Capítulo 10: No soy suficiente

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Lo último que vio del moreno fue la profunda reverencia que hizo hacia su padre tras finalizar la cena conmemorativa. Había comentado que debía irse casi de inmediato, por lo que Kuroo esperó junto a ellos hasta que trajeron su coche, despidiéndose allí mismo y observando el vehículo marcharse.

- Vamos, te acompaño a casa.

Aquellas fueron las palabras de Kuroo hacia un sorprendido Tsukki. Él nunca había necesitado que le acompañasen, no era una damisela que necesitase ese tipo de atención, pero aun así, reconocía que le gustaba lo atento que era Kuroo siempre.

- Oye, Tetsu – susurró su nombre.

- ¿Sí?

- ¿Has estado a gusto con mi padre?

- Tu padre me confunde un poco en ocasiones. Me habla de chicas como si fuera mi propio padre pero lo raro... es que nunca he hablado de chicas con mi padre – sonrió, aunque había una cierta tristeza en su mirada.

- Lamento lo de tu padre, sé que tenías ganas de verle.

- Da igual. Supongo que estaba ocupado.

¡Siempre esta ocupado! Es lo que le habría gustado decir a Tsukki, pero decirlo habría hecho más daño aún a ese chico que tanto amaba y tanto le importaba. Aún recordaba el año en el que estuvieron juntos pese al secreto, nunca conoció al padre de Kuroo, él jamás se presentó en la universidad, ni siquiera le felicitó el diecisiete de noviembre para su cumpleaños, tampoco asistió jamás a un solo partido, ni siquiera los importantes y en verano... ¡No estaba seguro si al final le recogió para irse juntos! Kuroo le dijo que iría a por él, pero no volvieron a hablar de aquello.

En cambio, el padre de Tsukki apreciaba demasiado a Kuroo, tanto que hasta Tsukki se sentía un poco desplazado por tanta atención. Era como el hijo perfecto que deseaba tener y nunca tuvo. Era irónico que para el padre de Kuroo... su hijo no fuera suficiente y para el de Tsukki, fuera el hijo perfecto, dejando en mala posición a sus dos hijos biológicos.

Caminaron en silencio todo el camino, tan sólo escuchando un par de largos suspiros por parte de Kuroo. ¡Debía estar agotado! Lo notaba además por los bostezos que a veces dejaba escapar pese a cubrirse la boca con la mano.

- Entrenas demasiado – le comentó Tsukki de pronto, lo que hizo que Kuroo le mirase primero algo confuso, con la mano aún cerca de su boca tras haberla cubierto tras el último bostezo, pero enseguida le miró de reojo, con ese toque seductor tan propio de él.

- ¿En serio? ¿Por qué crees que entreno demasiado?

- Tus brazos... tienes moratones del bloqueo de los saques.

Por primera vez en mucho tiempo, Kuroo desvió sus ojos a esos brazos que como bien decía Tsukki, eran el mejor bloqueo del Nekoma. Sus antebrazos estaban amoratados y algo enrojecidos por los impactos del balón a la fuerza con la que recibía los saques.

- Eso no es nada – sonrió Kuroo quitando importancia al asunto.

- Y deberías dormir más. ¿Cuándo fue la última vez que dormiste al menos ocho horas seguidas?

- Antes de la universidad – sonrió sin siquiera tener que pensar – tengo demasiadas cosas que hacer y estoy en época de exámenes.

- Tú siempre estás haciendo algo, Kuroo, te pondrás enfermo.

- Bueno... soy un gato, ¿recuerdas? Tengo siete vidas.

- Vete al diablo – se quejó Tsukki al ver que no le hacía caso a su advertencia – acabarás colapsando de tanto esfuerzo. No puedes ser siempre el hijo perfecto.

Apuntando a la luna (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora