Capítulo 4: Viejas heridas

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-¿Y ahora qué se supone que tenemos que hacer?-preguntó Eric de mala gana.

La caravana se detuvo tras dos horas de viaje en una caseta abandonada en los lindes de lo que antes bien podría haber sido un bosque. Todavía quedaban algunos árboles en pie, aunque sin follaje en sus ramas, y del resto solo quedaban algunos tocones partidos clavados en el suelo o un agujero en la tierra donde antes echaron raíces los árboles que faltaban, dando lugar a un terreno irregular lleno de socavones. Ada se había quedado profundamente dormida en mitad del viaje, exhausta por la emoción del plan llevado a cabo con éxito. La mujer de antes que empuñaba el francotirador con la misma frialdad y precisión de una veterana de guerra ahora se asemejaba más a una niña pequeña, un pequeño ángel durmiente con la cabeza apoyada en el regazo de Nika.

-Deberíamos permanecer escondidos en algún lugar donde no puedan encontrarnos los de NeoLab-propuso Gina con algo de indiferencia.

-Pues dudo que estando en territorio de la RNM podamos escondernos de NeoLab-aclaró Xander.

-¿Será mejor ir a territorio de la Última Legión?-preguntó Eric con sorna.

-No he dicho eso-protestó el grandullón, ofendido-. Solo recalco que la situación está bastante jodida, nada más.

-Si nos quedamos aquí nos encontrarán con facilidad, y si nos dirigimos al oeste nos matarán si descubren de dónde viene Ada-explicó Nika con suavidad y en voz baja para no molestar a la chiquilla dormida.

-O si nos reconocen a nosotros-interrumpió Gina.

-Y eso solo si conseguimos llegar-añadió Xander-. Antes hay que cruzar la frontera, y recordemos que eso ahora mismo es un hervidero de soldados peleando por un trozo de tierra.

-Hagamos lo que hagamos vamos a estar en peligro-prosiguió Nika sin hacer el más mínimo caso a sus amigos.

-¿Y qué propones tú, Nika?-preguntó Eric, cruzándose de brazos-. Al fin y al cabo tus ideas son siempre las más razonables.

-Propongo que continuemos nuestro viaje hacia el oeste-respondió la mujer dubitativa, apartando la mirada de Eric-. Obviamente evitaremos pasar por Malpaís. Así quizá podamos minimizar el riesgo de que nos identifiquen-se apresuró a añadir.

-Minimizar el riesgo de que nos identifiquen... Como si fuesen a olvidar las caras de cuatro desterrados-se quejó sarcástico Eric.

-¿Y tienes alguna idea mejor?-preguntó Xander, molesto con la actitud de su amigo.

-No será mucho tiempo, Eric-aclaró Nika antes de que pudiera abrir la boca-. Solo será el tiempo justo para encontrar un lugar seguro donde Ada pueda vivir tranquila y sin miedo. Solo quiero que tenga un hogar y pueda vivir en paz, sin necesidad de estar escapando buscando un refugio nuevo cada día. No quiero que tenga nuestra vida.

-Solo será entrar y dejarla en un lugar seguro donde la guerra no haya llegado-explicó Xander.

-¿Me abandonáis?-preguntó Ada medio adormilada. Había estado escuchando la discusión que tuvieron Nika y Eric, y las palabras de Xander terminaron de asustarla-. Yo quiero seguir con vosotros.

-No te abandonamos, cielo-aclaró Nika mientras la muchacha se incorporaba en el sofá para apoyarse, sentada, en el respaldo-. Pero no puedes quedarte con nosotros para siempre. En estas tierras te están buscando y es peligroso para ti seguir aquí, y al oeste nos están buscando a nosotros y es peligroso que te vean a nuestro lado.

-También podemos ir al norte y atravesar Bruma-sugirió Gina, apenada por la reacción de Ada-. Sí, ya lo sé, es peligroso y todo eso. Pero me da lástima tener que despedirnos de ella.

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