Regalo de Aniversario (Rol erótico, parte única)

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[New York. 2:00 a.m]

_ ¡de rodillas humana! Ordene con autoridad mirándola del mismo modo, en la palma de mi mano golpeaba el mango del fuete y una sonrisa siniestra se formaba sobre mis labios pálidos.

_ traje un juguete para ti pastelito, que te parece?... interrumpí de pronto sin previa cita en la casa de la rubia para mejor exactitud en su habitación, la cual ni se inmuto al verme, sabía de mis arranques de histeria. Avance hasta la rubia pasando mis dedos por el contorno de su rostro hasta detenerlos en su mentón alzando un poco para que me viera.

_ no me esperabas verdad? ... lo sé, pero sabes que suelo dar... sorpresas. Hoy es luna llena y ando algo inquieto y muy hambriento, pero antes quiero divertirme un poco con la comida.

No pude evitar expresar una risa malvada, la chica temblaba desnuda de rodillas en el frio piso de mármol alzaba la mirada de vez en cuando para mirar a la rubia y a mí, eso me molesto porque nadie mueve un musculo de su cuerpo sin mi consentimiento, así que me desplace hasta ella y aseste un latigazo sobre su espalda.

_ debes aprender las reglas pastelito... aquí nadie habla, nadie se mueve, y nadie respira sin mi autorización... entendiste? _ arrastré las palabras cerca de su oído y con descaro metí mi lengua dentro lamiendo un poco.

La joven temblaba ahogando sus sollozos, la rubia la miraba altiva mientras seguía con su arreglo para verse mas hermosa de lo que era, la bata de encaje negro transparente no le hacia honor a su belleza porque esta lo opacaba todo, sus piernas eran cubiertas por unas medias oscuras que hacían que su piel luciera mas tersa y apetecible, mi mente se imagino quitándolas con los colmillos mientras mis dedos recorrían su piel con ese tacto que solo merece la piel de una diosa. Mis ojos cambiaban su tonalidad cada segundo, rojo, carmín, azules, incluso en ocasiones eran de un negro como una noche sin luna ni estrellas.

_ ¿Quise traerte un regalito, pronto será 30 lo recuerdas? Oh si, ya se, hace tanto, tanto, tanto que vote esa fecha a la mierda, pero ... así soy yo, y hoy me dio la puta gana recordarla y que mejor que hoy que es luna llena para satisfacer mis instintos salvajes cariño y recordar el maldito día en que te conocí...

Mientras hablaba con un poco de cinismo mi expresión corporal hacia conjunto con mis palabras mirando de lado a la rubia y después a la tipa que pensó que al cruzarse en mi camino tendría una noche de solo placer. Aun no entiendo porque muchos piensan que los demonios de la lujuria solo follamos aquí y allá y mas allá, ja... también tenemos nuestro lado sangriento, ese que nos despierta el apetito.
Tomé un cigarrillo de mi estuche dorado y lo encendí con el encendedor obvio, no con el dedo como lo hacen muchos fanfarrones que se dicen ser demonios solo para presumir con trucos baratos.

Entre cada calada esperaba que la rubia terminara su arreglo personal mientras con la punta de mi fuete jugaba con los pezones de la desventurada que suplicaba en su interior que pronto terminara esa tortura de no saber que destino le deparaba la noche...



 [Aneesa]

Era tarde y estaba cansada ya que era de madrugada, así que me dispuse a irme a dormir. Me desnude lentamente quitando mi vestido entallado negro, dejándolo en el suelo junto a mi sostén, cuando escuché unos ruidos fuera, no sabía quién era así que me puse mi bata transparente que dejaba muy poco a la imaginación, donde se veía mis pechos voluminosos y mi tanga, aun no me había quitado los tacones de aguja cuando una silueta que conocía a la perfección entraba como ladrón por mis cortinas de seda fina, no pude contener mi emoción de verlo pero aun así me mantuve en la cama tumbada cruzando mis piernas mirando a los ojos del demonio con arrogancia y sensualidad, moví mi mano con desdén esbozando una sonrisa traviesa y arrastrando las palabras.

El Demonio de la LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora