Era un domingo por la mañana, en un apartamento de la ciudad de Piamonte. Habían pasado ya dos semanas desde el encuentro en el café.Un azabache empezaba su día como todos los anteriores, con su rutina de ejercicios, después de eso ducharse, para luego vestirse casualmente con un pantalón de mezclilla; aunque sin ponerse una camiseta que pudiera ocultar sus bien marcados músculos.
No había problema de estar así, ya qué la ama de llaves qué contrato Kaori para la limpieza tenía su día libre hoy; además no había de preocuparse de el frío qué en pesaba a sentirse en el aire al ser principios de octubre, sólo tenía que subirle a la calefacción y ya; problema resuelto, tomó un nota mental, tendría que agradecerle a Kaori por haberle encontrado un buen apartamento para él. Encendió la cafetera para poder empezar bien el día, se había dado cuenta que desde que llegó a Italia, el café se hizo su aliado para todos los días. En Japón no lo tomaba para nada, en vez de eso su madre que era muy estricta cuando se lo proponía, lo obligaba a tomar té. Pero ahora ella no estaba con él y podía disfruta de aquel sabor amargo todos los días, lo dulce no era lo suyo; talvez fué por eso que se le hizo más fácil aceptar la cafeína y más cuando era lo único que bebían en el comedor en las épocas de frió.
Dejo la cafetera hacer lo suyo y fue hacía la puerta principal de ese apartamento, abrió la puerta y miró hacia abajo en la entrada, se agachó para tomar el periódico que se encontraba enrollado por una liga en el suelo. Regreso dentro de su hogar cerrando la puerta tras de sí; mientras quitaba esa liga qué permitía mantener esas hojas de papel en forma tubular. Lo desenrolló y en la primera planta se encontró algo no tan agradable; lo qué decía lo hizo fruncir el seño y una mueca de desagrado invadió su rostro. Pasó las páginas hasta la sección de deportes y sí; se encontró con el mismo título en letras grandes color rojas y elegantes en el idioma italiano. Al llevar 3 años viviendo en esa ciudad había aprendido muy bien ese idioma.
Tomó el periódico italiano y arrugó las hojas sintiendo la impotencia de negar aquél artículo que estaba impreso en esa página.
( Sólo es por un tiempo, sólo es por un tiempo ). Se repetía a sí mismo.
( Sólo un poco más y podrás olvidarte de esta humillación ).
Trató de tranquilizarse respirando profundamente mientras aún seguía tomando entre sus manos aquel periódico. ¿Pero cuánto tenía qué esperar para qué eso terminara? Miró a un lado de él dónde un gran ventanal lo dejaba ver la hermosa ciudad siendo iluminada por el sol; pensando una respuesta favorable.
Fué sacado de esos pensamientos al oír la alarma de la cafetera la cuál ya tenía listo el elixir que le ayudaría a olvidarse un poco del asunto. Mientras se dirigía a su pequeña cocina un par de preguntas pasaron por su mente.
(¿Lo habrá visto también? ¿Cómo se lo habrá tomado?).
Sacudió la cabeza para olvidar el asunto y esas preguntas sin importancia.
Steve- Eso a mí qué me importa - dijo sirviendo la bebida caliente en una taza y dando un trago a está, pero una mueca de desagrado se hizo presente en su rostro y el sabor amargo invadió su paladar.
Steve- Maldita sea olvide ponerle un poco de azúcar - maldijo por lo bajo mientras tomaba el recipiente con el azúcar.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Algunos kilómetros de allí, más específicamente a las afueras de la ciudad. Una chica de cabello castaño y ojos color chocolate terminaba de poner la mesa, para qué una ojiazul desayunará después de salir de la ducha debido a qué acababa de entrenar.
ESTÁS LEYENDO
" El Mejor Juego De Mí Vida "
FanfictionEl futbol no siempre fue uno de los deportes favoritos de Japón, pero eso cambió con la llegada de el talento juvenil de esta generación. Las emociones a flor de piel, la lucha y la ambición de ser el mejor equipo del mundo hicieron a Japón vibrar...