Capítulo 8: Bajo las gradas

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Los besos se volvían cada vez más fogosos. Por momentos, olvidaban el lugar donde estaban o las intempestivas horas. En la mente del rubio, la idea de que Kuroo pudiera utilizar aquel lugar en otras citas le dolía, pero intentaba no pensarlo, no quería desperdiciar el momento con él.

Decían que la universidad daba la oportunidad de hacer locuras además de sacarse una carrera y preparar su futuro. Kuroo era exactamente eso... una gran locura, pero una de la que estaba enamorado. ¿Por qué nada era fácil en su vida?

- ¿Por qué no bajas? – susurró Kuroo con sus labios pegados a los de su amante.

Tsukki dejó escapar una mueca sonriente. Ese chico era increíble, lo preguntaba cuando realmente lo estaba deseando, pero al rubio le preocupaban algunas cosas, entre ellas, con cuántas se habría acostado.

- Estoy sano – escuchó de boca de Kuroo, seguramente al ver su cara de indecisión y preocupación – suelo hacerme las pruebas y me protejo siempre, no llego a tanto con desconocidas... al menos no dejo que... ya sabes... que la chupen. Sólo... preservativo, meter y sacar, nada más.

Aquello fue un alivio para Tsukki. Estaba claro que Kuroo era todo un "Don Juan", no podía evitar que la gente se sintiera atraída por él y sobre todo... que él tuviera necesidades, pero seguía siendo el mismo chico cuidadoso de siempre y sabía dónde estaban los límites.

- A mí me dejas.

- En ti confío – confesó Kuroo – siempre te he querido, contigo haría cualquier cosa, no eres un desconocido más ni una necesidad de cinco minutos.

¡Se acostaba con otras personas! Eso se lo confirmaba el moreno, pero saber que había límites que sólo cruzaba con él, le hacía sentir especial, incluso cuando le había roto el corazón, él seguía siendo ese chico amable y protector. Era imposible no caer en sus encantos.

Algo ruborizado, bajó de los muslos del moreno donde estaba sentado y se arrodilló a su lado. Agachó la cabeza con lentitud, observando esos dedos tomar el dobladillo de su pantalón y desabrocharlo. La tela se deslizó y Tsukki le ayudó con ello, dejando finalmente el miembro del moreno al descubierto.

Pese a que Tsukki acercó su boca a la punta del miembro del moreno, éste movió su mano hacia el bolsillo del pantalón, ahora casi por sus rodillas para buscar un preservativo. No iba a utilizarlo ahora, pero si seguían adelante con eso, desde luego lo haría.

Lamió con mucha lentitud, todavía algo dudoso y temeroso por las repercusiones si alguien se enteraba de algo semejante. Si el rumor de que tenía una relación con alguien de su mismo sexo llegase a oídos de su padre... ¡Estaba muerto! Quizá debió contárselo a Kuroo en su momento, quizá debía hacerlo ahora pero... pensó que alejarse sería lo mejor, seguramente porque Kuroo habría peleado hasta el final y porque su padre se habría acabado enterando, algo para lo que no estaba preparado todavía. ¡Tampoco fue fácil romper con él! Más cuando le amaba con toda su alma. ¿Cómo no amarle? Era el chico perfecto... así lo veían los ojos de Tsukki.

Kuroo echó la cabeza atrás para relajarse. Todas y cada una de sus palabras eran ciertas, jamás había permitido a nadie hacer lo que le dejaba o le pedía a Tsukki, con él tenía una relación mucho más allá que con cualquier otro, pero no podía dejar de pensar que sólo era eso... un ex novio. De ahí no pasarían y pensar en eso, le deprimía. Era como encontrar a tu media naranja y que ésta... hubiera salido rebelde y se negase a encajar. Había encontrado esa mitad que le completaba y le hacía sentirse el hombre más afortunado de todos... sólo para darse cuenta de que jamás podría estar completo del todo, nunca podría tenerle como antes.

Cerró los ojos y trató de apartar esos pensamientos. Debía pensar en él ahora y en esos pocos momentos que tenía para sentirse completo. A veces se decía a sí mismo que con eso bastaba, otras veces... no era suficiente. Le quería a él siempre en su vida, las veinticuatro horas pero simplemente... era un imposible. Como él decía, un gato jamás alcanzaría a la luna por mucho que la mirase todas las noches.

Apuntando a la luna (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora