Cap 3

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El tiempo pasaba, minutos, horas, Saeng no lo sabia su agotada mente evocaba un horrible escenario tras otro mientras esperaba a que llegara a su destino, donde quiera que fuese. El chofer le había dicho que se callara cuando Saeng intentó interrogarlo, por lo que estaba a solas con sus pensamientos.

De adolescentes, Saeng creyó tener su vida completamente resuelta, se iba a enamorar de un tipo agradable e insanamente atractivo a los veinte quien lo adoraría también, tendrían una relación comprometida y estable por algunos años antes de casarse con el. Tendrán muchos hijos y viviria su felices para siempre, pensar en ello lo hizo sonreir ahora ya tenia veintitrés el hombre de sus sueños había fracasado en materializarse y ahora podría no vivir para ver el siguiente día.

Si, la vida era así de graciosa.

Parece que se durmió en algún momento porque lo siguiente que supo Saeng es que despertó sobresaltado cuando dos pares de manos lo arrastraron fuera del vehículo. Con una arma encañonada en su espalda baja.

—Camina -hablo alguien.

Aturdido y desorientado por el sueño Saeng hizo lo que le ordenaron parpadeando mientras se orientaba, parecían estar en medio de la nada todavía estaba oscuro, pero podía distinguir el bosque surgiendo a unos treinta metros, el bosque rodeaba la casa en que estaba siendo empujado, la nieve era profunda casi hasta sus rodillas luchaban para mover los pies.

—Mas rápido, blyad11 -dijo el mismo matón, empujándolo.

11-puta.

Saeng contuvo la respuesta mordaz en la punta de la lengua e intentó caminar mas rápido, resistirse era inútil a estas alturas, enfurecer a sus captores era simplemente tonto, había ocho de ellos y todos parecían estar armados tenía que cooperar de momento.

Al fin alcanzaron la casa y rudamente empujado dentro, Saeng cayo sobre sus manos y rodillas, jadeando. Los matones rieron intercambiando varios chistes a su costa.

Ignorándolos con estoicismo, Saeng se puso de pie y miro a su alrededor, la sala no era para nada lo que hubiera esperado esta decorada con un buen gusto y elegancia prácticamente gritando ''Dinero'' .

El sonido de una puerta abriéndose llamo la atención de Saeng, un chico alto, fornido, con rasgos eslavos y corto el pelo y rubio salio de la habitación. Inmediatamente los matones se pusieron firmes dejando de lado sus miradas lascivas y burlas, el rubio intercambio algunas palabras con unos de los matones, demasiado rápido para que Saeng lo entendiera, el delincuente se refirió al rubio como Kyu.

Finalmente, Kyu dirigió su mirada hacia saeng.

Saeng encontró sus ojos, negándose a desmostar miedo una de las pocas lecciones que su padre había taladrado en el, era que nunca debería mostrar miedo ante la adversidad.

—¿Que quieres? -Saeng dijo con calma —¿Por que me secuestraste?

Kyu lo miro de arriba abajo.

—No tengo que  explicarte nada -dijo con un acento muy marcado, sus ojos se  quedaron sobre la boca de Saeng por un instante demasiado largo antes de que mirara al matón con el que había estado hablando y le diera una breve orden en ruso.

Si Saeng entendió bien, iba a ser encerrado en la habitación gris del primer piso y sería alimentado una vez por día hasta nuevas órdenes.

El estómago de Saeng cayo al oír eso, había esperado al menos obtener una  explotación.

—Por favor ¿podrías decirme algo? -Saeng lo intentó de nuevo —¿Porque estoy aquí? ¿Quieres dinero?

Los ojos de Kyu se pasaron en su boca de nuevo, haciéndole helar la sangre a Saeng .

Finalmente, el rubio negó con la cabeza.

—Tengo órdenes de no hablar contigo -dijo y volvió a mirar a sus hombres —Zaprite malchishku v komnate seroi12.

12: Encierra al chico en la habitación gris.

Dos matones tomaron a Saeng y medio empujaron, medio arrastraron escaleras arriba, Saeng no lucho con ellos y no intento hablar con Kyu nuevamente, el ruso no era quien daba las órdenes, no era quien estaba detrás del secuestro de Saeng, kyu podría lucir poderoso pero era un simple peón, no era con quien Saeng debería estar negociando.

Si Yul Heo le había enseñado algo a su único hijo era quien, era que en cualquier situación adversa, siempre había un lugar para negociar. Cualquier situación podría volverse a su favor o al menos podría inclinarse ligeramente a su favor pero uno no negociaba con los peones uno negociaba con el rey.

Saeng esperaba con ansias conocerlo.

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