Capítulo 6

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Pese a lo mucho que Atsushi maldijo la habilidad que le había tocado, a veces le era convenientemente útil cuando la misión requería espiar, vigilar o actividades similares. Dominar el poder del tigre le dio a él unas mejoras no solo físicas pues su oído, olfato y vista estaban muy por encima de lo que cualquier ser humano normal podría imaginar. En este momento, su poder le servía para cotillear desde su posición, en la fila donde guardaba el turno para que le sirviesen los helados que habían pedido, la conversación que Chuya estaba manteniendo en su teléfono.

Chuya:

Dazai, dentro de una semana se cumple el noveno. 14:03

Pensé que querrías saberlo. 14:03

Dazai ¿Dónde cojones estás? 14:17

Llevo casi dos meses sin verte el puto pelo. 14:17

Hicimos un contrato, dijiste que nunca mentías en tus negociaciones. 14:18

Atsushi tragó saliva cuando vio cómo Chuya apretó el móvil entre sus dedos, no era el primero que rompía esta semana cegado por la ira y tampoco sería el último. Siguiendo el consejo de Akutagawa compraron dos más, odiaba darle la razón, pero cuando la tenía, la tenía.

Chuya suspiró al volver a leer la conversación que mantenía con Dazai y la lástima que sintió por él en aquel momento fue demasiado grande para caber en su cuerpo. Notó como Chuya abrió de nuevo la conversación y, volviendo a suspirar, presionó de nuevo la pantalla.

Chuya:

Dazai, dentro de una semana se cumple el noveno. 14:03

Pensé que querrías saberlo. 14:03

Mensaje eliminado.

Mensaje eliminado.

Mensaje eliminado.

Atsushi sintió como algo en el interior de su pecho se apretaba proporcionándole una sensación demasiado incómoda. Confiaba en Dazai por encima de todas las cosas, sabía que si Dazai había dado la orden de que Chuya fuese ajeno a todo lo que ocurría a sus espaldas era porque él tendría que tener algo planeado que al final resolvería toda la situación.

Entonces... ¿Por qué la presión de su pecho le hacía pensar que, por primera vez, Dazai estaba equivocado?

Cogió la bandeja cargada con un helado extra grande para Chuya, y dos más pequeños para él y Akutagawa. Regresó a la mesa, al mismo tiempo que su compañero de misión que había salido del local para atender una llamada. Cuando los dos se sentaron, Akutagawa y Chuya frente a frente mientras que él estaba entre los dos, preparado para ponerse las manos en las orejas antes de que comenzasen los gritos. Chuya dejó su teléfono a un lado y, a la vez que su compañero mafioso, inspiraron antes de empezar a gritar.

—¡ES QUE NO ME PUEDO CREER LO GILIPOLLAS QUE ES DAZAI, SI LO TUVIESE DELANTE LE ESTARÍA DANDO PATADAS HASTA QUE SE ME CAYERAN LAS PIERNAS!

—¡TACHIHARA! NO ME PUEDO CREER QUE MI HERMANA ESTE SALIENDO CON TACHIHARA, DIOS ME QUIERO MORIR, NO, LE VOY A MATAR A ÉL.

Ambos se miraron con ceño fruncido al ver que hablaban de temas completamente distintos, Atsushi vio sus miradas y cómo ambos parecían tener una conversación mental en la que él no podía ser partícipe. Al mismo tiempo y sin hablarse los dos escondieron una mano en su espalda. Con sus miradas rugiendo a viva voz y su sed de sangre y victoria, recitaron a la vez:

—PIEDRA, PAPEL, TIJERAS, 1, 2, 3.

Con la piedra de Akutagawa derrotando a las tijeras de Chuya, se decidió al ganador.

Nueve Meses (Soukoku) [M-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora