Epílogo

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Fionna

A lo lejos vi a Kaneki. No podía ser, estábamos todos en nuestros mundos. Corrí hacia él, pero cuando llegué, se esfumó; entonces me desperté.
Bajé a desayunar y me arreglé. Cake y yo fuimos a combatir al señor Bananín, pero al luchar, pensé en Kaneki, no podía quitármelo de la cabeza. Al llegar a casa, le pregunté a Cake:
-Oye, Cake, no puedo dejar de pensar en Kaneki.
-Entiendo-respondió.- Lo que tú tienes es Amoritis aguda.
-¿El qué?-pregunté.
-Es broma, lo que tienes que hacer es vivir con él.
-¿Pero tú? No te pienso dejar sola.
-¡Bah! Si yo me puedo cuidar sola. No pasa nada.
-Pero, pero-Cake me calló la boca.- Tienes que vivir con tu amor. Si no, nunca seréis felices porque pensaréis siempre en que tenéis que estar juntos y todas esas chorradas del amor.
Me quedé un rato pensando hasta que me di cuenta.
-¿Y si nos hacemos una casa en Serobia? Seguro que Gaslif nos deja ir allí.
-Tal vez- respondió pensativa.-Sí, podría ser buena idea.
Así que fuimos a buscar a todos y la construimos;nos llevó más o menos un año.
Y ahora, estamos aquí, Kaneki y yo, escribiendo nuestra gran historia sobre cómo nos conocimos todos nosotros, pero ya la vamos a acabar.
-¿Qué, Gaslif que haces aquí? ¿Que qué ha atacado cuál?
Bueno, nosotros nos tenemos que ir ya, pero nos veremos más adelante, si sobrevivimos.

El Apocalipsis Del LitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora