»39.Se Enojó«

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Altagracia Sandoval†

—No tenías porque dejarlo pasar, todo lo que hice fue por él. Por su culpa.—dijo con odio en su voz, esta no es la Luna que conozco, esta no es mi pequeña Luna.

—Lo siento, no sabía. Necesitas descansar, y otra vez perdón por descuidarte estos días, sabes que he estado tan...mal..—mi voz se quebró. —, por todo, lo siento mi amor.—me acerqué para besar su frente. Pero se alejó.

—No importa. —murmuró.— Vete por favor.

—Luna..

—Dejame sola Altagracia, por favor. —asentí, y con lágrimas en mis ojos salí de la habitación de Luna. ¿Esto no acabará nunca?

El timbre sonó, pasé por el lado de Saúl y fui a abrir.

—Alexander..hola..—me saludó con un beso en la mejilla.

—Hola Altagracia, Ehmm...me enteré de lo de tu hija. ¿ella está bien?

—Sí, por suerte esta bien. Si hablas de Mónica, esta mejor.. Y Luna, también esta bien.

—¿Luna? ¿Qué le pasó a ella?

—Se...cortó. —no puedo decirle a renmundo que Luna trató de suicidarse, eso la haría ver como una enferma.

Porque las personas juzgan, si saber las razones. Alexander se había vuelto un gran amigo, pero eso no implica que le tengo que contar cosas privadas.

—Oh, no sabía eso. Ya sabes, estrés del trabajo. —Saúl se acercó con Matías en brazos hacía donde estábamos Alexander, y yo.— Bueno, ya me tengo que ir. Chao campeón.—Saludo a Mat

—Adiós Alexander. Sabes que esta es tu casa.

—Gracias.—se fue.

—Necesito un trago.

—¿Todavía no dice mamá?

—No.—dije y fui a la cocina para servirme un trago.

—¡Altagracia, Matías va a dar sus primeros pasos! —se escuchó

—¿Saúl es enserio? —grité.

—¡Sí, corre!.

—Saúl detenlo, si da sus primeros pasos y yo no estoy ahí te mataré. —corrí hacia el living, y tropecé con algo que me lastimó un dedo del pies, el más grande..— Ahg, cárajo. —Seguí corriendo, hasta llegar al living y ver como Mat da dos pasitos y vuelve a caer.

Dios mio, esto es lo mas hermoso que eh visto. Mi bebé, acaba de dar sus primeros pasos. Mis ojos se llenan de lágrimas, quiero correr y cargarlo, besarlo.

Pero no puedo, me duele el dedo.

—¡Eso fue hermoso! —dijo Saúl besando la frente de mi bebé. — Te amo príncipe. —le susurró algo en él oído que no pude oír, pero cuando término Matías río.

—Me duele el dedo. Coño la' madre.—murmuré. Caminé hasta el mueble, y me senté. Me quité las sandalias que tenía. Aún no puedo superar los primeros pasos de Matías, dos pasitos que marcaran mi vida, que se quedarán guardados en mi memoria y sobre todo en mi corazón. En su lugar especial.

(...)

Siento como me colocan sobre algo, es delicioso. Me remuevo un poco y abro los ojos, veo a Saúl saliendo de la habitación. Estoy en mi cama

Creo que me quedé dormida en el sofá.

—Aguirre.—lo llamé y volteó a verme.—, no me dejes sola.—supliqué, y él se acercó a mi.— Te necesito a mi lado, o encima, no importa.—me besó, extrañaba tanto el sabor de sus labios, sus labios color carmesí, sus labios sabor a fresas.

Privilegio De AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora