Pasé las hojas las leí hasta encontrar algo importante.
16 de Abril de 1812
Han pasado 2 años de la desaparición de mi hermana Elena y mi hermano Dan y de aquel joven encantador Sebastian junto con su familia, estoy comprometida con Armando Salvatore y en menos de un mes me casare, ya que hoy cumplo mi edad legal de 18 años. Elena ya debería tener 19 años, Dan 18 y Sebastian 18 igual que yo, cuando lo conocí me enamore perdidamente de él prometimos casarnos en cuanto tuviéramos 18 pero el desapareció.
No podía creerlo ella cumpliría exacto en mi mismo día y mes. Pase nuevamente las hojas, el contenido me asustaba mucho y pare en una:
29 de Agosto de 1818
Ayer mientras estaba con mi pequeño Christopher en la plaza, me pareció ver a Elena y Sebastian, pero desistí de la idea al ver que aquellas dos personas eran en realidad más pálidos y de edad adolescente, era imposible que ellos estuvieran casi como cuando desaparecieron, además traían ropas más caras.
Algo más extraño cuando llegue a dos fechas después:
31 de Agosto de 1818
Ayer volví a encontrar a aquella joven parecida a Elena intente hablarle pero desapareció, cuando llegue a mi casa había un nota que me pedía no entrometerme en nada sobre todo no acercarme al sótano, como era de suponerse yo no hice caso a las advertencias, a veces soy muy terca, al estar allí una luz cegadora apareció en la pared, me escondí bajo las gradas y los vi los jóvenes que yo insistía en parecerse a mis hermanos y a Sebastian, seguidos de otro parecía tener mejor porte, cabello castaño y ojos azules, desaparecieron y yo quede impactada, antes de desaparecer se dirigieron a él como Zahid. Corrí a ver como estaba mi hijo y al verlo dormir baje nuevamente al sótano, toque la pared pero nada paso, así que preferí olvidarlo por el momento.
Las hojas seguían con historias similares hasta una en particular:
25 de Septiembre de 1818
Ayer mientras paseaba en la plaza con Christopher se me acerco un hombre, dijo algunos cumplidos y no lo reconocí, tarde mientras estaba en mi casa supe donde lo había visto, en mi sótano con los otros muchachos.
-Vaya parece que no soy la única a la que le han pasado todas estas cosas extrañas- me dije a mi misma
14 de Diciembre de 1818
Se aproxima la navidad y durante estos meses siempre que he salido a la plaza con mi hijo, me he encontrado a ese tal Zahid es como si estuviera esperándome siempre, se me acerca y da cumplidos además actúa como si estuviese perdidamente enamorado de mí, es muy extraño. Ayer dijo que vendría por mi esta noche y me llevaría al lugar soñado me aterra, pero creo que está loco.
De allí, hojas vacías con fechas y apuestas donde no escribió hasta:
25 de Diciembre de 1819
Recupere mi diario después de más de un año, pude ver a mi hijo pero no acercarme, aunque el sustituto de sangre que nos dan en el castillo satisface mi sed, el tan solo sentir el leve paso de sangre por sus venas me hizo pensar en la atrocidad de matarlo, tan pronto como pude regrese al castillo, el 15 de Diciembre de hace un año a media noche llego Zahid se rebeló ante mí como vampiro y me llevo en contra de mi voluntad, pasamos por la pared del sótano a un mundo extraño diferente se llama Cardic es un mundo de vampiros, me transformo para que yo viviera la eternidad como su esposa, el proceso fue lento y doloroso, pero al despertar era fuerte y muy sedienta, encontré a Elena, Dan y Sebastian, ellos si los mismos que dimos por perdidos eran vampiros, ahora lo comprendía todo, encontré a los señores Valemont y me explicaron todo, ahora me preparo para la ceremonia de casamiento después no podre volver pues me convertiré en una especie de reina, solo espero que mi hijo crezca sano y poder volverlo a ver cuando sea grande o se case o tenga hijos.
Ahí terminaba lo que había escrito, yo me quede atónita eso solo podía significar que Elena y Dan, la Elena y Dan actuales eran vampiros y mis tátara tátara tíos, como podía ser verdad eso, no lo entendía pero los Valemont tenían mucho que explicar, aún así amaba a Sebastian pero me aterrorizaba que con este descubrimiento él se alejara o la verdadera intensión de su aparecimiento.
