¡Ligón! Ésa era la palabra que a Tsukki le venía a la mente cada vez que pensaba en Kuroo. Quizá él no se daba cuenta de lo atractivo que era en realidad o puede... que simplemente fuera su carácter extrovertido y amable lo que hacía que todo el mundo cayese a sus pies. Pudo observar claramente desde su mesa cómo abría la puerta y la sostenía con galantería a su cita para que pasase antes que él y cómo agradecía a la camarera por el servicio y le guiñaba un ojo en señal de complicidad. ¡Esa camarera debía estar chorreando ahora mismo por él! ¡Hasta él lo estaba y el guiño ni siquiera iba en su dirección!
Por el cristal podía ver a la pareja caminar con tranquilidad, sonriéndose como si fueran una pareja de verdad en lugar de una primera cita. Al ver que pasarían por su lado, volvió a agachar la cabeza y miró ese último bocado del pastel, esperando a que pasasen. En cuanto la sombra desapareció, echó un vistazo de nuevo al cristal pero ya no podía verles, lo que significaba que debía moverse con rapidez.
Se comió el último bocado de la tarta y salió corriendo para poder seguirles a cierta distancia. No quería ser descubierto y había dejado margen, más que nada porque sabía donde iban. Aquella facultad era conocida por el hermoso parque que dividía las facultades, pero también... había viviendas de estudiantes al otro extremo. Muchos universitarios pillaban el autobús que circulaba exclusivamente por el recinto universitario y otros... preferían rodear el parque, más si era de noche. Claro que con Kuroo a su lado, esa chica debía sentirse muy segura como para atravesarlo hasta su casa. Lo más seguro es que luego le dijera algo como "no hay autobuses tan tarde" o "me da miedo que te vuelvas solo y te pueda ocurrir algo", así que le invitaría a entrar en su cuarto. ¡Y todos sabían cómo acabaría la noche del capitán del Nekoma!
Debido a su impaciencia y por miedo a perderles de vista, había acelerado tanto el paso, que acabó alcanzándoles, por lo que tuvo que esconderse tras los árboles cercanos al paseo de maderas. Ninguno pareció darse cuenta de que eran seguidos por ese rubio, pero la sangre le hirvió a más no poder al ver cómo la chica pasaba su mano a través del brazo de Kuroo y se agarraba a éste, pegándose más a él.
- ¿En serio, Kuroo? – preguntó en susurro más para sí mismo - ¿Por un maldito polvo?
¡Celos! No tenía miedo a identificar lo que sentía. Tenía celos y envidia de esa chica, de cómo le tocaba, cómo caminaba a su lado, cómo le agarraba el brazo y disfrutaba de esas sonrisas que una vez fueron suyas. Pero... no podía hacer nada o mejor dicho... no quería. ¿Cuánto podía destrozarle la vida a Kuroo? Él se merecía ser feliz y no lo sería a su lado, no con el padre que tenía, no con las decisiones que tomaba. ¡Pero era tan difícil dejarle marchar!
No podía apartar sus ojos de ellos pese al dolor que sufría al verlos. Ella parecía una buena chica y Kuroo... ¿Qué decir de él? Simplemente era perfecto o así lo veía Tsukki. Evidentemente tendría sus defectos pero... él no podía apreciarlos con total claridad.
De toda aquella situación, quizá lo que menos podía esperarse era lo que él mismo estaba haciendo. ¿Desde cuándo era un cotilla? ¿Y por qué deseaba con tanta ansia que su cita saliera mal? No quería que entrase a ese cuarto con ella, no quería verle pasar la noche allí. ¡Él no era así! Nunca había mostrado mucha expresividad y trataba de aparentar que todo le daba igual, pero no era cierto... le afectaba todo lo relacionado con ese moreno.
Ese chico, dos años mayor que él, le traía de cabeza. Sólo por él era por lo que había caído tan bajo como para ir tras ellos y espiar en su cita. Ahora lo único que podía hacer era tratar de no ser descubierto o le daría motivos a Kuroo para reírse de él por sus acciones. ¡Era lo que le faltaba si eso llegaba a ocurrir! Con esa idea en mente, pensó en retirarse antes de que fuera demasiado tarde, pero luego recapacitó. ¡No podía irse con la duda de qué ocurriría al final! Pese a saber que Kuroo no había estado un año sin relaciones precisamente, menos tras ver el cajón de su mesilla lleno de preservativos y lubricantes.
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Apuntando a la luna (Haikyuu)
أدب الهواة¡Sólo era su ex novio! Tsukishima le había dejado, utilizado y tirado, pero en aquella lluviosa noche, observándole mojarse y deprimido como estaba, sentado en el bordillo de la acera y sin querer marcharse, no pudo hacer otra cosa que abrirle la pu...