Había pasado una semana, ya conocía algunos de los vecinos más cercanos, mamá trabajaba mucho y mi hermana pues ella ya había dejado de llorar y encontrado nuevas compañeras de fiesta y creo que hasta novio, desde que supimos de la mudanza ella trato por todos los medios de impedirlo pero no funciono y ahora se había adaptado fácilmente. Me encontraba fuera en el patio trasero, sentada observando las estrellas, el clima era cálido así que llevaba una blusa y un jean con zapatillas, cuando un viento que paso me heló completamente, aún así prefería seguir observando y pensando en todo, mamá regresaría hasta dentro de una hora y mi hermana Giselle había salido nuevamente de baile, según ella para disfrutar antes que comenzáramos la nueva escuela el próximo Lunes, sino solo podría salir los viernes y sábados, eso la mortificaba, sé que es mi hermana pero a veces quisiera que no fuera así, mientras mi madre llegara estaba sola, y ya que la cocina no se me daba para nada acababa de ordenar pizza.
El timbre sonó y yo caminé pasando prácticamente toda mi casa, exageradamente grande para ver de quien se trataba, pero al abrir la puerta no había nadie, así que me regrese a observar nuevamente las estrellas, mientras esperaba la comida, al aproximarme a mi banquito
no me percaté de que estaba alguien sentado, solo tome asiento y su voz me asusto casi tanto que grite y por poco salgo corriendo.
-Buenas noches- dijo el muchacho, se veía mucho mayor que yo muy bello, con sus ojos azules como el cielo, cabello alborotado negro y tez muy blanca, claramente era mucho más alto que yo y vestía una chaqueta de cuero negro al cuerpo, bajo la cual tenía una camiseta blanca muy ceñida y jeans con zapatos Venus negros.
-Buenas noches- dije por educación y pensé debe ser amigo de mi hermana -si buscas a mi hermana lo lamento ya ha salido estará en su celular llámala- dije observándolo
-Gracias por la información, pero en realidad no la busco a ella, venía solo a saludar a los nuevos vecinos, me llamo Sebastian Valemont y lamento mucho el haberte asustado- dijo levantándose y extendiendo su mano la cual yo acepte con gusto.
-Bueno no te había visto antes, en ¿qué casa vives?- le pregunte, la verdad es que eso no me importaba mucho, solo que me había entrado curiosidad por aquel muchacho y su manera de hablar tan coordinada y digna de un cantante, por el modo como controlaba sus tonos, me había deslumbrado.
-En realidad la casa que vez allá, es la más antigua tiene cerca de 200 años y pertenece a mi familia, aunque actualmente no la habitamos pues la están remodelando y estamos quedándonos con unos conocidos cerca de aquí, aún así me parece cortés dar la bienvenida a los nuevos vecinos- dijo mientras observaba la casa de la que me había hablado, era muy grande y se notaba lo antigua, sin embargo era muy hermosa.
-Vaya, es grande y hermosa- dije mientras me deslumbraba pensando que cosas tan maravillosas tendría dentro, el timbre sonó y me saco de mi trance, la pizza había llegado, así que me disculpe con Sebastian y salí a recibirla, en menos de 5 minutos regresé, dejé las pizzas en el mesón y salí nuevamente al patio.
-Bueno Sebastian, gracias por haber venido y no se sí te gustaría acompañarme a la cena- dije mirándolo esperanzada, es que aunque lo acababa de conocer se notaba la sinceridad en sus ojos.
-claro me encantaría- dijo levantándose y tomando camino a la puerta trasera que daba a la cocina.
- Por cierto me llamo April, April Salvatore- dije mientras entraba -pasa por favor- le dije e inmediatamente puse unos platos en el mesón y vasos para la gaseosa, le serví una porción y una para mí y nos sentamos a cenar, hablamos de muchas cosas, así supe que él tenía 18 años y que su familia hace apenas unos años habían regresado a Roma, pero que sus primeros parientes eran originarios de allí por eso la casa, además que salían de viaje siempre a otros países, tenía 2 hermanas y dos hermanos, una melliza suya y la otra un año mayor y los otros dos eran adoptados y de alguna manera habían formado algo así como parejas entre ellos, su madre era una ejecutiva muy exitosa y su padre un psicólogo muy prestigioso. Él supo de mí que era Francesa pero por mi apellido de descendencia Italiana, de mi hermana y sus fiestas, de mi madre y su mundo de trabajo y de mi fallecido padre.
-Vaya tienes una familia muy interesante- dije recogiendo la mesa y dejando los platos en el fregadero.
-Estuvo deliciosa la cena- dijo levantándose
-ya no te preocupes no tienes que fingir, solo era pizza, la verdad no soy buena cocinera, así que me valgo de lo que tengo- dije sonriendo
-Gracias- dije soltando unas pocas risas.
-Bien debo ir a mi casa, se estarán preguntado donde estoy- dijo Sebastian
-Bueno te acompaño a la puerta- dije tomando camino a través de la sala de estar hasta la puerta
Salió y en la puerta dijo -April fue un verdadero placer conocerte y espero vernos pronto, tal vez y si tu madre está de acuerdo te invite a cenar en cuanto mi casa este lista-
-no debes preocuparte, es más esto fue fantástico no he tenido nadie para cenar desde hace mucho tiempo, me alegraste esta nueva vida- dije sonriendo.
- me alegra que así sea- dejo y me dio un beso en la mejilla, para seguidamente irse.
Regresé a la cocina limpié la mesa y lave los platos, para a continuación subir a mi habitación a leer una nueva novela que había encontrado en los libros del sótano de los antiguos dueños, aunque se veían mucho más viejos.
Estaba recostada, me había quedado dormida leyendo esa historia de amor, pero un ruido me despertó, bajé pensando que era mi madre o hermana, aunque eso lo dudaba, pero aunque busqué no las vi así que subí nuevamente y decidí ir a dormir.
