Capítulo 1

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Y ahora lo entiendo todo. Ahora entiendo la razón que tenía todo el mundo para engañarme. La razón por la cual he sufrido tanto. La razón por la cual, he de admitir, que soy feliz. La razón por la cual me siento mejor cada vez que pienso en el pasado. La razón que me hace pensar que no tengo la culpa de todo, y la razón que me hace sentir que no soy tan mala persona como pensaba.

Aunque no todo dura para siempre.

*1 año antes*

Me encuentro en un espacio supuestamente cerrado. Paredes, sofás, ni una ventana, dos puertas automáticas, y todo es blanco. Supongo que aquí dentro somos unas veinte personas, las cuales estamos sentadas en los sofás. Todas vamos vestidas de blanco, y esto realmente me agobia. Demasiado blanco todo.

Hay tres chicos vestidos de blanco también, los cuales están de pie, mientras las demás diecinueve personas y yo estamos sentados, como he afirmado antes.

Estoy sentada al lado de un chico pelirrojo, supongo que, de mi edad, con pecas y gafas negras. ¡Al fin algo negro en esta habitación! Al otro lado, a la derecha, hay una niña de unos quince años la cual parece bastante asustada. Lleva dos coletas y su piel es oscura. Realmente creo que no es la única persona asustada aquí.

Tengo la intención de levantarme a preguntarle a uno de los guardias algo sobre esto, sobre el sitio donde nos encontramos, pero al verme las intenciones, éste se me acerca y me hace el gesto de silencio con su dedo. También me hace señas para que no me levante.

No entiendo nada.

Realmente pienso que esto no puede acabar bien. Es decir, veintitrés personas en un espacio pequeño y cerrado no pueden acabar bien. Si no salimos pronto acabaremos comiéndonos unos a otros. Aunque eso está mal visto. No sé por qué, ni lo recuerdo, pero dejo de centrarme en el tema porque hay otras cosas más importantes por las que preocuparse. El chico que tengo delante ha hablado. Es decir, está hablando con el guardia que tiene más cerca. Le reclama el porqué de por qué estamos aquí, el motivo de por qué nos tienen aquí metidos. Nunca había visto nada igual. Es impresionante. Tiene mucho carácter. Además, me parece un chico muy egocéntrico. No sé, me lo parece. Quién sabe.

Se escucha un sonido que proviene de los Walkie-Talkies blancos de los cuales no me he percatado hasta ahora.

La voz dice lo siguiente:

Todos los aspirantes tienen el derecho a hablar con sus parejas.

¿Parejas? ¡Ah! Ya lo entiendo... Hasta ahora no me había percatado de los números que llevamos en los pantalones, también blancos. Pero ¿cómo se supone que se ven? Es decir, son blancos, todo es blanco.

Pues el guardia que está más lejos de mí parece que me lee los pensamientos y apaga la luz, dejando ver que los números blancos de los pantalones están pintados con pintura que brilla en la oscuridad.

En mis pantalones está el número 4759, y al lado, pone B. Miro alrededor de la sala, intentando distinguir los números de los pantalones de las personas, pero después de una lucha interna por decidir que no me estoy volviendo loca, ya que dos personas tienen el número 4759, pero con la letra A, cierro los ojos y me digo a mi misma que voy a tener que decidirme. El chico que tenía al lado, el pelirrojo, tiene el mismo número que yo, y el chico que ha hablado con el guardia, también.

Éste último tiene el pelo marrón, los ojos verdes, es alto y es bastante guapo. Pero la actitud que está teniendo no me gusta: pasa de todo, menos para reclamarle al guardia. Una chica se le ha acercado y él le ha respondido con un 'Si no tienes el mismo número que yo... ¡vete! Y no me jodáis con que soy muy guapo. Ya lo sé, gracias.'

Cerebros DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora