Suelo ser tímido.
Me cuesta acercarme a tí, a pesar de lo mucho que lo deseo.
Hay veces en las que simplemente no puedo formular una simple oración por tenerte en frente.
Pero, por absurdo que suene esto, esos sentimientos desaparecen cuando estoy contigo.
Sí, es complicado, y ni yo lo entiendo al cien por ciento...
Cuando nos tomamos las manos, a veces pienso en cuántas veces más podré hacerlo, o cuánto tiempo más podré sostener tu delicada pero cálida mano...
¿Nos estarán viendo?
¿Qué dirá la gente?
¿Tú también te preguntas estas cosas?
Mi mente está atareada, un completo y perfecto desorden ocasionado por algo tan simple como tomar tu mano.
Me aferro a ti, apretando ligeramente tu mano, nuestros dedos entrelazados, cual perfecto nudo como el que une nuestros corazones.
Recibo el mismo gesto de tu parte, volteo a verte y nuestras miradas se encuentran.
Mi mente se despeja.
Mi corazón late tan fuerte y rápido que se adormece.
Y antes de darme cuenta, esa estúpida sonrisa que solo tú ocasionas está dibujada una vez más en mi rostro.
Quiero abrazarte.
Quiero besarte.
Quiero tenerte a mi lado y no dejarte ir nunca.
Quiero que seas feliz, quiero verte sonreír y saber que el motivo de aquella dulce sonrisa soy yo.
Qué egoísta, ¿verdad?
Bueno, esto del egoísmo me dejó de importar hace un tiempo ya.
Lo único que quiero es verte feliz, o mejor dicho... Hacerte feliz.
Ya no tengo duda alguna.
La indicada...
Eres tú.
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Como un gato
Short StoryElla es como un gato. Dulce, algo fría al principio, tierna, pura...