Dallas se sentó en el autobús con su bolsa de ropa y la pequeña bolsa que contenía sus zapatillas de ballet recién compradas. El asiento era ligeramente incómodo y cuando apoyó la cabeza en la ventanilla para mirar por el cristal, pensó de nuevo en la noche anterior. Su madre apenas reaccionó cuando le contó la increíble noticia. Simplemente se quedó allí de pie, rascándose los brazos, esperando una solución. Dallas intentó ignorarla mientras sus ojos recorrían la habitación en busca de su aguja.
— ¡Mamá! ¿Estás escuchándome siquiera? ¡Me voy a marchar! —Cuando su madre aún no respondió, Dallas intentó hablar lentamente—. Mamá, me dieron la beca. Voy a ir a un internado.
Su madre asintió esta vez.—Bien por ti. Debe haber algo de dinero en mi tocador, puedes cogerlo para un billete de autobús. Sé buena.
Dallas observó la espalda de su madre mientras se alejaba, preguntándose cómo esta cáscara de una mujer había sido una vez su vibrante madre. Las drogas estaban matándola; podía verlo, pero no había nada que pudiera hacer. La tarea de Dallas era cuidar de Dallas, y desde ahora esa sería su prioridad.
Desafortunadamente, su emoción le permitió acabar con un cuarto de la botella de whiskey alrededor de la medianoche después de comprar un billete de autobús. Perdió el conocimiento, como de costumbre, y tuvo la suerte de que había dos autobuses que se dirigían a Connecticut ese día, ya que se había quedado dormida y había perdido el suyo. La mujer de la taquilla había sido agradable y cambió su billete sin coste extra, a pesar de que se suponía que tenía que pagar un extra de veinte dólares por su asiento sin utilizar.
Supuso que las estropeadas ropas y la ausencia de mucho equipaje permitieron que la mujer creyera que su situación era bastante desesperada, lo cual era. No había habido mucho dinero en el tocador, y después de que hubiera pagado por el billete, a Dallas sólo le quedaban alrededor de diez dólares de su madre. Tenía cincuenta propios. Esperaba que le suministraran las cosas en la escuela, o posiblemente podría encontrar un empleo para ayudar a mantener sus necesidades. Otra escuela solo significaba más gente mirando su aspecto descuidado.
No le importaba comprar ropa de segunda mano, pero sabía que tendría que encontrar algunas mejores con el fin de encajar.
Agarró su bolso con fuerza mientras el autobús salía de la estación y pensó en el largo viaje por delante. Un par de maestros de la escuela le habían dicho que la echarían de menos, y una chica, que era una especia de amiga de Dallas, le había dado un abrazo justo antes de que dejara la escuela. Era una sensación extraña estar marchándose por su cuenta, pero sabía que era la única forma que tenía para llegar a tener éxito.
Casi dos días más tarde, llegó a la pequeña estación de autobuses en Cape Haven, Connecticut. El aire era fresco y tiró de la capucha de su sudadera alrededor de su rostro. Vio a un hombre vestido de negro con un cartel que tenía su nombre y se acercó lentamente.
Él le sonrió mientras se acercaba. —Dallas Tanner, supongo —dijo sin perder nunca su sonrisa.
Asintió lentamente y él se ofreció a coger su equipaje. Le dio la bolsa que contenía todas sus pertenencias, pero mantuvo su equipo de danza sobre su hombro. Se preguntó si se dio cuenta de lo pesada que era su bolsa de ropa. El contenedor en el que llevaba sus zapatos de danza de repente se convirtió en un salvavidas, lo único que la ataba a este nuevo lugar y a esta nueva vida. Lo siguió hasta el oscuro coche, donde él le abrió la puerta y ella se deslizó en el interior, cruzando los asientos de cuero. No podía recordar un momento en su vida en el que hubiera estado en un coche tan agradable, pero bajó la ventanilla a fin de fijarse en su nueva ubicación en lugar de disfrutar su exuberancia.
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Move
Fiksi RemajaMove. Brina Courtney. Bueno, este es uno de mis libros favoritos, y lo quería compartir con ustedes. Ojala les guste tanto como me gustó a mi. ¡Disfrútenlo!