Capítulo 15

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Desesperación: Pérdida de la paciencia o de la tranquilidad de ánimo, causada generalmente por la consideración de un mal irreparable o por la impotencia de lograr éxito.

Sentimiento que caracterizaba los pensamientos de Minerva cada que su vista vagaba hacia las personas frente ella.

Estúpida Amanda.

Las sonrisas que ambas se daban, los toques que Amanda le daba en la mano discretamente que para ella no eran discretos, las risas de la más joven a causa de sus comentarios y la mirada que le daba a Artemisa la enfurecian.

Estúpida Amanda ¿quién se creía?

—Entonces... Minerva - la voz de la matriarca de los Sarmiento la saco de sus pensamientos– ¿Amanda y tú trabajan juntas?

Artemisa sintió cada musculo de su cuerpo tensarse al escuchar la pregunta de su madre.

—Sí - Amanda se apresuró a responder–, claramente en diferentes áreas.

—Exacto, Amanda es mujer de números y yo de letras. - continuó la mujer rubia.

—Al igual que Artemisa. - Las mejillas de las más joven enrrojecieron ante el comentario de su madre.

—Bueno, Favre también es muy buena con los números.

Oh no...

—Pero claro que si - Su padre habló sonriente–. Y es un placer que ambas le ayuden en las materias.

Artemisa quizo desaparecer en ese momento de la mesa, esfumarse o salir corriendo sin que nadie lo notará.
Levantó su mano llamando a él mesero para que recogiera su plato y así poder estancar la platica ahí.

—¿y luego de cenar qué sigue? - Amanda le pregunto en cuanto retiraron su plato.

—La orquesta y después una subasta de comida - Amanda soltó una risa–. ¡Oye! La mayoría de las empleadas tienen un sazón delicioso, Sofi esta entre ellas.

—¡Entonces pagaré una gran cantidad de dinero por el postre que tu me sugieras!

Minerva estalló en furia al ver a la maestra de ojos avellana acariciar la mano de la joven ojiverde y a esta sonreírle ampliamente.

—¿Bailamos? - Quizá su pregunta hacia su esposo fue en un tono demasiado fuerte debido a que todos se le quedaron viendo.

Fernando asintió extrañado tomando su mano y sacándola hasta la pista de baile.

—Nada de Alcohol Artemisa - Su madre bromeó haciendo referencia a que ella y su padre bailarian también–. No tardamos.

—Yo la vigilare Natt. - Bromeó Amanda.

Rubén y su esposa asintieron riendo retirándose hacia la pista de baile.

—¿Tú no bailas? - cuestionó su maestra.

—Lo hago, por supuesto.

—¿Y entonces?

—Cuando-Cuando Pablo me acompañaba a estos eventos era con él con quien bailaba - comenzó a contar la joven–. Literalmente pasábamos la noche entera en la pista de baile y luego él pagaba una gran cantidad de dinero para comprar mi postre favorito, pero ahora no hay con quien y al menos aquí ningún chico es de mi edad.

Amanda rio.

—¿La firma es de tus padres? - decidió cambiar de tema.

—El 60% es de ellos. -respondió Artemisa.

—¿y las donaciones para qué son?

—Contruimos casas o bueno, construyen casas en las zonas más alejadas y pobres de México, al menos se invierte en cosas buenas.

El Último AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora