—Ups perdón, de verdad lo siento, vivimos chocando —me dijo Hanna, con una sonrisa de lado, que hacía que la viera tan angelical, tan pura, diablos Luke, ¿Qué mierda piensas?, maldición—. ¿Te pasa algo?, ¿Estás bien?
—Si, si estoy bien, no hay problema, pero la próxima vez mira bien por donde caminas.
—¿Qué?
—¿Eres sorda ahora?
—¿Por qué me tratas así?, te pedí disculpas.
—¿Y crees que el pedir disculpas te hace menos bruta y torpe?
—Pero... yo...
—Shh ya cállate, no quiero escuchar tus pretextos, sólo aléjate de mí —le dije comenzando a caminar, no sin antes observar su rostro, sus ojos, los cuales estaban brillosos.
—¡Bien, no necesito hablarte y espero disfrutes de la universidad... no, sabes qué, que no disfrutes nada y te vaya de terror en todas las materias! —sentí que me gritó desde su lugar, yo seguí mi camino.
No sabía porque me sentía tan mal al decirle todas esas palabras, pero realmente me sentía diferente con su presencia y no quería tener ese sentimiento tan raro en mí; llegué a la cafetería y busqué a Brian, que estaba en una mesa esperándome.
—Hey amigo, ¿Cómo va todo?
—Muy bien, por comenzar mi primera clase, no tengo más que cinco minutos, dime que quieres.
—Mmm siempre tan directo eh.
—Sabes que no me gustan las vueltas, ve directo al asunto.
—Bueno, sólo quería preguntarte si el sábado ¿Quieres ir a una carrera?, es aquí a las afueras y hay mucho dinero de por medio.
—Lo pensaré, tu pásame la dirección y la hora por mensaje y te aviso el viernes si voy.
—Bien, espero puedas ir —añadió Brian poniéndose de pie.
—Si si, nos vemos, tengo clases —mencioné saliendo de la cafetería.
Me dirigí al salón, al llegar y estar por entrar casi choqué contra una linda chica.
—¡Hola! —me dijo mirándome de arriba abajo.
—Hola —añadí viendo que una chica de pelo castaño estaba frente a mi jugando con sus manos, tratando de pasar a su lado, pero ella se movía hacia el mismo lugar.
—Me llamo Daila.
—Que bien —sonreí mirándola de reojo, tratando de continuar con mi camino.
—¿Y tú? —me preguntó siguiendo junto a mí.
—No... —entonces vi que Hanna entró al salón y me miró, pensaba en decirle a esta chica que no le importaba, pero me venía bien para molestar a Hanna—. Luke, me llamo Luke.
—Un gusto conocerte, ¿Y dónde te sentarás?
—No lo sé.
—Ven, siéntate junto a nosotros —mencionó tomando mi mano haciendo que mi cuerpo se quedara rígido y saqué rápidamente mi mano de la suya
—Perdón, no quise molestarte.
—Está bien, sólo continua, yo te sigo —me senté a unas cuantas bancas de Hanna.
Lograba verla bien ya que estaba delante de mí, me miré la mano y pensé en lo que sucedió, no me gustaba que me tocaran, sólo lo hacía si yo quería, pero cuando Hanna lo hizo, sentí paz, no quería soltarla, demonios, tenía que dejar de pensar en ella.
—Luke.
—¿Sí?
—¿Tienes amigos aquí o novia?
—Amigos veré y novia, ni pienso en eso, para mí son mujeres de una noche, si les gusta bien o si no que sigan su trayecto, hay muchas chicas en el camino —hablé sin mirarla, sólo jugando con mi lápiz, pasándolo entre mis dedos.
—¿Y nunca te enamoraste?, porque puede llegar esa chica que te vuelva loco y no dejes de pensar en ella, y hasta puedes llegar a conocerla aquí —escuché lo que dijo y no pude dejar de mirar a Hanna, que movía su cabello y sonreía con sus compañeras—. ¿Me escuchas?
—Si, pero ya no quiero hablar, sólo quédate callada o no me hables a mi —señalé siendo el mismo de siempre, no podía cambiar la mierda dentro de mí y me gustaba ser así.
Vi que entró el profesor y saludó a la clase, un hombre mayor, de unos 50 años, muy bien vestido y por lo que noté, buena educación, pasaron las dos horas de hablar, presentarse y la primera investigación de tarea a desarrollar y tocaron el timbre, me levanté de mi asiento y noté que la chica que recién conocí se acercó a mí, por lo que tomé mis cosas y salí.
—Luke... espérame.
—¿Qué quieres? —rechisté girándome de mala gana, entonces me tomó de golpe y posó sus labios en los míos.
Abrí los ojos sorprendido, la aparté de mí y corrí lejos de ella, de todos cerca de mí. Vi a Pablo, junto a Carlos y una chica rubia, ojos azules, tomé la mano de Pablo e intenté alejarlo de ellos, sólo que Carlos y la chica lo impidieron.
—¡Luke!, quiero presentarte a Danna, nuestra nueva amiga —Carlos sonrió, mientras me observó brevemente, para luego mirar a Danna.
—Mucho gusto.
Asentí con la cabeza, jalé a Pablo lejos de ellos, hasta que llegamos al baño, lo miré fijamente y él me observaba confundido.
—¿Qué pasa, Luke?, te portaste grosero con Danna —añadió Pablo un poco enojado.
—¿Qué me pasa? Lo que pasa es que necesito tu ayuda, una chica, Daila me beso —le dije a Pablo algo alterado y agitado.
Pablo me miró con un rostro serio, luego logré notar que estaba sosteniendo una sonrisa.
—Deberías estar contento, puedes tener novia y no es Hanna, tú me dijiste que no quieres a Hanna, aprovecha a Daila.
—No, no lo entiendes, nunca lo entenderás, tienes que alejar a Daila de mí.
Respiré agitadamente, mientras me alejé un poco de Pablo, ya que comencé a sentir unas incontrolables ganas de asesinar a alguien, ver mis manos llenas de sangre.
—Está bien, te ayudaré, pero primero deberé conocerla —contestó Pablo, acercándose a mí.
Asentí con la cabeza, para luego empujar a Pablo hacia la puerta, él me miró confundido, aun así, se fue lejos de mí, respiré profundamente, cerré los ojos y traté de calmarme, no podía matar a alguien aquí dentro, no podía, tenía que organizar mejor mis movimientos.
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Oscuridad En Mi Mente
HorrorMi mente es un laberinto y aunque tome diferentes direcciones, siempre llego a un mismo lugar, al mismo sentimiento; Al deseo infrenable de matar, de hacer sufrir, no hay nada que pueda cambiar esto que siento, nada me hace más feliz que pensar en e...