Capítulo 2: Baja defensa.

430 66 8
                                    

Cuanto más tiempo sentía aquellos sedosos labios rozando los suyos, más perdía la razón. Una parte de él tenía miedo, miedo de lo que pensase su padre si alguna vez se enterase de esto, otra parte... tenía odio, odio por haber visto a Kuroo ligando con chicas en el bar de la universidad o en la cancha de voleibol tras acabar algún partido, pero no podía decirle nada ni reprocharle, él le había dejado y era libre para hacer lo que quisiera, aun así, le dolía y era algo que callaba y sufría en silencio. Sin embargo y pese a todas esas emociones, una sobresalía frente al resto. Estaba contento de estar allí, feliz de tener los labios de su ex una vez más, de poder disfrutarlos aunque fuera una última vez.

- Espérame aquí, voy a ir a por una sudadera. Estás temblando – susurró Kuroo sin poder apartar el roce de sus labios.

- E-estoy bien – intentó hablar el rubio, aunque las palabras se le habían quedado un poco enganchadas. No se había esperado aquel beso – no tengo frío es que... me has pillado por sorpresa.

- No es cierto, me he acercado muy lentamente a ti – sonrió el moreno.

Debía admitir que hasta al propio Kuroo le había sorprendido aquella acción. ¡Claro que quería besarle! Nunca había podido olvidarse de su ex pero... no quería besarle así sin más, por eso había hecho su primer movimiento con mucha lentitud, rozando su mejilla con el pulgar primero casi como si le pidiera permiso para acercarse, acortando la distancia lentamente y rozando primero su labio inferior con el superior de Tsukki antes de atraparlo en aquel dulce beso. Le había sorprendido que él no se retirase, que lo aceptase así sin más.

- ¿A qué has venido, Tsukki? – preguntó entre susurros, con sus labios aún pegados a los de ese rubio que no dejaba de temblar por las miles de emociones que sufría su cuerpo.

- Yo... no lo sé. No sé qué hago aquí.

- Creo... que es mejor que vuelvas a tu casa del Karasuno y descanses. Te prestaré un paraguas. Puedes tomarte el chocolate antes de irte si quieres.

¿Le estaba rechazando? Abrió los ojos con inmensidad al darse cuenta de que Kuroo trataba de quitarle del medio. Primero su novia le dejaba y ahora... hasta el chico por el que siempre había sentido el amor más intenso le echaba a un lado. No podía permitir que simplemente le echase ahora de la casa, que le alejase una vez más, no podría soportar ese dolor pero... conocía bien la debilidad de Kuroo.

- Tetsu – susurró la abreviación del nombre del moreno, ésa que sólo utilizaba cuando realmente se abría a él, cuando bajaba todas las defensas – no me dejes... solo esta noche – susurró con cierto rubor en las mejillas.

Una palabra. Una única palabra era la que desmoronaba todo su mundo. Tsukki solía ser paciente y frío, no era de los chicos que mostrasen emoción, ni siquiera cuando jugaba al voleibol. Siempre se refería a él por su apellido, incapaz de pronunciar su nombre, aunque era algo que le daba igual puesto que todos le conocían por el apellido, sin embargo, cuando pronunciaba su nombre, todo su mundo se venía abajo, su coraza se resquebrajaba y sabía que entonces... estaba perdido, a merced de la inteligencia de ese chico.

- Maldita sea – apartó la mirada Kuroo hacia otro lado para intentar evitar en el embrujo de Tsukki, pero ya era tarde, sabía que había vuelto a caer – puedes quedarte, pero sólo esta noche.

Por suerte para él, Kenma ya debía estar encerrado en su cuarto aunque dudaba que estuviera durmiendo. Seguramente habría vuelto a encender el juego, pero... al menos el resto de sus compañeros estaban por ahí de fiesta. No deberían enterarse de nada y eso le calmaba.

Apuntando a la luna (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora