Unas escaleras más agotadoras que el monstruo

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Laura

La verdad, después de lo que nos había contado Kaneki, ya me lo creía todo.
-Entonces, ¿me estás diciendo que en realidad eres una bestia carnívora y que tenéis que reunir cinco piedras para destruir al bicho que acabamos de ver porque si no destruirá todos nuestros mundos?
-Más o menos- respondió.
-Ajá, que bonito todo- yo ya estaba flipando.
-¿Por qué no nos lo contaste antes, Kaneki?-preguntó Kai.
-Pensé que-los ojos se le calaron de lágrimas.-al contaros eso huiríais de mí. Lo siento-se las secó rápidamente.- es que en mi mundo nunca he tenido lo que llamáis "amigos".
-Ay-Fionna abrazó a Kaneki.-No hace falta que te pongas así, si ya has visto que no hemos ido a ningún lado-le dio un beso en la mejilla.-Venga, que tenemos una piedra que buscar.
Por el camino, iba charlando con Jay. Es un chico muy majo y gracioso, encima se preocupa por su novia, Nya. También, me habló otra vez sobre mi pasado; todavía intentaba recordarlo, pero aún no lo conseguía. Llamamos a Gaslif.
-Dígame melón-respondió.
-Es verdad, no te lo preguntamos-Jay se me adelantó.-¿El Litch llegó a destruir vuestro mundo? Porque nos dijiste que lo atacó.
-No, sólo quedó todo destruido, pero como ya no había ni cultivos ni hogares y el rey murió, decidiste, princesa, que desalojáramos ese mundo.
-Pero-está vez, me adelanté yo a Jay.-¿Cómo lo hicimos? Porque no todo el mundo tiene un portal para teletransportarse a otros mundos.
-Verás, princesa.
-Prefiero que me llames Laura-le dije (nunca me ha gustado ese término).
-Pues Laura, verás, los cincos sabios fuimos los creadores del universo. La Tierra fue el primer mundo que creamos en todo el universo, con lo cual lo coronamos para que fuera el único planeta con monarquía; creamos portales en todos loa mundos para que estuvieran conectados entre sí, solo que están cerrados. Pero el de La Tierra lo dejamos abierto para siempre, para controlar lo que pasaba en cada uno de ellos.
-¿Y Alice que pinta en todo esto?-me lo preguntaba desde que la vi.
-Me parece que hemos hablado mucho por hoy, así que os lo diré otro día, ya sabéis, todo a su debido tiempo.
Gaslif nos indicó el camino a seguir, pero había un problema, señalaba hacia un templo japonés que estaba en lo alto de una montaña y había que subir muchas escaleras, MUCHAS.
-Lo siento, mis pupilos, es allí.
-Me parece que me voy a cansar antes de empezar-dijo Jay.
A medio camino estábamos todos reventados.
-No puedo con mi vida-se quejó Alice.
-¿Te llevo?-Kai se ofreció como la silla de la reina.
-Hombre no estaría mal-Alice no rechazó la oferta.
Fionna se subió a Cake y Jay, Kaneki y yo, andando, con todas nuestra fuerzas. Cuando llegamos arriba, descansamos y abrimos la gran puerta de madera rojiza.
Había una gran sala cuadrada, con un montón de pilares de cartón con dibujos de dragones por encima. Al fondo, en una vitrina, se encontraba la piedra.
-Venga que salga el monstruo rápido, que quiero salir de este mundo de una vez-protestó Kai.
Apareció un enorme robot (de metal, no de cartón) con lanzallamas en las manos, tiburones como pies y en vez boca tenía unos colmillos metidos en un cubo. Todo lo que he mencionado lo podía lanzar. Aunque tuviera todo eso, lo consiguieron derrotar tras unas cuántas horas.

El Apocalipsis Del LitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora