[España noche del demonio]
Tenía noches invocando a la lujuria.
Después de hacer sus oraciones para irse a dormir, la joven monja se recluía en su celda, llenaba la tina de agua caliente para después meterse en ella y lavar su cuerpo desnudo, cuando pasaba el jabón por sus partes intimas se acariciaba con sus dedos los cuales introducía dentro de ella masturbándose entre gemidos sin importarle que alguien más la escuchara, eso lo hacía cada noche antes de dormir, imaginaba que el padre que iba cada semana a confesarlas era quien cumplía sus mas placenteros deseos incluso sus sueños eran invadidos por un demonio que la poseía en medio de la noche.
[madrugada convento del divino socorro]
Esa noche la monja tenia su rutina de siempre, solo que al recostarse en su cama para dormir, la lujuria la visitó, si, el demonio de la lujuria acudió a su llamado y necesidad, sin que ella lo notara la tome en brazos mientras un halo de oscuridad nos envolvía, mi mente perversa no tenia limites, ese halo de oscuridad nos transporto hasta el altar de la iglesia del convento, detrás de este, estaba una cruz grande de madera y antes de que la mujer despertara la puse sobre la cruz como cristo crucificado, desnude a la monja justo en el momento que ella despertaba, su primera reacción al verme fue la de gritar horrorizada y empezar a rezar para ahuyentar al mal, pero antes de que siguiera gritando mi larga lengua ya se hundía en su sexo frotando en medio de sus labios vaginales hundiéndola en ella para embestirla, la monja paso del horror al placer, porque sus gemidos se escuchaban en el lugar su humedad no mentía estaba muy excitada, con mi cola de demonio fue abriéndose paso entre sus nalgas buscando su entrada para follarla por detrás, la monja no dejaba de gemir y de retorcerse por el ataque de mi lengua entre sus piernas, suplicaba por sentirme dentro y no pude mas que atender y cumplir su deseo.
Levite hasta quedar de frente a ella, mi lengua lamio sus labios hasta abrirme paso dentro de su boca, nuestras lenguas tuvieron una orgia enlazadas entre si para culminar en un orgasmo de salivas mientras mi falo se hundía dentro de ella embistiendo con rudeza, luchaba por liberarse de las ataduras pero por mas que lo intentaba no pudo, sin dudarlo volví a colar mi cola entre sus nalgas y la hundí detrás, quiso gritar pero no le di tiempo, mi boca no se separo de la suya y su cuerpo poco a poco se relajaba y disfrutaba del placer de ambas embestidas, mis manos se posaron sobre sus senos juntándolos entre sí, mi lengua se separo de su boca para marcar un camino de saliva por su cuello hasta descender a sus senos, estos estaban rebosantes de leche y succione con hambre, pude leer en su mente que la mujer tenía días de haber parido y sus padres para ocultar su deshonra la recluyeron en el convento contra su voluntad, ahora yo me alimentaba con ese líquido lácteo mezclado con su sangre porque mis colmillos se hundieron atrapando a la vez su pezón y pude mamar como bebe hambriento, ella no pudo con tanto placer que no dudo en correrse mojando sus piernas y las mías que ejercían presión sobre las suyas follando con fuerza.
Aaaahh pero que delicia y que éxtasis sentir como su cuerpo y su alma se entregaban al pecado de la lujuria sucumbiendo en el infierno, en mi infierno dentro de esa iglesia del convento con todas esas imágenes de santos y ángeles de testigos, mi cuerpo sucumbió llenándola con mi lava ardiente invadiendo su vientre entre gruñidos.
Descendí e hice que sus ataduras desaparecieran y cayera al piso a los pies de la cruz, su mirada aun perdida, esas pupilas dilatadas de excitación me miraron con una mezcla de horror y deseo, no podía negarlo, la lujuria se había apoderado de ella y sabia que ni mil rezos la salvarían de ir al infierno.
Siempre que tengas ese tipo de deseos vendré a poseerte. Sonreí y me alejé de ahí lleno de energía y con un alma más a mi gran colección.
ESTÁS LEYENDO
El Demonio de la Lujuria
VampireNunca invoques a un demonio como yo, porque puedo ser la mas placenteras de tus pesadillas, seduciré tu alma, mancillaré tu cuerpo y te haré sucumbir al pecado de la lujuria, y entonces te arrastraré al infierno del placer.