VII

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SIETE

-❝Quería a Darcy para siempre❞

(smut 7w7)


Darcy no sabía a ciencia cierta qué mierda pasaba.

Podía ser distraída con facilidad, eso lo admitía. Podía ser convencida con facilidad, de eso tampoco había dudas. Pero esto. Esto. La ponía de los nervios. Debilitaba sus rodillas e imposibilitaba la sinapsis en su cerebro, volviéndola aún más inútil al momento de encontrar las palabras adecuadas para describir lo que siente y qué ocurre. Porque ni ella sabe lo que ocurre.

De un segundo a otro el calor de la fiebre la hizo vociferar más estupideces de las que está acostumbradas, diciendo en voz alta lo que pensaba... y al siguiente tiene a Loki sobre ella.

Si sincera, en temas así, eran pocas las veces en las que un hombre se había abalanzado a ella de manera sexy. Eran pocas las veces también donde un hombre –tan hermoso– como Loki la miraba con deseo, uno real y no provocado por prendas sensuales o porque ella se los pedía. Ni siquiera Ian pudo ponerla de espaldas y hacer que una sola mirada mojara su entrepierna.

Aguantó la respiración cuando Loki bajó su mirada por su cuerpo. Lo había hecho ya, recorrerla, hacerle una inspección... pero seguía haciéndolo.

—Quieta —él le tomó las caderas cuando ella se retorció. Su toque hizo que se le erizara la piel de todo su cuerpo—. No te muevas.

—¿No podemos apagar la luz primero?

Sus ojos inmediatamente salieron disparados a los suyos. Se intimidó por su dureza.

—¿Apagar las luces?

Uhm... no me siento cómoda... cuando me ven.

Apartó su rostro, huyendo de su mirada.

Ya había pasado por ese comentario: «lo haremos con las luces apagadas para que ambos estemos cómodos». O: «¿puedo apagar las luces, Darcy?». No necesitaba que alguien como Loki se lo recordara. Okay, sabía que no estaba en forma, que su café y pastelillos por la mañana eran lo mejor del planeta y que el ejercicio de su vida consistía en ir corriendo tras Jane y Selvig para asistirlos en lo que necesitaran. Sin embargo, que te recuerden que estás pasada del «peso ideal», dolía.

Antes de Ian y su: «no me importa que estés gorda», hubieron otros hombres que intentaron convencerla de ir al gimnasio con ellos, de hacerla comer menos, hubo un tipo –cuyo nombre no quería mencionar– que le confiscaba la comida con azúcares o cualquier tipo de comida que contuviera las suficientes calorías como para alimentar a un ejército.

Ese hijo de puta la tenía hasta el tope, hasta que Darcy muy orgullosamente tomó sus cosas, sus caramelos sutilmente escondidos en la habitación y se marchó.

La gente últimamente estaba muy obsesionada con el peso y eso la molestaba.

¡Se amaba tal cuál era y...!

—Solo yo te estoy viendo. —las palabras de Loki fueron bajas y roncas.

Su cuerpo se tensó.

—¿Qué?

—Que no quiero que te escondas de mí, eso es ser una mala amante.

¿Una qué?

—¿Mala amante?

—Privarme de disfrutar tu cuerpo en todos los sentidos es considerado egoísmo en Asgard, solo lo hacen las mujeres más importantes y solteras de mi mundo que tienen caprichos... y por lo que sé, tú no eres una gobernante ni gozas de una gran fortuna —frunció el ceño con levedad—. ¿Aquí hacen eso? ¿Apagar las luces y sólo tocarse? ¿Dónde está el erotismo y la diversión?

WINTER LOVE • Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora