Capítulo 6 - No sé qué es el miedo.

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Caminaba por los pasillos del hospital, ya que me habían avisado que Brian estaba estable y acababa de despertar, iba encerrado en mis pensamientos, sin mirar hacia nada ni nadie, pensando que diría si recuerda que no lo ayude, llegué a recepción y vi que una señora estaba ocupada con unas carpetas.

—Disculpe, ¿Me podría decir en qué habitación se encuentra Brian Heriot?, por favor —le dije mostrándole una pequeña sonrisa.

La mujer me observó de arriba abajo sin ninguna expresión en su rostro, por lo que sentí unas inmensas ganas de lanzarme encima de ella e incrustarle una pluma en el cuello, pero respiré hondo y traté de calmarme, logrando que mi mente se controle.

—¿Usted es familiar?

—No, soy su amigo, acaban de avisarme que viniera porque había despertado —entonces vi que miró su computadora.

—El señor Heriot se encuentra en la habitación número 234 —añadió con media sonrisa, entonces le devolví la sonrisa tratando que no notara que era forzada y me dirigí al elevador. Al llegar a la puerta de la habitación, abrí sin tocar y lo vi, se hallaba recostado con los ojos cerrados, me acerqué despacio y vi que me miró.

—¿Qué haces tú aquí? —me gritó con enojo en su voz y rostro. Sonreí de lado malévolamente, mientras me acercaba más y más a él.

—Vengo a verte, quería saber cómo estabas.

—Si fuera por ti estaría muerto, recuerdo perfectamente que no me ayudaste, me abandonaste, dejaste que ese tipo me apuñalara, ¡Se suponía que eras mi amigo! —exclamó sentándose en la cama.

No dejé de mirar su rostro fijamente, viendo que tenía una bandita en la nariz, y de golpe llegó a mi mente el recuerdo de la pelea, cerré mis ojos y pensé en toda la sangre que había en el lugar, en mis manos.

—¡Luke! —me gritó Brian llamando mi atención, abrí mis ojos y lo miré con enojo por hacer que ese recuerdo se esfumara.

—¿Qué pasa? —comentó cortante.

Nos quedamos en silencio y Brian no me sacó los ojos de encima, frunciendo el ceño, estaba molesto.

—¡Lárgate!, no quiero volver a verte, lo que hiciste es imperdonable, nunca se abandona a un amigo —me dijo señalando la puerta.

Lo miré por última vez y salí de la habitación sin dirigirle la palabra, llegué al elevador y vi que en la habitación contigua se encontraba la puerta entreabierta, me acerqué despacio y observé que dentro había cantidades increíbles de bolsas de sangre, respire hondo y suspiré al pasar mis manos por cada una de las bolsas, sintiendo el calor que emanaban, todavía estaban tibias, comencé a aplastar una con fuera hasta que explotó, salpicando todo mi rostro y disfruté el momento.

—Si, si, está bien, en un rato salgo y hablamos... bien, te dejo porque tengo que llevarle una muestra de sangre al doctor, besos nos vemos en dos horas —decía alguien desde el otro lado de la puerta, rápido corrí detrás de un mueble y vi que ingresó una enfermera—. ¿Qué demonios pasó aquí? —susurró guardando su celular, viendo la sangre esparcida por el suelo.

Trató de salir rápido, pero se resbaló cayendo de espaldas quedando cubierta de sangre. — ¡Qué asco! —añadió tratando de pararse, entonces desde allí vi algo brillante llamando mi atención... un bisturí, sin pensarlo lo tomé y me acerqué a ella.

Ella volteó a verme y lo primero que vio fue el bisturí en mi mano... me miró la cara y vi el miedo en sus ojos, me encantaba ese momento, así que antes de que pudiera gritar, tomé su cabeza tapándole la boca, le apoyé mi rodilla sobre su espalda e hice su cabeza hacia atrás, dejando su cuello libre, cortándole la garganta de lado a lado, rápido, busqué su mirada antes de perder ese segundo donde llega a ella la muerte.

Respiré hondo y me acerqué despacio a la puerta, vi que no había nadie, tomé una toalla y me limpié la cara y las manos, en ese momento vi que el elevador abría sus puertas, esperé dos segundos por si acaso alguien salía de él y cuando sentí que empezaba a cerrarse, entré rápido, llegué al primer piso y caminé tranquilo, relajado, sonriendo al pensar que obtuve una muerte sin necesidad de programarla.

Al llegar a casa, vi que mis abuelos estaban sentados en el comedor, Lauren también se encontraba allí.

—¡Luke!, ¿Dónde has estado? —preguntó mi abuela con una sonrisa.

—Visité a Brian en el hospital, ya despertó —sonreí sentándome con ellos.

—¿Ya despertó?

—Si abuela, ¿Recuerdas que te conté que tuvo una pelea en la fiesta?

—Si, si, es que no pensé que mejoraría tan rápido —mencionó, yo también pensé desilusionado por ello—. ¿Y como esta?

—Mejor, pronto estará en su casa... bien me voy un rato a mi habitación —les dije alejándome.

Me recosté en mi cama y cerré los ojos; estaba en medio del bosque y vi que Brian estaba frente a mí, una navaja se encontraba incrustada en su estómago, la tomé y sin pensarlo lo volví a apuñar, su sangre saltaba sobre mí, haciendo que me sintiera muy bien y...

—¿Qué demonios? —me exalté al sentir la música de mi celular, lo miré y vi un mensaje de Brian.

"Hola, no debí correrte de aquí, perdóname por tratarte de esa manera, pero es que estaba muy enojado por lo que había pasado y ahora me doy cuenta que sólo tenías miedo y no supiste como actuar y sólo te quedaste helado" Brian _ 5:23PM

Unas inmensas ganas de reír llegaron a mí, estaba soñando con matarlo y él me mandó un mensaje pidiéndome perdón, era increíble esta vida, que piense que yo me quedé helado, que piense que yo tenía miedo...

—No sé qué es el miedo y no me importa tu perdón —susurré mirando la pantalla de mi celular.

Oscuridad En Mi MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora