Capítulo 8

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Magnolia: La flor del emperador.

Las joven de cabello castaño y ojos verdes caminaba por los pasillos de la escuela llamando la atención de todos por el gran ramo entre sus manos.

Magnolias.
Sus favoritas.

---¿Has sido tú? -Enfrento a el joven de al menos 1.80 de altura-- ¿Las has enviado tú?

---No cariño. -Pablo respondió-- Espera... ¿ta han enviado flores?

Artemisa viró los ojos y siguió su caminó ignorando los gritos del joven castaño, fue a la oficina de su tía y pacientemente espero sentada aguardando su llegada.

Magnolias.
¿Quién demonios las había enviado? Nadie a excepción de su padre, madre, Julieta, Eva y Pablo sabían de su flor favorita.

---¿Sucede algo Artemis? -Su tía la saco de sus pensamientos cerrando la puerta de su oficina-- ¡Wow! -exclamó al ver el inmenso ramo-- ¿ha sido Pablo?

---No. -Negó rotundamente la ojiverde.

---¿Tienes un admirador secreto ahora? -Bromeó su tía acomodando unos papeles-- ¿Porqué la cara de desagrado?

---Es-Es extraño Juliet, la tarjeta no tiene ni una letra del nombre de la persona que las ha enviado. -Ella se la extendió.

En el antiguo oriente, cuando el emperador entregaba una magnolia a uno de sus súbditos se convertía en un gesto de respeto lleno de significado.

---¿Han llegado a la casa?

---Estaban sobre mi cama cuando desperte esta mañana -Artemisa se encontraba nerviosa--. Sofí dijo que Mora las había recibido del repartidor y las había subido directamente a mi habitación... Aún me falta hablar con Eva, pero dudo que haya sido ella.

---Tranquila Artemisa -Julieta acarició su mano--, quizá sí es un admirador secreto.

---Pero no es bueno Juliet -Artemisa se levanto del asiento tomando el ramo entre sus manos nuevamente–. Debo de ir a clases, nos vemos en la comida.

Julieta asintió y se acercó para dejar un beso en su mejilla.
Artemisa salió de ahí sintiendo las miradas sobre ella, los botines de tacón hacían ruido sobre el suelo llamando más su atención.

---¡Wow! -Exclamó Eva al verla entrar por la puerta-- ¿Ha sido Pablo?

---No y tú tampoco has sido ¿cierto? -Artemisa dejó las flores en la mesa-- Estaban en mi cama cuando desperte.

---¿Y la tarjeta? -Eva preguntó de inmediato.

---No tiene nombre, nada -La castaña se la extendió--. El hecho de tener un admirador secreto no me agrada.

Eva iba a hablar cuando Minerva entro por la puerta, el pantalón negro y la camisa blanca se acentuaban en su cintura y las zapatillas negras la hacían ver mas alta. Esa vez no saludó a el grupo, detuvo la vista en el ramo frente a ella y escribió en el pizarrón.

---Magnolia, la flor del emperador. -Ella se giró a los alumnos.

Artemisa la miro confundida ¿Qué demonios era eso?.

---La magnolia, flores extraordinarias que llaman la atención de todos porque representan el ciclo de la vida, con sus pétalos brillantes que emergen grandiosos y se abren en capas en todo su esplendor hasta que poco a poco el tiempo las marchita, y las lustrosas flores envejecen, volviéndose marrones y cayendo finalmente al suelo desde lo alto de la copa del árbol que las crea, el magnolio. -Minerva comenzó con su explicación caminando por todo el salón paseándose entre las filas.

---No es una clase de botánica...

---No, no lo es -afirmo su maestra–, sin embargo apesar de que tampoco tiene nada que ver con los griegos si con la cultura occidental.

La clase entera la admiro confundida.

---¿Le molesta señorita Favre? -Minerva tomo una flor entre sus mano.

---No.

Minerva agradeció con la cabeza, sacó una flor de aquel imponente ramo y la mostro ante el grupo.

---En el antiguo oriente, el emperador era el único digno de poseer un magnolio -comenzó nuevamente su paseo entre las butacas--, cuando el emperador entregaba una magnolia a uno de sus súbditos se convertía en un gesto de respeto lleno de significado.

Todos escuchaban atentos, todos menos Artemisa que la veía intrigada al escucharla citar lo mismo que la tarjeta en el ramo tenía escrito.

---De hecho, dicen que las magnolias son un fiel reflejo de la dignidad y nobleza de este árbol que les da la vida -Minerva se detuvo al frente de la clase nuevamente--. En la antigua China amaban de ellas su delicadeza, pues era la planta que identificaban con la feminidad, la dulzura y el amor por la naturaleza.

La rubia caminó hasta el asiento de la castaña dejando delicadamente la flor sobre su butaca.

---¿A qué diosa de la mitología griega equivale una Magnolia? -La pregunta tomo por sorpresa a todos.

---Artemisa. -la voz de Eva provoco que alzará la vista--. La diosa Artemisa.

Minerva posó su vista en los ojos verde que la miraban sorprendida.
Era ella.

---Muy bien -Minerva felicitó a la mejor amiga de la castaña--. ¿Alguien conoce la historia de Artemisa?

El salón entero guardo silencio.

---Bien... Artemis, hija de Zeus y Leto, hermana gemela del dios Apolo -Minerva comenzó su relato--. Hera, esposa de Zeus, para vengarse de la infidelidad de Zeus con Leto, prohibió que ésta pudiera dar a luz en tierra firme. La isla de Delos emergió de las profundidades del mar agarrada al tridente de Poseidón y fue una isla flotante hasta que Zeus la ató con cadenas al fondo del mar para que Leto pudiera dar a luz a Artemisa y Apolo.

¿De verdad había sido ella?
Los ojos de Artemisa no dejaban de verla; tan calmada, tan serena... tan hermosa.

---Es la diosa protectora de la fuerza vegetativa. Diosa virgen, su atributo es el cuidar los bosques, los animales silvestres, además de su corta indumentaria, portaba un arco de oro con sus flechas mortales con los cuales castigaba a los impíos quienes ultrajaban el bosque.

---La luna...

---¡Exacto! -Minerva exclamó-- muchas historias cuentan que Zeus la envío a la Luna para que nadie nunca pudiera ver su rostro y deshonrarla. Su cortejo lo integraban un coro de ninfas de diversas procedencias: las Náyades de las aguas, las driades y hamadríades, ninfas espíritus de los árboles, ninfas oreiades o de las montañas, ninfas melìades de los fresnos, acompañadas además por una manada de perras.

Todos escucharon atentos la histora de su profesora.

---Al parecer nadie tomo nota y esto vendrá en el examen -Minerva bromeó al momento en que el timbre sonó--, quiero un ensayo sobre las diosas griegas de tres cuartillas para mañana.

Las quejas fueron muchas al escucharla, todos comenzaron a salir de el salón, todos menos Artemisa que armada de valor se había acercado a su profesora dejando el ramo en el escritorio.

---¿Te han gustado? -Minerva pregunto sin alzar la vista.

---Entonces...

---Sí, he sido yo -Interrumpio la mayor--. He intuido que tipo de flor eres, es una coincidencia que sean tus favoritas. Julieta lo menciono cuando pase por su oficina hace una hora.

Artemisa simplemente no tenía palabras.

---¿Te han gustado? -Preguntó nuevamente.

---Mucho -Susurró--... Gracias.

---No hay nada que agradecer, al contrario, gracias a ti.

---¿A mi? ¿A mi por qué? -Preguntó la ojiverde confundida.

---Por no dejar que los tiburones me comieran viva ayer por la noche.

Minerva besó su cabeza saliendo de ahí dejandola confundida.

¿Qué demonios había sido eso?

El Último AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora