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septiembre 15, 2018.
Azotes.

Estaba buscando algo en el gran baúl negro que estaba en la esquina mas lejana de la puerta, Sarahi miraba cada movimiento que hacía, sentía curiosidad. Al fin lo miró acercándose de nuevo a ella con un nuevo objeto en sus manos: un látigo de cuero negro.

– Date la vuelta, Sarahi –Le dijo  en un tono serio con una sonrisa lujuriosa en el rostro.

Obedeció la orden. Giró sobre sus pies quedando de frente con el delgado tubo, sus mejillas estaban demasiado rosadas. Sintió los delgados y largos dedos de él bajar desde sus hombros hasta su trasero, al cual apretó con fuerza, dejando marca, siguió acariciándola.

– Ah.. –Se quejó, cerrando los ojos y presionando sus labios.

– Ahora, tienes una tarea. –Comenzó a decirle mientras su mano pasaba entre sus piernas hasta su intimidad, donde acarició un momento– Deberás contar cada azote, hasta llegar al numero veinte, ¿Entendido?

– En-tendido.

Dio unos pasos hacia atrás, contemplando el voluptuoso cuerpo de la chica. Levantó el látigo y lo pasó por la espalda de ella, lo levantó de nuevo y lo dejó caer con fuerza sobre su nalga derecha; ella soltó un grito a no tan alto volumen.

– ¿Y bien?

– Uno –Dijo en un susurro.

Repitió los movimientos; ésta vez el azote tuvo mas fuerza y cayó en la nalga izquierda.

– Dos.. –Le dijo de cierta forma sensual, se estaba mordiendo el labio para no gemir.

Siguió repitiendo el procedimiento varias veces, hasta que escuchó el primer gemido de Sarah en el décimo azote.

– ¿Te agrada esto? –Le preguntó mientras se desabrochaba el pantalón y bajaba la cremallera.

– Sí. Me agrada.. –Pasó su lengua sobre sus rosados labios.

Le dio otro azote, ahora la fuerza había incrementado aun mas y ella no pudo aguantar un fuerte grito y los jadeos que le siguieron, escuchó la risa de TaeMin y se dio cuenta de que eso era lo que él quería escuchar.

– Once.. Van once..

– Es bueno saber que te gusta, Sarah..

Inmeditamente un nuevo azote cayó sobre su gran trasero. Gritó y gimió; otros siete azotes fueron recibidos por sus nalgas, las cuales ya estaban rojas.

– ¡Ah! TaeMin.. –Cerró los ojos con fuerza cuando notó que había gemido su nombre, sintió de nuevo aquellas manos acariciar su parte posterior. Se acercó a su oído sin dejar de tocarla.

– El veinte no será con el látigo.. –Le susurró mientras de nuevo llegaba su intimidad; el lugar estaba húmedo.

Con la mano derecha soltó una fuerte palmada en la nalga derecha. Sarah soltó el último gemido provocado por su castigo. Se separó de ella y lanzó al baúl el látigo, alzó los brazos y desató las manos de ella del tubo.

– Terminamos por hoy, pequeña.. –La volteó para mirarla, sus ojos tenían lágrimas– ¿Qué sucede pequeña?

– Me duele el trasero por los azotes, tal vez.. –Le dijo con sarcasmo.

La abrazó y acarició su espalda– Tranquila, te daré ropa bonita y te traeré la cena, ¿Si?

La llevó carcando hasta la habitación donde la acostó en la cama, se rigió al gran ropero y abrió sus puertas buscando algo que ponerle a la chica; encontró ropa interior que lucía cómoda, un pants azul cielo holgado a cuadros y un suéter rosa opaco, también tomo una manta calida color negro. Fue hacia ella y la ayudó a vestirse lentamente. Sarah se acomodó en la cama y él la cubrió con la manta.

– Es tibia –Le dijo sonriendo.

– Lo sé –Le devolvió la sonrisa–, te traeré la cena, ¿Vale?

Asintió; lo miró salir por la puerta. Su murada se clavó en el techo y de un momento a otro cayó en un sueño profundo.

Espero verte de nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora