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JiMin emprendió su caminata hacia el parque en el que suponía podría estar HakYeon, era el parque lleno de sueños y pesadillas para el menor, uno que se prometió jamás volver a visitar, pero esta vez necesitaba hacerlo. Necesitaba que aquel bello lugar que sólo él y su ex conocían fuera limpiado, necesitaba borrar las marcas de dolor y sufrimiento que cubrían cada árbol del lugar, necesitaba restaurarlo para poder crear nuevos recuerdos, y esta vez no para otros, sino que para él mismo. Al llegar, pudo notar que el lugar seguía igual que la última vez que estuvo ahí: Las sakuras produciendo sus flores de tonalidad rosa suave aún, con los pétalos cayendo debido a la estación en que se encontraban y cubriendo el camino de cemento algo desgastado; la maleza alta dejando espacio para recostarse y ser cubierto por la misma, la fuente anticuada repleta de enredaderas cubriéndola pero aún emitiendo agua.


Todo en su lugar, y cada detalle le recordaba un momento de su vida con HakYeon: Su primer beso fuera de la escuela bajo las sakuras, cuando le pidió ser novios oficialmente decorando el camino con velas pequeñas y acumulando los pétalos cerca de las mismas, aquella conversación sobre el futuro que planearían sentados en la estatua y lanzándose agua como niños pequeños... Eran recuerdos dolorosos, por más bellos que fueran, y la nostalgia llenó su interior: Claro que quería volver a tener esos momentos, sabía que no con él, pero necesitaba recordar lo que se sentía ser amado de tal manera, aunque fuera por un minuto.


Mientras se encontraba en aquella nebulosa de recuerdos, pudo identificar a quién quería desde ya minutos: En un extremo del parque, viendo la laguna de peces koi libres, apoyado sobre la baranda que la dividía de todos, ahí estaba HakYeon, y la mirada que éste tenía dejaba ver una pizca de tristeza, algo que sorprendió a Park. Se acercó cautelosamente al chico, pero con una seguridad que no pensó nacería en su interior.




- Al fin yo soy el que te encuentra de sorpresa... - Dijo JiMin en un susurro, pero lo suficientemente audible para que el mayor se girara sorprendido al ver a su ex parado frente a él.


- JiMin... Hace bastante no nos reuníamos aquí - El tono dulce típico de HakYeon salía a la luz, calzaba tan bien con el ambiente y traía aún más recuerdos, algo que hizo al menor temblar sin siquiera percatarse de aquello. - ¿Cómo has estado?


- ¿En serio vas a partir preguntando aquello? - La pequeña nostalgia anterior aumentaba, aquella pregunta, la forma en que la hacía el mayor hacía que JiMin siempre se derritiera, pero esta vez sólo lo inundó con ganas de llorar, algo que contendría hasta el final. - ¿Por qué volviste a Seúl? Dijiste que te irías para jamás regresar.


- Lo sé, pero mi familia vive aquí, los vengo a ver de vez en cuando. - El mayor desvió su mirada y volvió a enfocarse en la laguna pequeña, señalando cada pez que se acercaba por comida que éste les daba. - Además, alguien debe de cuidar este lugar, demasiado bello para que desaparezca...


- Cualquier otra persona la podría cuidar Yeon, lo sabes, ambos lo sabemos... - JiMin tomó asiento en la fuente con calma, reafirmándose que debía cerrar la historia a como dé lugar. - Dime la verdad aunque sea una vez en tu vida, me lo debes.


- ¿Qué verdades necesitas Park? - Ahora era HakYeon quien mostraba rasgos de querer desarmarse, de deshacerse en la laguna y desaparecer para siempre, algo que sorprendió al menor e hizo que mirara al mayor con alta confusión. - ¿Esperabas otra respuesta?

•• Burbujas secretas •• YoonMin ••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora