3 años antes...
Segundo año de secundaria, el momento en el que todos deberían seguir descubriéndose y tratando de interpretar al máximo quienes son en la vida real, fuera de la comunidad, y qué es lo que podrían contribuir. Eso pensaba Park mientras escuchaba atentamente aquella lección de ciencias políticas en la cual el profesor explicaba los diversos líderes mundiales y los pros y contras que cada uno de ellos tenía. Claro, no era su tópico favorito, pero no le preocupaba en absoluto, era un electivo que no afectaría sus buenas calificaciones ni su ingreso temprano a la universidad, así que podía tomar atención con calma mientras su vista se desviaba hacia quien le había llevado a tomar aquel curso.
Cha HakYeon, el chico que tenía a JiMin en el espacio desde el minuto que el mayor le tuvo que ayudar con las clases de inglés para poder rendir aquel examen que validaría sus conocimientos. Claro, el menor no necesitaba aquella ayuda, todo el mundo lo sabía, por eso les pareció raro cuando sus calificaciones bajaron al mínimo sin previo aviso, como si hubiese olvidado todo aquello que había aprendido. Pero no era así, era todo una excusa para poder compartir el mayor tiempo posible con su amor no correspondido, de aquellos amores que te torturan y llenan el alma al mismo tiempo.
Comenzó como un simple juego, una tutoría que le ayudaba a estar más tiempo cerca del mayor que llenaba su corazón, pero el sentimiento creció poco a poco y ahora era él quien le hacía querer mejorar en todo sentido posible: comenzó a ejercitarse lo más que pudo, cuidó su alimentación al máximo, mejoró sus calificaciones en cada materia que previamente se encontraba dentro del promedio, y todo valió la pena cuando finalmente recibió el diploma de mejor estudiante académico y deportivo en su primer año, un logro nunca antes visto en la escuela.
Los rumores comenzaban a esparcirse, todo el mundo tratando de averiguar el motivo o secreto que JiMin había usado para conseguir tal hazaña, otros buscaban que el chico estuviese en su grupo, era el más popular al final de cuentas dentro de su generación luego de aquel premio. Sin embargo, Park olvidaba que el mundo se componía de luz y oscuridad, algo que implicaba que ya tenía enemigos, gente que quería derribarle de su estatus nuevo, que sentían no era merecedor de aquello, menos si se consideraba que entre los privilegiados de la escuela sólo, creían, se aceptaban a la gente adinerada, y vaya que JiMin no lo era.
Un día en su receso usual, el menor se encontraba leyendo tranquilamente, intentando descifrar sus pensamientos con respecto a la temática que siempre era de su atención: El vicio versus las virtudes, y qué mejor que leer "La Divina Comedia" para conseguir pensar completamente sobre lo que realmente significaba aquella dualidad. Su lectura se vio interrumpida, algo que normalmente le desesperaría, todos en su clase sabían que no debían de interrumpirle cuando se encontrara leyendo ya que probablemente recibirían un grito o una queja, incluso una charla extensa, y nadie aceptaba aquello. Pero no pudo responder ante aquel intruso una vez escuchó su voz.
- Vaya, no pensé que serías del tipo que le gusta leer cosas tan avanzadas para tu edad - Era HakYeon, quien se acercó con sus ojos curiosos y una sonrisa tierna, bastante sincera al parecer, y sin siquiera preguntarle tomó asiento a su lado - Pero si consideramos tu premio, creo que debería haberlo esperado - Rió por lo bajo, una timidez clara se notaba en el mayor.
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•• Burbujas secretas •• YoonMin ••
Fanfiction«Fue en el momento que tomó de mi cintura en aquella piscina que supe me había enamorado del chico tatuado.» Jimin era un chico de dieciocho años que había sido seleccionado para integrar el equipo de natación de la Universidad de Seúl en el minuto...