»29.Me Declaro Culpable«

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Saúl Aguirre.

Entro a la oficina..

—Buenos días Licenciado Aguirre. —saludo la secretaria, ¿que hace ella en mi oficina?

—Buenas Alice, ¿Que haces aquí?

—Perdón, solo venía a traerle estos papeles. —mostró una carpeta.— Hoy tiene cita con la cliente Salvatierra. —ya lo había olvidado, asentí.

—¿Hora?

— 10:30 de la mañana. —asentí

Salió de la oficina, empeze a revisar todos estos documentos.

Te extraño, pasas todo el día trabajando. Nisiquiera tenemos tiempo para nosotros.”

Altagracia tiene razón, pero todo este papeleo, casos todo me consume. Altagracia pasa todo el día en casa, con Matias y yo casi no comparto con mi bebé, ahora que Altagracia ya tiene su empresa tal vez la vuelva a abrir, y ninguno estemos con Matías, él necesita de sus padres no podemos dejarlo.

—Licenciado llego la Señorita Salvatierra. — ¿En que momento se fue la hora?

—Hazla pasar. —ordene. Alice asintió y salió de la oficina.

—Buenos días Licenciado. —entro a la oficina, Lilibeth.

—Buenos días Señora Salvatierra.

—Ay no, llameme solo Lilibeth. —se acercó, me alejé. — Oye, ¿me aceptarias una salida? —esta mujer esta loca.

—Mire señora Salvatierra, estoy tramitando su divorcio, usted es mi cliente y no debe ser más que eso. Además de que tengo mi familia no quiero problemas con ella. —se acercó.

—Nadie sabrá lo que pasará entre nosotros..—me besó, me deje llevar por este beso. La cargue y la monte en mi escritorio, pero no puedo hacerle esto a Altagracia, no puedo volver a fallarle.

—Dije que esto no puede pasar.— me separé de ella.— Salga de mi oficina por favor.

—Pero...

—¡Salga! —grité, estaba furioso ¡malditasea! Tengo que decirle esto a Altagracia, tengo que contarle esto. — Otra cosa, buscate otro abogado porque ya no me haré cargo de tu caso, estás loca. —salio de la oficina  fui hasta mi escritorio y tome unas carpetas, salí de la oficina,— Cancela todo lo que tenga hoy. —le dije a Alice.

Salí del bufete, fui hasta el aparcamiento, encendí mi auto y arranque. Dios mio, no se como Altagracia vaya a tomar esto. Pero tengo que decircelo, no quiero que se entere de otra forma.

Llegue a la casa, baje del auto.

—Sarah, ¿Altagracia no está?

—No señor, salió hace algunas horas. —respondió

—¿Y Matías?

—Se lo llevo la señora. —asentí, me fui hasta la habitación. Me quité la ropa y me meti a la ducha, todo sera un maldito caous.

Altagracia Sandoval

Subo al auto, no puedo creer esto. ¿Otravez? ¿Como fue capaz? Yo confíe en él, y él me hace esto. Me siento como una gran estúpida, una mongola. Así es como me siento, pero ya me va a escuchar. Maldito imbécil. ¡¿Todos los hombres son iguales?! Porque coño, todo el tiempo veo esto, infidelidad. ¿Desde cuando me estaba viendo la cara de estúpida?

Privilegio De AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora