Capítulo V: Realidad

682 34 7
                                    

- Vamos Helga, se de palabra. –la voz de Arnold desde el interior de su habitación le hizo enfurecer. No solo con él, sino con su prima, con Lila, con Will, con Nadine y hasta con Phoebe y Gerald que no tenían nada que ver en el asunto.

Todo había iniciado mientras descansaban tranquilamente y no parecía que algo malo podría pasar, era un viernes en la tarde y en el televisor de la habitación de Gretel estaba sintonizada las luchas. Después de explicar que en realidad era todo una actuación y lucha de popularidad, tanto Arnold, como Lila y Nadine aceptaron ver el espectáculo, mientras Gretel, Will y Helga apoyaban a sus campeones o disfrutaban de las complicadas artimañas que se armaban en frente de ellos. A Helga le encantaba saber que Will encontraba las luchas como algo entretenido y hasta había asistido a algunas en los mejores asientos, cortesía de algún admirador de su madre. Gretel se burlaba pensando que Marie se aprovechaba de su belleza, Helga encontraba eso completamente lógico, Will a veces le sacaba provecho.

Pero repentinamente, para la pelea más importante, Arnold se percató que Helga estaba más que entusiasmada, tumbada en el suelo, casi a gatas, luchando por no pegarse a la pantalla.

- ¿A quién le vas? –preguntó el chico, acomodándose en la cama de la alemana.

De alguna manera estaban cabiendo en el colchón tanto él, como Will y Lila, mientras que Nadine, Gretel y Helga se habían acomodado en el suelo.

- Obviamente al Destructor, cabeza de balón. –respondió la chica sin regresarlo a ver.

Arnold había aprendido que Helga podía olvidarse hasta de su amor más profundo cuando de luchas o béisbol se tratase.

- Entonces... ¿Estás segura que él va a ganar? –preguntó casualmente, mientras Will intercambiaba una sonrisa cómplice con él, dejando a Lila fuera de contexto de lo que estaba ocurriendo.

- Por supuesto. Él es el mejor. –la chica le observó sobre su hombro, sin notar como el pelirrojo contenía las ganas de reír y Gretel ni siquiera comentaba, ocultando su sonrisa felina.

- ¿Estarías dispuesta a apostar? –Arnold sonrió de lado y se inclinó hacia adelante para que la chica captara que tan en serio iba todo eso.

- Absolutamente. El Encapuchado es un veterano que solo está ahí para inspirar nostalgia. –la rubia le dio la espalda temporalmente al televisor- Si yo gano serás mi esclavo una semana, mantendrás este departamento como un cristal. –le propuso, sin siquiera dudarlo.

- Y si yo gano me cumplirás un único capricho. –aceptó él, extendiendo su mano a ella.

- Oh... vas a perder, Arnoldo. Vas a perder. –juró ella, frunciendo el ceño, mientras sonreía de costado.

- Ya veremos...

Diez lastimeros minutos después, el Encachado era declarado nuevo campeón de luchas y Helga se golpeaba contra el suelo, maldiciendo en voz baja. Ni siquiera oyó cuando Will se llevó a Nadine al cine o cuando Gretel invitó a comer a Lila fuera de la casa de huéspedes, dejándolos completamente solos.

- ¿Y bien, Helga? –la chica levantó la mirada, completamente molesta, sin poder creer que hubiese perdido.

- ¿Qué? –gruñó, cruzándose de brazos.

- Hora de cumplir tu parte del trato. –le recordó- En el armario de mi habitación, en el suelo hay una caja algo grande color rosa. Ahí adentro hay un traje, quiero que te lo pongas.

- ¿Qué? ¡Solo con mirarte puedo notar que es algo humillante lo que debes estar guardado! –preguntó sorprendida, levantándose- ¿Acaso crees que voy a hacer algo así, estúpido cabeza de balón? Helga G. Pataki no se rebaja por nada ni nadie.

Rojo y Negro [Cómame señor lobo] «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora