Capítulo IV: Realidad

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Siempre existe algún idiota que hace la más grande fiesta de disfraces. Siempre. En Alemania era ella, por supuesto, aprovechaba la gran casa de su padre y la organizaba en el patio, cerca de la casa de visitas, todo para celebrar Hallowen. Claro que Gretel organizaba sus fiestas de manera íntima y extremadamente alocadas, como todo lo que le gustaba hacer. Pero esa fiesta, que ni siquiera sabía quien la había organizado, era simplemente un montón de personas en una casa, con montañas de cerveza barata por todos lados y con la supuesta idea de disfrazarse.

Al inicio no había querido asistir ahí, dado que era una fiesta de toda la preparatoria y era extremadamente probable que también Wolfgang fuese a asistir. Para Gretel las heridas estaban relativamente curadas, había terminado con el rubio a mediados de noviembre y su vida había seguido gracias a Will, pero también era culpa del pelirrojo que se encontrara en esa aglomeración de personas. Lo peor para la alemana era ver los simples disfraces que usaban los chicos y los extremadamente pervertidos y poco eróticos trajes que las chicas llevaban. También era la razón que, para ser una fiesta de disfraces, se encontraban celebrando anticipadamente año nuevo ¿Por qué los disfraces? No tenía la más mínima idea. Solo era una mera excusa, según ella. Una excusa.

- Repíteme ¿La temática no era sobre actrices pornográficas? –repitió por tercera vez hacia Will, cruzándose de brazos. Al final, el aroma del cigarrillo y el exceso de ruido los había llevado a refugiarse en la cocina y obviamente el pelirrojo vio esa como la mejor idea de la noche.

- Te lo aseguro. Solo intentan... llamar la atención de los chicos. –analizó.

- Esto es ridículo. Soy la novata... ¡No! Soy la chica con más ropa en este lugar y ni siquiera es que me haya esforzado mucho. –refunfuño Gretel, apoyando sus manos en el mesón de la cocina y sentándose sobre este, dejando que sus piernas colgadas del suelo- La preparatoria es un hervidero hormonal... pero las fiestas son peor. No vuelvo a asistir a una en toda mi vida. –juró, golpeando con sus tacones los cajones abajo del mesón.

- Antes lo hacías. –Will se apoyó junto a ella, dejando caer su rostro sobre el hombro femenino- Y no te importaba.

- Alguien me distraía... -susurró, encogiéndose de hombros, sin querer entrar en detalle de la manera en que se divertía en esas fiestas cuando era la novia de Wolfgang.

- Lamento no poder crear ese mismo tipo de distracción...

- Tú eres mejor que cualquier tipo de distracción, tonto. –le corrigió, dándole un ligero golpe en el hombro para que se diera cuenta de las tonterías que decía.

- Te ves preciosa, si es que te sirve de algo. –halagó el chico, repasándola con la mirada.

Gretel había decidido deliberadamente vestirse de Caperucita Roja. Por supuesto, una nada convencional e intentándole dar un aire de historietas. La chica llevaba un vestido sin mangas, ajustado a su torso con ligeros encajes que descendía ajustadamente por medio de un corsé negro, de cuero, externo hasta su cadera, la falda, holgada, se plisaba hasta llegar a la mitad de sus muslos, llevaba botas rojas de alta plataforma y afilados tacones, con varias correas que se ajustaban al entorno de su pierna hasta llegar debajo de su rodilla. Lo que delataba su disfraz era la caperuza roja que se ajustaba a sus hombros y con un lazo se cerraba sobre su escote. La amplia capucha se proponía cubrir su rostro por entero, pero Gretel la mantenía abajo para tener bien su visión. El cabello lo llevaba completamente suelto, metido en la capucha y para hacer juego se había puesto unos guantes sin dedos color rojo hasta sus codos. El conjunto la hacía lucir ligeramente medieval y extremadamente heroica. Y dado que era una fiesta de disfraces, su rostro estaba cubierto por un antifaz rojo que cubría la mitad del lado derecho de su rostro y se afinaba en el izquierdo para cubrir solo su mirada, el material era sencillo, de un solo tono, por lo que la alemana le había pintado pequeñas líneas blancas y negras.

Rojo y Negro [Cómame señor lobo] «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora