Cap #8

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La primera hora estuvo bien, su estómago estaba lleno la habitación cálida e incluso tenia algo parecido a un plan.

Saeng estaba aliviado y algo sorprendido por el castigo que Kim eligió para el, esperaba algo peor. Había estado algo aprensivo cuando ideo el plan de ser atrapado en el acto pero todo salio a la perfección Hyun se lo había comprado, y ahora que el tipo estaba segura de su superioridad e inteligencia seguro de que podía ver a través de Saeng, seria mas difícil suavizarlo y guiarlo hacia una falsa sensación de seguridad Saeng sintió una punzada de vergüenza antes de recordarse que no fuera tonto con Kim Hyun Joong era un criminal. Hombres como el no merecían otras cosas, además no era como si estuviera planeando matarlo o algo así, sólo quería salvarse a si mismo sólo quería ir a casa eso era todo.

La segunda hora fue mas difícil y la tercera fue peor, estaba volviéndose mas incómodo a cada minuto, sus rodillas estaban a doloridas por arrodillarse en el suelo durante tanto tiempo y sus brazos y hombros ya estaban empezando a doler.

La cuarta hora dejó en claro por que Kim había elegido un castigo aparentemente tan suave, el cuerpo entero de Saeng dolía por la rígida posición que estaba obligado a mantener, sus pies estaban dormidos y su cuello y espalda dolían bastante mal, Saeng tuvo que recordarse que esto era parte del plan. Tenia que ser ''Castigado'' y aceptar el castigo del ruso para que pensará que fue forzado a la sumisión...por decirlo de algún modo.

Pero casi se rindió hacia el final de la quinta hora, sus párpados se cerraban, su vejiga estaba llena, estaba agotado sus magulladas costillas aun le dolían por la paliza que había recibido unos días atrás, y deseaba tanto dormir que era un esfuerzo físico no hacerlo.

El reloj de la pared parecía burlarse, marcando el tiempo tan lentamente, los minutos arrastraban, el tiempo avanzaba tan lentamente que se preguntaba si el reloj se habría roto. Saeng se mantuvo despierto imaginándose formas creativas de tortura y matar a Kim, el idiota probablemente estaba durmiendo como un bebe en una suave cama, sin preocupaciónes en el mundo, saeng ya no podía sentir sus extremidades.

Para la seis de la mañana, se volvió vagamente consiente de que su rostro estaba mojado por las lágrimas que surcaban sus mejillas, le dolia todo y solo quería enroscarse sobre si mismo y desmayarse por fin.

Notó que ya no estaba solo cuando un par de manos fuertes lo levantaron por los hombres, las piernas de saeng cedieron, no podía moverse con los pies aun dormidos y su cuerpo entero doliendo. Lloro, ocultando su húmeda cara en el ancho hombro del hombre.

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