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sempiembre 17, 2018.
Danilo.

La mañana de ese día había sido diferente a las otras. Normalmente Sarah despertaba teniendo a TaeMin al lado abrazándola o acariciándola, pero ese día no fue así; se levantó y se dio cuenta de que la ropa que llevaba puesta (Que siempre era negra y de encaje) ahora era de color rosa pastel y constaba de una camisa con su nombre y un pans holgado. Miró la habitación, estaba mas arreglada de lo que normalmente lo estaba; la silla y la mesa acomodadas en una esquina, el ropero cerrado (con llave quizás), no había ropa regada por el suelo y las cortinas estaban atadas con cintas grises.

Se levantó y miro la puerta, estaba entre cerrada y podía escuchar ruidos afuera. Se acercó a esta y miró por el pequeño espacio a TaeMin muy apurado caminando hacia el cuarto, rápidamente se quitó y se sentó sobre la cama cuando el chico abrió la puerta.

– Hoy es un día especial –Le dijo nervioso–, hoy vendrá alguien muy importante.

– ¿Ya desayunaste? –Le preguntó, tomando a TaeMin de sorpresa.

– No, aun no.. –Bajó la cabeza y comenzó a jugar con sus manos, sacudió su cabello y al miro de nuevo–. En fin, hoy vendrá el comprador que..

– Deberías desayunar, ¿Te alimentas bien? Estas muy delgado –Lo cuestionó de nuevo.

– Guarda silencio un segundo –Le dijo alterado, había levantado mas manos como si fuera a golpearla, pero se detuvo en seco y bajo las manos pasándolas por su cara–; escucha, hoy vendrá alguien muy importante. Danilo, ¿Lo recuerdas? –Ella asintió–, bueno, él vendrá esta tarde, por eso hoy estas vestida así.

– ¿Y a qué viene? –Le preguntó mientras se recargaba en la mesa.

– Viene para ver que seas la chica que quiere –Comienza a mover sus pies, nervioso–, tuve algunos problemas antes y unas veces traje a las chicas equivocadas.

Sarah se rió y él solo hizo una mueca– Que tonto eres.

– Por esos errores tuve que mancharme las manos, Sarah –Sonrió cuando miró la expresión de miedo que antes había sido de burla en el rostro de la contraria–, esperemos que seas la correcta.

Salió de la habitación cerrando la puerta desde afuera, dejando el cuarto en silencio. Las manos de Sarah temblaban y su rostro se torno pálido.

«Si se equivocó de chica, voy a morir

Pasaron unas horas cuando escuchó el ruido de una puerta abriéndose desde abajo. Se levantó y corrió hasta la puerta de su cuarto recargando en ella su oído para escuchar la conversación de abajo.

Estoy muy feliz de volver a aquí, TaeminLa voz era grave y profunda–, esperemos que esta vez sea la correcta.

Yo creo que si es ella, y si no, no saldrá decepcionado de aquí.

Escuchó los pasos de los sujetos subir por las escaleras y caminar por el pasillo. Corrió hasta la cama sentandose en la orilla mirando hacia la puerta, no dejaba de temblar. Abrieron la puerta y solamente reconoció el rostro de su cautor.

– Aquí está –La señaló.

Danilo era un hombre alto, fornido y al robusto, de piel morena y ojos claros. La miraba como si la estuviera examinando, observando detenidamente cada lugar de su cuerpo. Se acercó a ella y posó la mano derecha en su barbilla, luego volteó a mirar al chico delgado.

– Esta vez lo hiciste bien, TaeMin –La miró de nuevo, con una gran sonrisa en el rostro–. Eres bellísima, Sarah –Dio unos pasos hacia atrás para mirarla por completo–. Me gusta tu atuendo, pero necesito que te lo quites. Anda, hazlo.

Volteó a ver a TaeMin, como esperando que aprobara aquella petición.

– No lo mires a él –Llamó su atención–, quien da las ordenes aquí soy yo –Dijo con una voz mas grave.

Miró de reojo al chico, quien solo asintió. Se quitó primero la pequeña camisa y la lanzó a la cama, luego hizo lo mismo con el pantalón. Danilo se acercó a ella y acarició su cuerpo, rozando sus dedos con cada espacio.

– Eres hermosa, ¿Lo sabes no? –Le susurró jalando su cabello y recargandola en la cama–, eres perfecta.

– Mmhhg... –Se quejaba con los ojos cerrados, podía sentir el cuerpo del sucio y desesperado hombre pegado al de ella, y  sobre todo, su pene dando empujones a su trasero.

– Aun no puedes hacerle algo Danilo –Lo interrumpió TaeMin quien los miraba con los ojos cerrados y los brazos cruzados–, aun no te pertenece.

– Lo sé, ¡lo sé! –Gritó, lanzando a Sarah a la cama–, pero pronto llegara el día. ¿Qué tal va su entrenamiento? –Se dirigió a la puerta, saliendo por el pasillo seguido de TaeMin.

– Aun nos falta probar unas cosas.

Sarah se quedó sola de nuevo en la habitación. Sus mejillas estaban empapadas de sus propias lágrimas; nunca había llorado cuando TaeMin y ella tenían sexo o cuando él utilizaba algún juguete con ella, pero esta vez lloraba por el miedo. Tenia miedo de Danilo y de lo que pasaría con ella después de su estadía en aquella casita a mitad de la nada.

Espero verte de nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora