utilizando su poder bloqueándolos a todos. Pero, ¿dónde estaba ese monstruo?

-No me importa qué les haya prometido pero personas inteligentes como ustedes deberían reconocer que son mentiras – exclamó Charles, mirando ya a Haller y ya a los demás -. Él desprecia a los humanos, los considera débiles, y desea dominar un mundo donde solo los más poderosos sobrevivan. Los traicionará a todos ustedes. Los masacrará. ¿Se dan cuenta? Los está usando para conseguir a mi hijo y luego los asesinará. ¡Va a matarlos!

-No estoy de acuerdo, Charles – rebatió Haller -. Cuando el Gran En Sabah Nur habla de los poderosos, no se refiere solo a tu raza. También admira a los humanos como nosotros, que por nuestras capacidades e inteligencia, estamos por encima de muchos mutantes.

Charles sacudió la cabeza. No podía creer que ese monstruo los hubiera manipulado tan bien.

-En Sabah Nur no es más que un mutante que recopiló poderes de otros a lo largo de la Historia – explicó Charles, enojado -. No es un dios, no es una divinidad. No es inmortal tampoco. Solo tiene acumulados muchos dones y los engañó como incautos. No admira sus capacidades, doctora Haller. La desprecia a usted y a todos lo humanos por más inteligentes que sean. Va a acabar con cada uno. Al ayudarlo, se están entregando a su propia muerte.

Haller se volvió hacia los demás miembros con los brazos en alto. Estos se arrodillaron y comenzaron a entonar cantos en griego antiguo. Charles conocía la lengua y comprendió que estaban llamando a En Sabah Nur. Desesperado, trató de liberar las muñecas pero el acero era demasiado ancho y estaba encastrado en el granito del altar.

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Hank bebió un café en la cafetería de la clínica y volvió a la puerta del consultorio para esperar a Charles. Esperó una hora, media más y cerca de la segunda, decidió golpear. Nadie respondió. Asustado, entró y se encontró con la sala vacía. Había un aroma particular, que captó enseguida gracias al olfato altamente desarrollado con el que contaba por su mutación. Era soporífero.

The Second Mutation (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora