Un bicho muy feo sale de su prisión

40 6 0
                                    

Fionna

- Despierta, eh, Fionna, despierta.
- ¿Qué haces Cake?. Ya voy, relájate
Me desperté con mucho cansancio, demasiado pronto para levantarme. Pero hice caso a mi gatita especial Cake, que habla, y mucho. Es rechonchita, pelo blanco, con manchas de color avellana. Esa mañana me levanté, fui al espejo a lavarme la cara. Ojos pequeños almendrados, boca no muy grande, pelo color oro, despeinado, claro. Cuando acabé de desayunar me vestí para preparame para la aventura. Siempre me pongo lo mismo, gorro blanco con orejitas, camiseta azul claro, pantalones cortos y botines como el carbón. También llevo conmigo una mochila verde y mi espada de cristal rosa, muy especial para mí porque, bueno, tiene una larga historia. Nos llamó el príncipe Chicle, el príncipe de Chuchelandia, un reino dónde todo está hecho de chuches hasta los ciudadanos. Nos dijo que había una emergencia, así que mi gatita y yo fuimos inmediatamente allí. Cuando llegamos, la muralla estaba destruida, no sabíamos lo que habia pasado, pero era algo muy malo. Había ciudadanos medio comidos, otros corrían de miedo y a algunos, bueno, no hablemos de eso. Corrimos hacía la habitación del príncipe, éste estaba llorando y los guardias bananas le estaban consolando. Le preguntamos qué había pasado:
- (Llorando) El Litch se ha escapado y ha ido destruyendo todo a su paso.
- No, mierda, el Litch - Le dije. El Litch es un monstruo que ha existido desde que tengo memoria, la verdad, no podría describir su cara. Es como si un ogro y un duende hubieran tenido un hijo y un coche lo hubiera atropellado. Según el príncipe Chicle, el Litch tiene un poder sobrenatural y es capaz de abrir portales hacia otras dimensiones. Siempre ha estado encerrado en el gran árbol de Chuchelandia, en una prisión especial, hecha especialmente para él.
- ¿Cómo ha conseguido escapar? - Le pregunté.
- No lo sé Fionna, pero por favor, Cake y tú tenéis que ir a deternerle, si no ya sabéis que podría atacar otras dimensiones.
- Tranquilo príncipe Chicle, nosotras nos pondremos a ello enseguida - le respondió Cake.
- Sí, aunque tendríamos que saber hacia dónde ha ido.
- Bueno sólo tenemos que seguir la destrucción fuera de Chuchelandia, Fionna.
- Es verdad, pues es ¡Hora de la aventura! - dije animando a Cake.

Salimos corriendo del reino siguiendo la tierra hundida que nos servían cómo huellas para llegar hasta el Litch. Tardamos un par de horas en encontrarle, pasamos por el reino del fuego, dónde vive mi querido príncipe Llama, por el reino del hielo, hogar de la reina hielo, que quiere secuestrar a todos los príncipes de Ooo, y así hasta dar con él. Llegamos al desierto y ahí parecía que se encontraba nuestro monstruo.
Las huellas nos llevaron a una de las muchas mazmorras dónde combatimos Cake y yo. Entramos, en mi mano izquierda tenía una antorcha para iluminar y con mi mano derecha desenfundé mi espada para protegerme, bajamos las escaleras muy despacio y calladas para que no nos oyera. A lo lejos vimos una pequeña luz azul verdosa y se escuchaba al Litch decir palabras, nos acercamos y nos escondimos tras un muro. Estaba moviendo las manos de una forma rara y parecía que no hacía nada, de repente un pequeño vórtice se formaba en la pared, entonces Cake y yo decidimos atacar, ella por la derecha y yo por la izquierda. La verdad nuestro plan no salió mal, sólo que no se por qué nuestros ataques no le hacían daño. El vórtice se hizo casi tan alto como el Litch y éste, antes de meterse en el portal, nos pronunció unas palabras:
-Idiotas, sabéis que nunca me podréis derrotar, salvo que... Las piedras...
Entonces nos golpeó y me dejó inconsciente. Abrí los ojos, la cabeza me daba vueltas, el Litch había escapado, pero el portal seguía ahí, lo pensé un poco pero, cogí a Cake, inconsciente, y me metí en el portal.

El Apocalipsis Del LitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora