Una de las habilidades de los demonios era el crear ilusiones, con sólo pensarlo cree un escenario donde estábamos en el foro de un teatro antiguo y muy tétrico, un viejo piano estaba en el centro de la pista y los asientos del teatro a media luz por las velas encendidas sobre los viejos candelabros que colgaban por diversas partes del techo, en los palcos parecía que había espectadores en espera de una gran función, se podía ver como sus dientes blancos resplandecían al sonreír emocionados.
Ante la mirada expectante de ella, fui apareciendo convertido totalmente en mi verdadero yo, un demonio alto de buen cuerpo, largos colmillos y ojos color carmín, esta vez con unas alas negras que se extendían soberbias mi rostro con rasgos rudos, pero sin perder ese toque atractivo y más varonil, y ella ahí recargada sobre el piano, Vestida con una larga bata negra transparente con muchos pliegues y olanes dejando ver su cuerpo desnudo debajo...
¿Quieres danzar esta noche con el demonio princesa?
Pregunté acercándome lentamente hacia ella con mi mano extendida. Su rostro fue enmarcado por una media sonrisa con un toque de picardía, y sus ojos reflejaban ese deseo por descubrir el placer que podría darle.
_Quiero mas que una danza, quiero llenarte y que me llenes, vaciar toda tu esencia y embriagarme con ella, quiero todo de ti.
Una sonrisa perversa mostró mis labios dejando entre ver mis afilados colmillos, tomé su mano y la guíe hasta el centro de la pista como todo un caballero, mi cuerpo pudo sentir su adrenalina correr por sus venas y eso hizo que me excitara, conforme caminábamos envié sensaciones a su cuerpo de deseo y pude percibir el calor que empezaba a subir en cada poro de su piel.
La jale hacía mi con fuerza poniendo una mano sobre su cintura y con la otra sostuve su mano mirando fijamente sus ojos para que se perdiera en los míos y pudiera ver el infierno a través de ellos._Esta vez danzaras con el demonio en esta noche oscura, en este lugar tétrico y ni la luna será testigo porque está celosa de que te tengo entre mis brazos...
Si, cuando quería era todo un poeta enamorado y seductor, antes de empezar a movernos hice que una música de fondo invadiera el viejo teatro y hundí mi rostro sobre su cuello dejando un mordisco para después empezar a danzar por todo el lugar...
Sus pasos fueron suaves y elegantes, la música nos envolvía en aquel ambiente tétrico de siglos pasados, con la mirada de almas que aun deambulaban en el lugar y se unían a esa danza oscura.
La música era mi arma de seducción favorita, en cada paso unas manos invisibles recorrían su cuerpo, posándose en sus senos en suaves movimientos para después ir delineando el contorno de su cuerpo hasta posarse en sus glúteos, mi boca buscaba la suya con deseo para fundirse en un largo y apasionado beso donde ambas lenguas formaban otra danza de pasión y lujuria...
La llevaba casi a hasta el piso sosteniendo con fuerza ese cuerpo lánguido y delicado aprovechando la postura para morder esos pezones que se transparentaban debajo de esas sedas oscuras dejando la tela mojada de mi saliva y luego volvía a elevarla girando con ella quedando sus pezones a la altura perfecta para que mi boca los atrapara arrancando con mis colmillos el pedazo de tela que los cubría para liberarlos y succionarlos con más libertad.
_Uuuhhmm mi bella princesa esta noche danzas en el infierno con la lujuria...
La música seguía tocando esa oscura melodía, y mi lengua seguía lamiendo y mordiendo esos botones rosados que debido a las atenciones que mi boca les daba cambiaron su tono rosado por el rojo escarlata.
El deseo fue subiendo y el calor de su cuerpo también, el teatro fue invadido por suspiros ahogados y leves gemidos que de su garganta escapaban sin que pudiera evitarlo, seguí marcando los pasos danzando por todo el escenario, su cuerpo temblaba de placer entre mis brazos, un cambio de paso la hizo girar en su propio eje cayendo esa bata y descubriendo sus hombros hasta su cintura, mis ojos destellaron en la oscuridad al ver su torso desnudo y esos senos que aclamaban por mi boca.
_quiero más... mucho más contigo demonio... su voz entrecortada y jadeante suplicaban más, me desplace hasta ella tomando su cintura y elevándola para que quedara sobre mis hombros, al hacerlo se elevó su vestido transparente abriéndose y su sexo quedo frente a mi rostro.
extendió sus brazos y echo la cabeza hacia atrás como si volara mientras seguíamos girando, al tener su sexo en frente no dude en hundir mi lengua en el y probar las mieles de su interior, los gemidos eran una sinfonía que se unía a la melodía que acompañaba la danza, me eleve junto con ella con mis alas extendidas sin separar mi boca de sus labios íntimos._Que puede haber más que una danza de pasión en el infierno?
La baje pegada a mi cuerpo sin separarse una milésima de mí, mientras descendía mi falo ya la esperaba y fue ensartándose en ella, su boca emitió un grito de placer y sus ojos se perdieron mirando los míos, la sostuve de su espalda baja y me desplace en segundos hasta el viejo piano, donde la puse sobre la orilla de las teclas y ella abrazo mi cadera, mi falo la embistió repetidas veces de un modo rudo y placentero sus brazos aferrados alrededor de mi cuello y nuestras bocas sedientas de besos con sabor a lujuria, con sabor a deseo.
Me ofreció sus senos nuevamente y hundí en uno de ellos mis colmillos atrapando su pezón para succionar ese liquido vital que aceleraba mis sentidos y me llenaba de energía, al mismo tiempo invadí su interior con mi savia llenándola toda mientras las paredes de su intimidad aún seguían contraídas apretando mi falo que bombeaba sin parar hasta quedar exhausto.
Justo la música se detuvo y ella se desvaneció agotada entre mis brazos, su energía me había llenado de vida, Salí de ella y la deje recostada sobre el piano en esa dimensión desconocida, entre la realidad y la ilusión...
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El Demonio de la Lujuria
VampireNunca invoques a un demonio como yo, porque puedo ser la mas placenteras de tus pesadillas, seduciré tu alma, mancillaré tu cuerpo y te haré sucumbir al pecado de la lujuria, y entonces te arrastraré al infierno del placer.