Capítulo Once: El Enfrentamiento

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The Second Mutation

Capítulo Once: El Enfrentamiento

Apenas notó que Peter había llevado a Erik y Jean dentro de la pirámide, Mystique dio la orden a los demás para que atacaran. Psylocke, rodeada de los otros cinco que había descripto Magneto, los esperaban preparados para la lucha. Se trenzaron en grupos y de a dos. Beast fue directo a la buscar a Psylocke para atender los asuntos pendientes entre ellos, y ella lo aguardó con una sonrisa despectiva preparando su látigo. Kurt se trenzó en una lucha con la mutante que podía viajar de un espacio a otro, mientras que Raven, Scott y Storm se enfrentaron a los otros cuatro. En Sabah Nur había aumentado los poderes de sus seguidores y los X-Men podían percibirlo en la destreza para esquivar sus golpes y en la fuerza con que los atacaban.

Raven se daba cuenta de que no podrían vencerlos pero ese no era el plan, el verdadero plan era dar tiempo a sus tres compañeros para que pudieran sacar a Charles de la pirámide y llevarlo al jet.

Ororo se elevó por los aires y creó una tormenta para impedir que la mutante con la habilidad del vuelo pudiera despegar y lanzar llamas desde arriba. Pero el otro mutante le atrapó el tobillo con su lengua de látigo y la devolvió a la tierra. Ororo rodó y se levantó de un brinco para seguir peleando. Mas el látigo se enredó en su brazo y la tironeó hacia el mutante. La joven luchó para liberarse pero la lengua poseía una especie de goma que se le adhería a la piel y era imposible despegarla. Desesperada, se concentró y creó una lluvia de granizo directo sobre el mutante. Varias piedras le pegaron en la lengua y tuvo que soltar a Ororo.

La joven aprovechó para elevarse de cuenta nueva y detener a su adversaria. Fue en ese momento, que la piedra lanzada por el otro enemigo le impactó en el hombro y la hizo caer. El golpe fue tan fuerte que tuvo que masajearse el brazo y temió haberse dislocado un hueso. La mutante voladora descendió y se le acercó con una expresión cruel.

-Eres Storm, ¿cierto? – desde el piso, Ororo la miró desafiante -. En Sabah Nur nos habló de ti. Fuerte, decidida, él te aumentó los poderes para que tuvieras el honor de servirlo pero lo traicionaste. No eres más que una traidora estúpida.

-La traidora eres tú – le escupió la bronca -. Ayudando a quien va a destruirnos a todos. ¿O piensas ingenuamente que te perdonará la vida?

La mutante alzó los brazos y cerró los ojos con una expresión de éxtasis. Ororo temió que estuviera por lanzarle uno de sus rayos. En cambio, abrió los párpados sonriendo victoriosa.

-Nuestro amo venció. ¡El niño acaba de nacer! ¡Gloria al Gran En Sabah Nur!

Los otros cuatro detuvieron la pelea y respondieron al unísono: ¡Gloria!

Mystique miró a Ororo y a los demás. ¿Charles había dado a luz? ¿Cómo se encontraba? ¿Erik y los demás habían llegado a tiempo? ¿Cómo estaba el niño?

Ororo aprovechó la distracción para lanzar un rayo sobre el mutante con la lengua elástica y Scott se quitó los lentes para disparar contra los otros. Mystique corrió a ayudarlos, mientras que Kurt seguía trenzándose con su adversaria, tan concentrados en ellos como ajenos a todo. Beast y Psylocke estaban en una azotea en ruinas en una lucha bastante pareja.

...............

Mientras se esforzaba por traer a su hijo al mundo, Charles rastreaba mentalmente a En Sabah Nur. Cuando oyó el llanto sano y vigoroso del bebé, a pesar de las ganas que lo desbordaban por conocerlo, entró en el plano astral y viajó hasta el sitio adonde ese monstruo estaba tratando de llegar. Era una habitación luminosa con una energía tan intensa, que producía una vibración cálida y placentera en el cuerpo. Charles caminó por los diferentes rincones extasiado por la paz que se sentía. De repente escuchó un llanto y, al voltear, se encontró con un bebé desnudo en el suelo platinado, que reconoció instintivamente como su hijo. Se le acercó con una sonrisa que no le cabía en el rostro, lo alzó y meció, emocionado. Oyó a lo lejos la voz de Erik arrullándolo y notó como la criatura se iba calmando. Entonces, comprendió dónde estaba: era la mente del bebé. Contempló el lugar con nuevos ojos y se dio cuenta de que se sentía tan a gusto en ese lugar porque por la conexión que había establecido con el niño a lo largo de los meses, su mente no lo percibía como a una persona extraña, sino que, al contrario, lo recibía y cobijaba alegremente.

The Second Mutation (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora