La Dama y el Corcel

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Siempre que alguien tiene algún deseo perverso, ahí estoy, soy algo así como el genio de la lampara maravillosa

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Siempre que alguien tiene algún deseo perverso, ahí estoy, soy algo así como el genio de la lampara maravillosa. Si te frotas ahí estoy, si tu cuerpo arde de placer ahí estoy, en fin, estoy en todo lo que se llame placer y perversión.

Estaba aburrido con tanto encierro y no precisamente el mío, si no el de toda la humanidad, no había fiestas, o si las había eran muy escasas y con demasiadas precauciones y eso me aburria, por más que salía algunas noches no encontraba nada ni nadie que pecara. en fin, Sali a caminar un momento por la calle después de la media noche, encendí un cigarrillo para fumar mientras pensaba y contemplaba la noche, la luna brillaba en lo alto del firmamento, las estrellas eran muy escasas así que la noche no estaba tan alumbrada, era perfecta para mí.

Seguí caminando por la acera mirando los diversos diseños de las enormes casas que estaban en el barrio, no conocía ninguna, siempre pasaba en el coche sin poner ninguna atención, pero particularmente hoy me nació hacerlo.

Después de admirar algunas casas hubo una que llamo mi atención. una casona enorme de un diseño muy antiguo, yo diría victoriano, parecía abandonada, me pare un momento a observarla, parecía de esas casonas de película de terror, como parecía estar deshabitada, me metí y me senté en las escaleras viejas y empolvadas de la entrada, tome otro cigarrillo y lo encendí, se respiraba tanta tranquilidad que bien podía quedarme ahí casi toda la noche...o eso creí.

Un ruido me hizo voltear de pronto hacia ambos lados para ver lo que era, pero parecía no haber nadie, le resté importancia y seguí fumando, seguro era alguna rata o un gato por ahí merodeando.

Aaah...aaah ¡_ eh? ¿Pero qué rayos fue eso? __ de inmediato me levanté y seguí esos quejidos, o más bien gemidos la casa estaba cerrada, así que tuve que rodear para poder entrar por detrás, conforme me acercaba los ruidos iban en aumento y vi al fondo del patio trasero la silueta de una mujer junto a un caballo pura sangre, la bestia más hermosa que mis ojos podían ver? WTF!... mis ojos destellaron lujuria al sentir como era invocado y mi cuerpo se estremecía, la mujer no se percató de mi presencia o seguro no podía verme, no era una joven, mas bien era una mujer madura aun de buen cuerpo, estaba desnuda y tocaba el falo del animal que se resistía a ello dando reparos, la mujer se tocaba los senos y pellizcaba sus pezones y a su vez trataba de calmar al animal para que siguiera sus perversiones, pero el caballo seguía negándose, estaba asustado, no pude evitar sonreír con maldad y no dude en poseer el cuerpo del animal, había que complacer a la dama en apuros y como buen demonio de la lujuria que soy, no podía dejarlo pasar.

Al estar en el cuerpo del caballo, mi falo se engroso un poco mas ante las atenciones de la mujer, que estaba muy contenta porque al fin el caballo estaba accediendo a sus deseos sin saber cuál había sido el motivo.

Con el hocico la fui empujando hasta empotrarla sobre la cerca de madera con sus nalgas muy paradas, mi lengua se hundió entre ellas y empezó a lamerla toda, desde su vagina hasta su ano, ella no paraba de gemir y gruñir de excitación mientras mi lengua la babeaba toda raspándose sobre su intimidad, dejándola bien lubricada, mi enorme verga de caballo ya goteaba, en realidad lo estaba disfrutando junto con ella, era la primera vez que estaba en el cuerpo de un caballo pero a las damas siempre se les concedía cualquier perverso deseo. Pude ver como su vagina estaba hinchada, mi lengua estaba demasiado húmeda de saliva y sus fluidos, me acerque para apoyarme con las patas delanteras sobre el cerco de madera, ya estaba lista para ser penetrada ella sabia bien lo que quería porque con una de sus manos acomodo mi falo en su entrada y empezó a clavarse sola en él, de una estocada la embestí, en realidad no me importó si podía hacerle daño, un grito dejo salir de su garganta y en ese momento relinche como buen potro salvaje al sentir como me ahorcaba el falo haciéndome delirar de placer, a pesar del dolor que seguro sentía no paró, siguió moviendo sus caderas al ritmo de mis embestidas, cuanta perversión puede haber en una mente humana y luego se quejan de los castigos divinos, pero ese no era mi problema, siempre estaría donde me fuera invocado para así juntar más almas pecadoras.

Una y otra estocada seguida de varias mas acompañadas de fuertes gemidos y gruñidos formaban una hermosa y siniestra melodía donde la lujuria danzaba dentro de su cuerpo, pasaron unos momentos donde hubo cambio de posiciones de parte de ella y en cada una el sexo era tan excitante. Al sentir que ambos nos correríamos puso mi falo en su boca para recibir toda la leche que sin mas llovió en sus labios, su rostro reflejaba lujuria y perversión. ¡rayos pero que delicia ¡_fue una corrida impresionante, mi leche salía a borbotones y ella la tomaba con hambre, sus ojos estaban en blanco aun el deseo se reflejaba en ellos, tomo mi falo entre sus manos y lo metió en su boca para lamerlo cosa que me hizo temblar y hacer un reparo, ella seguía mamando como si un biberón tuviera entre sus manos.

De pronto cayo al pasto y fue cuando abandone el cuerpo del caballo quien también quedo tirado en el pasto, me acerque a ella paseando mis dedos por su rostro demacrado.

__gracias por tu energía, me hacia falta delicia, es mi pago por cumplir uno de tus deseos, seguro pronto nos volveremos a ver, y el pago entonces no será solo tu energía.

Hasta pronto... deje un beso sobre sus labios y con una radiante y perversa sonrisa abandone el lugar dejando a la mujer sin energía desmayada en el pasto, vaya que ese tipo de casonas tienen sus secretos muy ocultos...

El Demonio de la LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora