Capítulo 4

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Dallas aferró sus bolsas mientras ella y Mila caminaban rápidamente a través  de  la  multitud.  Caminó  detrás  de  Mila, ansiosa  por  ver  su  nuevo alojamiento.

—Las  clases  deben  de  haber  empezado solo  para  los  de  segundo  año —comentó Mila sobre su hombro—. Por lo general tienen el último horario.  Y las clases  de  baile  antes.  Alégrate  de  que  te  lo  saltaste,  es  el  peor  grado  en Allenwood si me preguntas.

Dallas  asintió  mientras  se  abrían paso por  el pasillo.  Subieron  dos tramos  de  escaleras    y  llegaron  a  otro  pasillo  con  chicas  sentadas  en  sofás  de felpa  jugando  cartas  en  una  esquina.  Muchas  tenían  sudaderas  y  parecían cómodas usando pantalones de chándal.

— ¡Aquí  está!  Éste  es  el  dormitorio  de  las  chicas.  No  se  permiten  chicos después  de  las  7:00  pm,  no  bebidas,  no  drogas  y  reporta  todos  los  desórdenes alimenticios.

Dallas estaba confundida.

— ¿Desórdenes alimenticios?

Mila miró con atención. —La anorexia y bulimia son muy comunes aquí.

—Entendido. —Dallas se mordió el labio inferior.

—No  rompas  las  reglas —le  advirtió  Mila—.  Las  cosas  se  ponen  feas  si tienes  que  ir  a  ver  al  director,  especialmente  para  nosotros,  los  becados.  No tenemos papás que les paguen, o mejor dicho que “compren nuevos libros para la  biblioteca”,  como  algunas  de  estas  chicas.  No  me  refiero  a  nadie particularmente, tratando de hacerte daño... pero sabes cómo es la danza.

Mila  se  encogió  de  hombros  mientras  pasaba  por  las  puertas  decoradas  con nombres de chicas en ellas.

—En  realidad,  no  sé  cómo es  la  danza —admitió  Dallas.  No  había tomado clases en años, además de teatro en la escuela secundaria. Y sin nadie que realmente le enseñara, sus habilidades naturales no eran competencia. La carta enviada a Allenwood de hecho había sido idea de su maestro de teatro, él sabía que Dallas había tenido dificultades en casa y merecía la oportunidad de hacerlo por sí misma.

Mila  se  giró  hacia  Dallas  con  los  ojos  abiertos. —¿Qué  quieres  decir  con que no lo sabes? ¿Son ciertos los rumores? ¿No tomaste lecciones?

— ¿Los rumores? ¿Ya hay rumores sobre mí?

—Vamos adentro y te explico —susurró Mila. Sacó unas llaves y abrió la puerta que tenía su nombre en púrpura—. Podemos poner tu nombre también, estoy segura de que hay etiquetas en la oficina de admisión.

Cuando  entró  en  su  dormitorio  asumió  que  luciría  como  los  pequeños dormitorios  que  los  colegios  promovían  en  sus  sitios  web.  No  esperaba  el enorme lugar frente a ella.  Si, los muebles eran mínimos, pero encajaban bien con el lugar.

Había  un  par  de  camas,  dos  vestidores,  un  escritorio  para  cada  chica, pero luego había un enorme armario empotrado y un mueble con una televisión de  pantalla  plana.  Dos  sillas  lujosas  que  concordaban  con  los  sofás  en  el vestíbulo  estaban  situados  frente  al  televisor.  El  cuarto  de  Dallas  en  casa,  no era ni la mitad de esta habitación así que no le importaba compartir. Colocó sus cosas sobre la cama que no tenía sabanas ni edredón, y se dio cuenta de que no tenía nada que ponerle.

Mila notó inmediatamente su angustia. —No te preocupes sobre eso. La escuela  dará  todo  después  de  la  cena,  de  todas  formas,  no  nos  permiten  traer cosas  de  casa  para  las  habitaciones.  Ellos  dicen  que  lo  hacen  para  crear continuidad entre los grupos.

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